C I N C O .

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[...]

Ya no era de extrañar ver que el bicolor desayunara con Bakugo y su escuadrón de secuaces, mucho menos escuchar que en ocasiones maldijera por lo bajo cuando creía que nadie lo escuchaba.

Lo realmente nuevo era la repentina obsesión de Kaminari de abrazarse al lado derecho del heterocromatico. El grupo no se sorprendía realmente, Denki era como un niño después de todo.

—¿Y puedes hacer nieve?

—¿Como el postre o el clima?

—Ambas.

—Puedo hacerlo.

—Eres inmune al fuego, ¿entonces?

—Solo al mío.

—Entonces si pongo hielo en tus pantalones ¿te da frío?

—Si, así que no lo hagas.

—¿Si creas hielo y fuego al mismo tiempo, podrías hacer algún ataque tipo agua?

—No lo sé, no lo había pensado...

—¿La probamos?

—Claro, deberíamos...

—Deberían estar comiendo. —interrumpió Kirishima, llamando su atención.

—No puedo, tengo mis manos ocupadas abrazando a Todoroki.

—¿Debería alimentarte?

—No.—interrumpe de nuevo, soltado un suspiro. —Debería soltarte y dejarte comer.

—Esta bien...— salió del saco del otro, soltandolo y sentándose correctamente  comenzando a comer.

—Oh...— soltó Todoroki. —Ahora siento frío porque te alejaste.

Sero rio ante la cara de Kirishima, que parecía exasperado de todo.

—¿En serio?, ¿no puedes calentarte con tu fuego?

—No, porque sacaría mis llamas y eso activaria la alarma contra incendios... — giró a su derecha, donde Bakugo comía de sus asquerosos fideos del infierno en silencio. Se metió entre sus brazos, apagendose al él sin permiso. Devolvió su mirada a Denki, mostrandole un pulga arriba. —Listo...— se recostó en él un poco. —¿Por que hueles tan dulce?

Bakugo le empujó bruscamente, haciéndolo caer de la silla.

—¡No me huelas, bastardo!

Mina dejó  caer sus palillos dramatica.

—Todoroki, no sé si admirarte por tu valentía o por tu estupidez.

—¿Dulce?, ¿estas diciendo que Bakugo huele a dulces?— preguntó con burla Sero.

—¡Yo quiero ver!— soltó Denki,  lanzándose con la intención de abrazar y olfatear a su líder.

O eso hubiera hecho si la fría mano de Shoto no lo hubiera jalado para que cayera al suelo junto a él.

—No.

—¿No?— preguntó adolorido.

—No. Me equivoqué,  Bakugo en realidad huele horrible, no lo huelas.

—Bakugo no se baña, abro hilo...— se cruzó de brazos, mirando el techo como Todoroki hacia.

Era cómodo.

—Kirishima...— llamó el líder. Todos se sorprendieron. Él nunca utilizaba sus nombres, y si lo hacía solo significaba una cosa: peligro.

—¿Si?

—¿Por que carajo el bastardo mitad-mitad sigue con nosotros?

—Porque prometiste enseñarle a ser intimidante.

—Lo amenace... — interrumpió,  ganándose una mirada molesta. —Ah, perdón, mentir y maldecir...— se recordó.

—En serio quiero pegarle, ¿puedo pegarle?, voy a pegarle.

—Te dejare en paz solo cuando me digas que te he intimidado.

—Eso nunca va a pasar, bastardo.

—Entonces espero que tengamos una buena y feliz vida juntos, imbécil.

—Todoroki...— habló Denki,  girando su cuerpo para quedar recostado muy cerca del mitad albino. —Tienes que amenazarlo, no proponerle matrimonio.

—¿Le propuse matrimonio?— se sorprendió.  —¿Y me dijo que si?

—No te ha dicho que no.

—¿Fue un si entonces?

—Técnicamente.

—Oye Bakugo... ¿y Bakugo?

—Se fue...— hablo el pelirrojo

—Huyó.  —corrigió Hanta.

—Estuviste comprometido con Kacchan tres segundos. — se levantó por fin, sentándose de nuevo en su silla. — Me preguntó cuanto duraría yo con él...— sintió de nuevo la fría mano de Todoroki jarle, tumabandolo de nuevo bruscamente.

—¿Que te parece si intentamos ese ataque de agua hirviendo que mencionaste en el entrenamiento de hoy?— propuso, levantándose y comenzando a caminar a la salida sin esperar respuesta.

Denki sintió un escalofrío. Tal vez debería llamar a su madre y decirle lo mucho que la ama.

—Uy, esto es divertido...— suelta Sero, ganándose las miradas confundidas de sus amigos.

—¿Verdad?— apoya Kirishima.

El dúo había descubierto y encontrado un nuevo pasatiempo; molestar.

[...]

Teach Me, Please.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora