Si él te besó es por algo

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Estuvo mal y lo sé. Dejarme llevar por las hormonas nunca fue lo mío, ni siquiera sabía que ellas aún tenían esa clase de efecto sobre mí, no después de lo que pasó con José pero, luego de pasar una de las peores noches de mi vida meditando sobre todo lo que hice con Ash me di cuenta de todo. Después de esa sesión de besos que nos dimos en su auto fuimos directo a comer, ninguno de los dos dijo nada sobre lo que pasó en el estacionamiento y yo, estúpidamente, en ese momento pensé que era una buena señal, algo así como que no había incomodidad por su parte. Ahora, después de haber tenido al menos unas cinco horas sin dormir y solo meditar, me doy cuenta de lo tonta que fui. Claro que no dijo nada, ¡Sí! Es cierto que dijo que le gusté desde que me conoció pero, yo apenas le conozco, no puedo asegurar que todo eso que dijo no fuese obra de una estupenda actuación porque, si él hubiese sido sincero con todo eso, ¿Por qué no me pidió que fuera su novia, o una cita tal vez?

No hace falta decir que mi apariencia de la mañana del martes era más que espantosa. Ojeras y ojos hinchados, pelo que simulaba un nido de pájaros y la cara demasiado pálida debido a la falta de sueño. Después de tomar un largo baño de agua caliente y vestirme con unos jeans simples, mis lonas de siempre y una polera gris una talla más grande, tomé mis cosas y salí de mi casa. Todavía no sabía qué era lo que mis padres habían hecho con mi auto así que me fui en bicicleta hasta la escuela, no quería tener que pedirle a alguno de mis amigos que me llevara porque entonces preguntarían que me había pasado.

-¡Valeee…!- fue lo primero que escuché al llegar, ¿Por qué tengo tan mala suerte? Con mucha suerte logré alejarme de Vicky antes de tener que dar alguna explicación por mi apariencia, perdiéndome entre el gentío de alumnos que empezaba a acumularse en los pasillos del recinto. Sabía que en algún momento tendría que hablar con ella pero estaba dispuesta a posponer ese momento tanto como me fuera posible y, con eso en mente, tomé las cosas de mi casillero rápidamente y me fui directo a la biblioteca.

La primera hora de clases había comenzado ya hace varios minutos pero yo ni me molesté en salir de mi escondite, en cambio tomé mis cosas y me moví hasta quedar sentada entre las repisas llenas de libros, de forma que la bibliotecaria no me amonestara por saltarme una clase. Así pasé el resto de la mañana, solo saliendo para encontrarme a algún compañero de las clases que me salté para pedirles las tareas que nos habían dado, terminándolas esa misma mañana ya que me quedaba bastante tiempo libre. Para la hora del almuerzo salí unos minutos antes de que la campana sonara, compré algo ligero para comer y me senté entre unos árboles que me ocultaban de la vista de todos, lejos de la cafetería.

Las clases ya estaban casi por terminar, ¡Lo había logrado! Y estaba feliz por no tener que darle explicaciones a nadie. Casi llegaba a las puertas del recinto, tarea que se hizo fácil desde que aún faltaba un minuto para la salida y no había ningún estudiante en los pasillos pero algo me hizo detenerme… cabello rojizo, ojos azules, cuerpo bien trabajado; Ashton.

-¡Hola Valentina!- me dice éste acercándose, con una media sonrisa en su rostro. Miro para ambos lados pero no encuentro a nadie que me pueda zafar de esto, no es como si pudiese gritar por ayuda, eso solo me haría hacer el ridículo frente a toda la escuela. Me giro en 180% para alejarme, pero solo termino encontrándome a unos 20 metros de un par de profundos ojos café… Sam

-Dios, dime… ¿Por qué a mí?- logro soltar en un susurro antes de poder hacer cualquier movimiento para escapar de este par.

       Narra Sam

¡Mierda! Toda la mañana buscando a esa pequeña para disculparme por mí arrebato de ayer (del cual realmente no estoy arrepentido, si debo confesar) y me la vengo a encontrar con ese otro patán. No me gusta nada que ayer se fuera con él pero yo no tengo ningún derecho sobre ella, no es como si yo me pudiera acercar a ella y decirle “Hey, tu cuñado me ha dicho que te ponga un ojo enzima y, como no me gusta lo que veo aquí, vente ahora mismo conmigo”… aunque me tienta mucho tomarla de la mano y, si fuese necesario, arrastrarla lejos de Ashton.

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