Perspectiva de Sumy

54 15 23
                                    

Texto original. Propiedad intelectual de Sumy64

¿Por dónde comenzar?, por el principio, obvio.

La felicidad que sentía de comenzar a estudiar al fin enfermería, en mí pecho sentía el orgullo, ¡al fin!, luego de años de tener que sobrevivir a alguien que machacaba mi cabeza, al fin logré comenzar a forjar mí futuro.

Pero todo se cayó, no era raro en mi vida que todo lo que me proponga se vaya al carajo. Respiré, me calmé y sólo dejé que todo pase, seguramente era una etapa al que el mundo debía sobrevivir.

Lo que más miedo me daba no era esa pandemia, lo que más me acobardaba era convivir obligadamente bajo el mismo techo de mí actual martirio: el padre de mis hijas.

Hay una frase que es usada por la gente con la materia gris arruinada, "si no te pega podés escapar, no es para tanto". No es para tanto... sólo te vas y listo.

¿Ustedes saben lo que es la paranoia?, vivir con la cabeza en una constante alerta, no poder mover un pie porque alguien te lo vigila, que tu familia apoye más a quien te daña, que a vos. Bueno, sola, sola con mis hijas, Atenea de once y Noah de cuatro, ellas fueron — aún lo son — mí sostén en toda mí porquería de vida.

Comenzamos tranquilo, una convivencia "relax", hasta que sus rabietas eran más frecuentes y las mías de querer ser libre fueron peor.

Llegó el gran día: la separación.

Al fin lo que tanto esperé se logró, no se dan una idea mi felicidad, fueron cadenas pesadas que cayeron al suelo. ¡Pero Hey! ¿Prensaron que eso era bueno? No, gente, mi vida no es así, siempre hay algo que se mete en la rueda de la bicicleta. Ahora debía sobrevivir con dos centavos, debía seguir viviendo en la casa de él, en sí, de su madre, en una casilla (casa de madera precaria), sin baño, el frío, el calor extremo, todo lo que tenía, la vida que tenía a diario en ése lugar, que según una "gran amiga", es lo que me merecía por haber tenido otra hija.

Los días pasaron, me aferré a mis hijas e intentar no perder la cordura, al menos la poca que me quedaba. Con la más grande de mis hijas comenzamos a hacer videos en YouTube, historias ficticias, eso nos distraía, y yo comencé a aprender a editar videos, me hacía bien estar junto a ella. Luego me adentré en el mundo del kpop, si ya bien me gustaba BTS, ahora se había incrementado en mí sangre, me hacía bien, me distraía, lo necesitaba, necesitaba un respiro de mí realidad. Cree un mundo ficticio, un amor ficticio, una vida paralela dónde allí tenía unos dieciocho años y la vida que llevaba era momentánea.

Todo iba bien, él ya se había ido. Vivía abajo en la casa de su hermana, entonces casi no lo veía. Teníamos un par de roces y palabras fuertes, pero cada día me hacía más fuerte ante él. Aunque las cadenas del desempleo, del poco dinero, de la precariedad de la casa, de no tener mi carrera, y de estar sola estaban aferradas a mí espalda, brazos, piernas. Aun así, nunca fui tan libre.

Conocí nuevas personas, personas maravillosas en WhatsApp gracias a los grupos de Army — fans de BTS — de todos los países. Comencé a sentirme mejor, abrí una cuenta de wattpad y dije "¿por qué no?". Así que comencé a escribir, algo que ya hacía de muy chica, pero no correctamente. Me metí en un nuevo grupo de WhatsApp sólo de escritoras de wattpad para BTS, allí conocí más personas, las cuales hasta el día de hoy siguen presente y son parte de mí felicidad, a distancia estuvieron en mis momentos de ahogo. En mí país, de eso grupos conocí dos chicas Army, nos hicimos amigas casi de inmediato, compartimos el día a día, parecíamos estar destinadas. Hoy una logró su sueño de ser mamá, está a medio camino de su embarazo. Y la otra chica sigue con su vida, y sumemos a eso que su pasión por BTS se le nota mucho más.... sus gastos van en aumento.

Lo que más destaco es que mí fortaleza va creciendo gracias a gente maravillosa que voy conociendo, nunca me sentí suficiente ni capaz de agradar a la gente, mis padres me criaron bajo el bullying, bajo un dedo acusador de que hacer algo me llevaba a hacerlo mal porque "una inútil no sabe hacerlo". Comencé a quitarme de mi espalda todo mí pasado y los puñales que me dolían día a día. No puedo decir que soy feliz, no lo soy, pero estoy bien. Mis hijas me eligen día a día, y me protegen, me salvan. Mis amistades a distancia me sostienen la mano diciéndome cosas que jamás logro entender, porque mi lado autodestructivo siempre me dice que es mentira.

Mi historia pandémica no es muy especial, de hecho, vengo teniendo una pandemia hace trece años, para mí era más de lo mismo.

Estar encerrada sobreviviendo más a mí misma que al exterior. Soy un torbellino de pensamientos.

Soy un fracaso en el amor, un fracaso para armar mi futuro, un fracaso como hija, un fracaso como hermana, un fracaso como pareja ... Pero jamás aceptaré que soy un fracaso como madre, porque me encargué de dejar mi vida a un lado para proteger y criar dos parte de mí que decidí traer para que sean parte de este mundo arruinado: el mío.

Hace un mes caí en depresión, ansiedad, un caos. Pensé que al fin alguien se había enamorado de mí, que ilusa e idiota. No fue así. Luego de palabras bonitas y días tras días vivir en una mentira, desapareció. Tengo algo que se llama apego, vivir de chica el abandono constante y el rechazo, hizo que me apegue a las personas y quiera protegerlas o no ser yo misma con tal de que no se alejen. Y pasó, quedé destruida en un mundo oscuro del cual hacía más de catorce años no me pasaba. Me castigué, castigué mis brazos, mi estómago se castigaba solo, mi cuerpo comenzó a tener reacciones muy fuertes, me estaba muriendo en vida, sólo porque alguien me demostró que pueden jugar con mí cabeza de una manera muy fácil....

Hoy estoy, hoy duele menos.

Hoy conocí gente maravillosa, una vez más.

Hoy soy mi propia resistencia, hoy me uno a quienes son una resistencia.

Hoy resistimos a todo, porque somos nuestros héroes, porque puedes estar rodeado de personas, pero la decisión de salir de tu mierda está en vos.

La pandemia nos forjó, nos amoldó a más de uno, nos hizo valientes y capaces de soportar las peores tormentas: las mentales.

Así que, sigamos resistiendo.

"Esto también pasará..."

"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Somos la Resistencia - Covid 19Donde viven las historias. Descúbrelo ahora