Perspectiva de R.G. Capdevila

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Texto original. Propiedad intelectual de RGCapdevila

Tengo que confesar que cuando me pidieron participar en esta dinámica de autores del caos y plasmar mis experiencias sobre toda esta última fase de nuestras vidas, el covid 19, me sentí muy bien pues la verdad hace rato que quiero desahogarme sobre el tema y te advierto querido lector, que mi lápiz no se encuentra muy contento.

Mis experiencias con el covid han sido básicamente una montaña rusa, pues reconozco que al principio me sentí genial sabiendo que con la cuarentena se suspenderían las clases y tal, pero luego..... Bueno, choqué con la realidad a 100 mph.

Me considero un buen estudiante la verdad, y rara vez he tenido problemas en mi vida escolar a pesar de que soy una tecla desafinada en el piano de la sociedad, soy de esos q le dices ve por la derecha y se va por la izquierda (Lol). Mi único motivo para alegrarme por la instauración de la cuarentena es que estoy en esa fase en la que quieres ir a tope por la vida, disfrutar de tu juventud mientras acabado. El cruel paso del tiempo no perdona cuando se trata de robar nuestra juventud, y la vida es una; hay que vivirla porque es muy corta. Pero al darme cuenta que la cuarentena no solo cerraría las clases sino también las discos, prohibiría las fiestas y todo contacto social en grupo la verdad me sentí impactado. Ahora que había acabado el servicio militar (obligatorio en mi país) e iba a comenzar a divertirme de nuevo, la uni se había pospuesto por la cuarentena, tenía que quedarme en casa... aislado como todo el mundo.

Entonces comencé a transitar por las cinco fases de la aceptación de algo traumático, la primera fue la negación.

Me negaba a creer que la humanidad estaba condenada a una reclusión sistemática, a ser islas en nuestro propio mundo. Era algo verdaderamente traumático para mí pues no sé en tu país querido lector, pero aquí en Cuba, podemos vivir sin oxígeno pero no sin fiesta.

La segunda es la ira, estaba tan enojado por la situación que me volví verdaderamente irascible, me enojaba (lol) con todos en casa, estar encerrado con la gente que más quieres no te releva de querer arrancarles la cabeza de vez en cuando, la convivencia es algo difícil en sujetos sometidos a un espacio limitado, como los astronautas. Pero gracias al cielo poco a poco mi enojo fue pasando para entrar a otra etapa.

La negociación, esta fue una etapa muy interesante la verdad, es la etapa en la que te importa un carajo la cuarentena y quieres salir, negocias contigo mismo para tratar de convencerte de que no pasa nada, si salgo solo un par de horas.... ¿Qué puede salir mal?

Mucho lector mío, no te lo aconsejo de verdad. Tuve q huir de la policía varias veces por estar violando el toque de queda y a mi primo (otro como yo) llegaron a arrestarlo incluso (lol, yo corrí más rápido; luego tuve q ir a sacarlo).

Entonces caí en la fase más terrible, el poso de la depresión...

Cualquiera de mis conocidos podría darles testimonio de lo jodido que me sentía. No quería hablar con nadie por Whatsaap, no quería hacer nada; sentía que mi vida se había quedado a la deriva, que había perdido mi propósito y mi rumbo. Antes me alegraba de la interrupción de las clases, pero ahora extrañaba el rose, la interacción con mis semejantes. La verdad lo veía todo tan negro que dudaba que la pandemia pudiera ser controlada nunca, dudaba poder graduarme antes de jubilarme.

Pero entonces recordé querido lector, que la esperanza es lo último que se pierde, y finalmente llegué a la fase de la aceptación.

Entonces comprendí lo que quiso decir Celia Cruz (una de las más grandes artistas de mi país de todos los tiempos) cuando dijo que la vida es un carnaval. Para qué gastar mi tiempo y energía en deprimirme si podía adaptarme y seguir disfrutando la vida.

Volví nuevamente a ver la vida color de rosa como siempre (bueno, rosa, rojo, azul, verde y cualquier otro color de las luces de la disco) ... Volví a hablarle a mis amistades, creé una cuenta de wattpad para compartir mis novelas con el mundo (dejé de ser apócrifo, ahora mis novelas estarán disponibles para todos y no solo para mis amigos) y me anoté a clases de baile en un grupo reducido y con todas las medidas claro está. Ahora gracias al covid estoy más explosivo que nunca, ahora no solo bailo reguetón sino también salsa, merengue, bachata, kisomba, rumba...

Así que este es mi consejo querido lector, el consejo de un humilde cubano amante de la fiesta y el daiquirí de esta hermosa isla caribeña:

"(...) Y ya ves, que al final,

siempre aparece algún planeta que habitar.

Mira bien, y verás,

detrás de las montañas siempre canta el mar

Sueña una isla, si estás perdido;

si en las noches faltan mapas donde anclar.

Busca en la brisa, voces iguales,

si en la orilla nunca encuentras la verdad. (...)"

)"

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