Dos días habían pasado ya desde aquella madrugada en la que decidí tomar las riendas de mi vida, y hoy sería el día en el que empezara con el cambio. La verdad es que no recordaba muy bien toda la noche de la fiesta, los mojitos habían sido demasiados y mi mente no procesó todo correctamente, aunque no podía olvidarme del chico que me había hecho cambiar de parecer, aquel que besaba de esa forma tan apasionada... lástima que no lo vería otra vez, solo sabía su nombre, aunque tampoco sería buena idea conocerlo mejor, eso podría arruinar mis planes.
En fin, aquí estaba yo, de camino al centro comercial más lejano que encontré de mi casa, digo, por las dudas, con los ahorros de seis meses completos, ya que yo no era fanática de la ropa todo el dinero que mis padres me daban para ese fin lo guardaba, así como el que recibía para mis viajes con mis amigos, y como eso era lo único para lo que gastaba mis ahorros ya tenía bastante guardado, aunque tendría que sacrificar mi siguiente viaje por un puñado de ropa de marca.
Como tenía tan poca experiencia comprándome ropa "femenina" me aterraba un poco la idea de tener que decidir qué comprar, y mucho menos pensar en que lo que eligiera combinara bien, porque para eso si que no tenía ni una pisca de instinto, pero por suerte el centro comercial al que fui era bastante pretencioso y encontré una vendedora muy feliz de ayudar en la elección. Según ella me llevé lo más IN de la temporada, unos cuantos zapatos de taco de varios colores y materiales, unos cuantos shorts y faldas, blusas y poleras, algo de ropa interior "decente", además de unos cuantos jeans y lonas. Todo en mi nuevo guardarropa parecía sacado de una revista, el problemas es que éste no incluía a la chica que sabía cómo lucir toda esa ropa, pero me gustara o no debía aprender a hacerlo, después de todo había gastado casi todos mis ahorros en esto.
Los dos días pasados luego de la fiesta los había dedicado a investigar la ocasión perfecta para mi primer juego (era como le llamaba a los ataques en contra del enemigo) y con mucha suerte había alcanzado a enterarme de una fiesta que se hacía en casa de Jimmy (el capitán del equipo de fútbol) y ese sería mi momento perfecto para aparecer como Ignacia, una chica muy a la moda y que actuaba exactamente como un hombre quería, yo tenía muchas referencias de eso por las chicas populares de mi escuela, y por supuesto que tendría que actuar muy diferente a como era en realidad porque si se enteraban de que era Valentina jamás me dejarían entrar, nunca se lo permitían a las personas como yo. Es por todo eso que ahora vestía una blusa floral con la espalda cubierta solo con encaje, unos shorts súper ajustados que resaltaban mi trasero, y unos tacos no demasiado altos pero que hacían un perfecto complemento con la cartera. Me había alisado el pelo para que no pudiesen reconocerme por mis ondas, aunque lo había atado en una cola alta, me había maquillado con un poco de delineador y rímel, además de rubor y un labial rojo muy intenso... cualquiera diría que por mi aspecto era una completa experta en todo esto, pero la verdad los tutoriales en youtube habían hecho todo el trabajo, yo era una mera intermediaria entre unas bellas prendas y el trabajo finalizado casi como una obra de arte.
Decidí que tomar un taxi sería lo más apropiado, aunque llegase en mi auto a unas cuantas cuadras, algún curioso podría reconocerlo y advertir al resto de mi mentira, así que me subí al auto y espere algo nerviosa hasta que llegamos a la entrada de la casa. Para entonces ya eran pasadas las doce de la noche y la fiesta estaba muy encendida. Como jamás había ido a una no sabía que esperar de ella, y ahora que la veía los pocos nervios que sentía se habían convertido en un manojo de nudos alojados en mi estómago, pero me obligué a olvidarlos y concentrarme en mi plan, y decidida a lograr mi objetivo puse la cara más coqueta que se me ocurrió en ese momento, aunque creo que sin mucho éxito, y me acerqué al chico que estaba en la entrada de la casa revisando la lista de invitados. Sé muy bien que lo que le convenció de dejarme entrar no fueron mis nulas habilidades para el coqueteo (las cuales esperaba que mejorasen con la experiencia que ganaría) sino la impresión que le di con mi look, el cuál al parecer había sido muy bien escogido.
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Juegos traviesos
Подростковая литература-Una mujer y veinte hombres encerrados en una habitación no suena nada bien, aunque desearía poder decir que esa es la peor parte. Pero no, aunque después de todo yo me busqué llegar hasta este punto, y más aún, conseguir lo que será el peor final p...