T R E S .

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[...]

La escena era simplemente bizarra y sin sentido, las miradas curiosas no los abandonaban y las risas de Kirishima cuando entraron al salón de clases solo confundieron a muchos.

—¿Aceptaste?— preguntó al rubio, cuando este se sentó de mala gana en su lugar.

—El infeliz me dió lastima.

—Mentir descaradamente...— susurró el heterocromatico, anotando lo dicho en una libreta con la caligrafía más decente que pudo. —Agregar insultos innecesarios.

Katsuki suspiró cansado.

Todoroki le había esperado afuera de su habitación y había caminado junto a él todo el camino hasta el salón; mirándolo y analizándolo como si fuera un extraña especie recién descubierta, todo mientras murmuraba y hacia anotaciones groseras en la libreta que tenia como portada una fotografía suya en su traje de héroe de invierno.

—¿Acabas de mentirme?— trató de contener la risa, ¿era necesario que Todoroki estuviera agachado junto al pupitre del rubio?

—Claro que no, imbécil.

—Seguir mintiendo aunque hayas sido descubierto misteriosamente.— elevó su vista, encontrando el rostro molesto del otro. —... imbécil.

—Voy a golpearlo.

—Bro, no. — lo tomó del hombro cuando lo vió con la intención de girarse. —Aceptaste amablemente su petición...

—Lo manipulé, para ser sinceros.— aclaró. —Oh, espera, esa es la verdad...— tomó su mentón, pensativo. —Lo amenace para que me ayudara, bastardo.

Bakugo tomo del puente de su nariz, exasperado, Todoroki le miraba y Kirishima pudo jurar ver destellos y brillos en su mirada.

—¡Eso es, Todobro!, sonó exactamente como él.

No pudo ocultar la sonrisa que el comentario le provocó.

—¿Ya soy intimidante?

—¡Eres adorablemente intimidante!

—¡No lo eres!— rompió su pequeña burbuja. —¿A quién carajos vas a intimidar si sonríes como idiota y tienes cara de perro abandonado?

Lo pensó por un segundo, ¿estaba sonriendo?, ¿desde cuándo?

—¿Eso significa que debo tener cara de pocos amigos, amargado e infeliz como la que tu tienes para que funcione?

Kirishima puso de nuevo su mano sobre el hombro del rubio, para evitar que este se levantara a atacar. Su otra mano estaba ocupada ocultando la sonrisa de burla que tenía.

—Todoroki, ¿puedes...— se acercó Izuku.

—¿Qué mierda quieres, imbecil?— respondió girando a verlo, endureciendo su típica mirada neutra y agravando su tono de voz.

La cara que hizo el peliverde ante la cruda respuesta fue sincera, no disimuló para nada la sorpresa y un puchero pronto se dibujó en su rostro.

—¡Iba a invitarte a desayunar soba para agradecerte por ayudarme a entrenar, pero ahora ve y compra tu mismo tu fea comida!— mostró la lengua, infantil.

—¡No, Midoriya, espera!— se levantó. —¡No es lo que parece!

—¡Gracias por nada, y espero que tu soba esté caliente!— comenzó a caminar en dirección a la salida, tomando a Uraraka y a Iida de las manos al pasar junto a ellos.

El salón quedó en silencio unos momentos, todos observando con curiosidad al Todoroki y a su posible reacción.

¿Habia sido... echado del DekuScuad?

Las carcajadas de Kirishima eran contagiosas y estaba seguro de que muchos reían más bien por la expresión en su rostro.

Fue solo un segundo, como un murmullo casi inexistente. Había escuchado la risa de Bakugo solo una vez, pero acababa de confirmar que la reconocería y recordaría con claridad por el resto de su vida.

Nadie le prestó atención.

Ni al repentino y melodioso sonido, ni al rubio que cubría su boca para cubrir su sonrisa.

Pensó, por un momento, que tal vez hacer enojar a Midoriya no era tan malo si eso lograba hacer reír a Bakugo.

[...]

Teach Me, Please.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora