Texto original. Propiedad intelectual de adaesther97
¡La vida es una sola! Es lo que decían mis compañeros de la universidad antes de salir de juerga y regresar al amanecer después de una noche loca. Muchos no nos damos cuenta que la vida es una sola. El tiempo pasa y el afán de cada día a veces nos aleja de las cosas que importan. Una puesta de sol, carcajadas entre amigos, reuniones familiares, fotografías imprevistas o simplemente admirar una noche llena de estrellas.
El coronavirus llegó y nos alejó de todos esos pequeños detalles tan bellos que no sabíamos que significaran tanto. El terror de salir a la calle inundó nuestro cuerpo, las sonrisas se volvieron lágrimas de tristeza, las reuniones familiares son literalmente prohibidas por el temor a contagiarnos, las fotografías son meros recuerdos y las noches estrelladas se volvieron eternas esperando en el pasillo de un hospital.
¡Que vida más cruel! Dijo mi hermana al mes de estar encerrada en cuarentena entre las paredes de la casa y en ese momento entendí. La vida no es cruel. Simplemente no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos. Perdón. Corrijo lo antes dicho. Sí sabemos lo que tenemos, solo que nunca pensamos que en algún momento de nuestra vida lo perderíamos. La desesperación pasó a ser nuestro pan de cada día y las malas noticias algo rutinario.
¡Ya no aguanto más! Exclamé yo cuando el almanaque señalaba 31 de diciembre del 2020. Es increíble como el tiempo pasa y no nos damos cuenta. ¿Dónde quedaron las risas? ¿Acaso el ser humano está destinado a llorar lágrimas de sangre? Y si es así, ¿durante cuánto tiempo? Necesito. Una. Salida. Una salida a esta realidad tan cruda y triste que me rodea. Alejarme del ambiente doloroso que veo a través de las cámaras en la televisión.
Y ahí es cuando tengo una idea. Si no puedo salir a la calle, me quedaba solo una opción. Embarcarme en el mundo de los libros. Alojarme en la mansión de la fantasía, el romance, el terror, el misterio, la aventura. Necesitaba hacer un viaje sin pasaje de regreso. ¡Y que viaje! No me refiero simplemente a leer un libro. Al contrario. Este viaje venía con una maleta de más. La autoescritura.
Tomé mi computadora y dejé que mis dedos se movieran libremente por la superficie de las letras como si fueran las suaves teclas de un piano nuevo, listo y preparado para estrenar en una noche de concierto. Millones de ideas comenzaron a entrar a mi mente como catarsis. ¡Era la gloria! Lo complicado llegaba después. Seleccionar la idea y desarrollarla. ¡Este era un enorme reto! Las horas pasaban y yo no me daban cuenta. Una experiencia completamente nueva.
Mis padres y mi hermana a veces fruncían el ceño por mis risas al escribir una escena o por mis lágrimas cuando el capítulo era doloroso. Es increíble las experiencias y sentimientos que afloran cuando se escribe con su propio puño y sus propias ideas. Cuando el mundo se está acabando a dos pasos fuera de la puerta de mi casa, yo sigo escribiendo. Mi hermana se emocionó al escuchar mis historias cada noche antes de dormir. Mi mamá se reía de las locuras que quería escribir y mi papá tomaba fotografías o videos cuando quería representar una idea con ayuda de mi hermana menor. Mis amistades comenzaron a bombardear mi teléfono en busca de mis historias alocadas y mi pobre perrito me miraba desde la puerta de mi habitación diciendo "Estos humanos están locos de remate".
Pero así como decían mis compañeros ¡La vida es una sola! Así mismo digo yo después de estar encerrada casi dos años dentro de mi casa. La vida es una sola y tenemos que aprender a vivirla aún encerrados en nuestros hogares. Las sonrisas volvieron a casa, las lágrimas ya no son tan seguidas, las reuniones familiares las hacemos a través de videollamadas, la desesperación pasó a ser un mero recuerdo de este tiempo tan malo y las fotografías con mi familia formaron nuevos recuerdos de palomitas quemadas, glaseado en el cabello y guerra de almohadas.
El coronavirus inundó mi país pero eso no impidió que mirara al cielo estrellado en una noche clara con las esperanzas renovadas y con nuevas ideas a dejar plasmadas en una hoja en blanco. Estar encerrada en casa me ayudó a que los regalos no tienen que ser lujosos o muy grandes. Significan una leche caliente en las mañanas, un mensaje de buenos días, un beso en la mejilla de un ser querido, una sonrisa llena de amor y esperanza.
Para las personas que no tienen un rayo de luz, esta es mi experiencia en tiempos de pandemia. Aprovecha el tiempo que tienes rodeado de las personas que quieres y amas. Y aunque no estén cerca de ti, hazles saber que te acuerdas de ellas con un timbre al teléfono, un mensaje o las cartas, las cuales muchos dicen que están pasadas de moda. Ese tiempo especial nunca va a regresar y te aseguro que los recuerdos serán inolvidables. En medio de la desesperación siempre hay una salida, siempre habrá una solución. Yo encontré mi vía de escape. La pregunta es ¿Cuál es la tuya?
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Somos la Resistencia - Covid 19
KurzgeschichtenEn esta historia podrás ver a través de los ojos de diversos escritores. Cómo cambiaron nuestras vidas en base a la pandemia. Y la forma en la cuál logramos subsistir hasta ahora. Cada capítulo es un pedazo de vida que sigue latiendo como parte de l...