Campamento, excursiones y un extraño (parte 2)

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Me giré para ver cómo mis amigos se quitaban la pereza, al igual que yo, debido al viaje de una hora en bus. Claro que podríamos haber ido en auto pero eso resultaba más agotador para el que conducía además, nos perdíamos la caminata de una hora que había entre el terminal y el lugar de camping. Nos levantamos los tres al mismo tiempo, luego de esperar que bajaran los demás pasajeros, y fuimos a buscar nuestras cosas y cuando el asistente había encontrado mi mochila un chico la tomó de sus manos antes de que pudiera decir alguna cosa.

-¿Cuál es tu problema?- le dije tomándolo del brazo para que volteara.

-¿Disculpa?- me dijo levantando sus cejas en señal de consternación –cuál es tú problema-

-En este momento mi problema eres tú, claramente. ¿Qué pretendes hacer llevándote la mochila de alguien más?-

-Pero si esta es la mía-

-Si eso es cierto entonces muéstrame lo que tiene- le dije cruzándome de brazos como una niña pequeña.

--¡Bien! Pero luego te disculpas cuando veas que te equivocaste-

-¡Ja! Como si eso fuese a suceder…- y entonces el acomodó la mochila entre sus piernas y comenzó a abrirla. Cuando logré ver la prenda que estaba primero me extrañó, era algo naranjo y yo, ciertamente, no tenía nada de ropa de ese color porque no me agradaba mucho, entonces escuché las voces de mis amigos a lo lejos, me gritaban algo que no comprendía pero ellos se estaban acercando.

-¡Vale! Encontramos tu mochila, se la estaba llevando el anciano que golpeaste en la pierna- me dijo Vicky casi llegando a mi lado. Pero… un momento, si ella tenía mi mochila entonces…

-Yo…- le dije al extraño volteándome para verlo, pero no pude levantar mi cara porque el rubor que me cubría era muy intenso, podía sentir como subía la temperatura de mi cara, por la vergüenza.

-¿Si?- le escuché decir con un tono de burla –Bien, espero mi disculpa, te equivocaste justo como te dije-

-Lo siento, de verdad. Mi mochila no es tan común entonces pensé que te la llevabas…- me estaba costando algo de trabajo tragarme mi orgullo y no quería seguir hablando con él. Sin pensarlo mucho me alejé del extraño en dirección a mi amiga, entonces le arrebaté la mochila de sus manos y la tomé del brazo para que nos alejáramos.

-¿Cuál es tu problema, por qué no pudiste llegar antes? ¿Eh?-

-Hey, ten cuidado que me estás lastimando, debes tratar con más cuidado a esta rosa- me contestó ella juguetona, aligerando el ambiente.

-Discúlpame, es que me he equivocado de bolso y estaba discutiendo con ese chico, pero resulta que sí era el suyo- le comenté con una mueca de disgusto en mi cara, al recordar la escena.

-¿Hablas de ese dios pelirrojo con el que hablabas hace un rato? Estaba bastante bueno- habló mordiéndose el labio.

-¿Qué? No, bueno no lo sé, no lo vi realmente…- mi amiga me sorprendía a veces, ella podía ser tan antisocial como yo pero eso no le impedía comerse con los ojos a los chicos que consideraba atractivos, en ocasiones los miraba tan descaradamente que yo pretendía que no la conocía para que no pensaran que estaba tan loca como ella. Decidí ignorar las palabrerías que ella me seguía diciendo, cosas como “no puedo creer que no lo notaras” o “seguramente te caíste de la cuna cuando eras pequeña porque, definitivamente, tu cabeza no funciona bien”, pero eso eran puras cosas sin sentido para mí, entonces me giré sobre mis talones para dejarla hablando sola e ir al encuentro de Pato, a quien encontré comprando algunos frutos secos en un pequeño kiosco que estaba en la salida del terminal, entonces me acerqué para comprar una botella con agua y luego de eso comenzamos nuestra caminata hacia los pozones.

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