Teach Me, Please.

S E I S

[...]

¿Por qué?

La pregunta de Midoriya le había tomado por sorpresa, y para ser sincero, desconocía la respuesta.

La pregunta en si era muy abierta, ¿por qué, qué?, exactamente.

¿Por qué quería intimidar?, ¿por qué quería aprender a ser como el rubio? O ¿por qué el rubio?, Midoriya no había especificado nada y eso solo le complicaba la respuesta.

Trato de recordar cuando fue la primera vez que ese deseo pasó por su mente. Nunca le importó lo que otros pensaran de él, con que supieran que era fuerte le bastaba. Comentarios como "es muy inocente" o "no lo entenderías", eran ya habituales para él. Tenían razón, después de todo; sus habilidades sociales eran escasas.  No sabía leer el ambiente, no entendía del todo las emociones de otros y sus comentarios casi siempre eran malinterpretados; él era directo, más de lo que le gustaría. Encontraba desgastante y ridículo el dar rodeos innecesarios.

Si lo sentía, simplemente lo decía. Su vida ya era lo suficientemente complicada, ¿por que hacerla más difícil?

No creía que alguien más pudiera entenderlo, todos a los que había conocido hasta entonces se embriagaban de empátia hipócrita; porque nadie se había planteado empátizar con él.

Entonces, un día, conoció a Bakugo Katsuki.

Lo encontró un ser curioso y asombroso.

Era directo, altanero y hasta un poco narcisista pero no era un charlatán o mentiroso. Si él decía que iba a ganar es porque realmente iba a hacerlo.

Pensó que eran parecidos;  siempre estaban enojados con el mundo, odiaban a todos, su orgullo era mucho, eran mal hablados y groseros. Su única diferencia era que él no se la pasaba gritándole a todos que murieran.

Eran tan iguales que se sintió abrumador.

Aun así, Katsuki le había dejado en claro que para él era solo un extra más.

¿Fue ahí?, ¿esa fue la primera vez que se lamento de parecer lento y distante?

Pensó que, tal vez, si se viera más intimidante Bakugo le miraría como un igual.

Oh, algo no parecía tener sentido.

¿Quería ser igual o que le viera como un igual?

Todo parecía más confuso mientras más lo pensaba. ¿Que quería lograr realmente con Bakugo?

No tenia sentido.

—Bakugo...— llamó,  deteniendo sus pasos. El rubio giro a verle con su típica expresión.

Reafirmó entonces que no; no quería ser como él.  Imaginarse a sí mismo con el ceño fruncido o encorvado cual delincuente no era lo que quería.

¿Entonces que quería?

¿Que Bakugo le reconociera?, ¿le mirara?, ¿que le dejara acercarse y tomarse las confianzas como Kirishima hacia?, ¿ qué le elogiara o que pareciera cómodo con su cercanía?

Oh... ahora tenia sentido.

—Si te vas a quedar callado no me llames en primera lugar...— retomó su camino.

Shoto sintió doloroso sus pasos y le pareció revivir la primera vez que le había llamado de aquella manera.

Era angustiante, doloroso y vacío.

Porque Katsuki era definitivamente el protagonista...

—Dejaré de molestarte, así que terminemos con esta estupidez de una vez por todas.

... y era jodidamente patético que el extra se enamorara de él.

[...]