Punto de vista: Kim Tae Hyung.
El amor siempre fue algo demasiado complicado de alcanzar conforme fui creciendo y entendiendo de que iba; porqué las personas hacían cosas tontas por otros que no sabían valorar su buenas acciones; cuál era la razón de dejar a alguien a través de la despiadada carta del mensaje de texto o una patética llamada telefónica de 8 segundos. Los miedos de tocar una zona prohibida para mí siempre existieron, unos buscan tu dinero y otros una apariencia agradable que haga "justicia" a la de ellos. Crecí sin tener ninguna de las dos.
Al cumplir los 6 años eran el niño con mayor peso de mi salón, mis compañeros no tomaban demasiada importancia a esto, únicamente se preocupaban por jugar juegos típicos o colorear sus libros de colores con rayones coloridos que jamás cumplían la función que los niños querían lograr, aunque en sus cabezas lucía magnífico. Sin embargo, los adultos eran algo completamente diferente, mirándome de forma extraña para luego clavar esa mirada de indignación y desagrado sobre mi madre. En ese entonces apenas podía entenderlo, pero años después, recordándolo como uno de los tragos más amargos que he probado, se volvió un impulso en mi cuerpo que me ahorcaba para cambiar mi vida. Siendo solo unos pocos años más grande, mis entrañas se revolvían ante la mirada sentenciadora de la gente sobre mí, ser un foco de atención que jamás pedí ser, o no de esa forma. Y no solo sobre mí, sobre mi madre también.
Lo malo no era tratar de cambiar mis hábitos alimenticios para bajar de peso, sino querer hacerlo para ajustarme a lo que ellos querían de mí. Ese molde tan típico que todos utilizan para volverse los muñecos ideales que los sentenciadores quieren admirar. Porque si algo aprendí de mi largo y agobiante proceso, es que aquel dedo que te señala jamás dejará de preferir verte exprimiendo hasta la última gota de sudor que te dejará seco, incluso si la muerte está empezando a correr por ti.
Hice una dieta extrema; todas las que pude y me fueron entregadas, nada me detendría ni me distraería de mi, para ese momento, única meta con un valor real: ser parte de la colección de muñecos. Dejó de ser una meta que me causaba tristeza, a una obsesión que se volvía grave conforme el tiempo cambiaba a un segundo completamente distinto al anterior. Llegué a un punto donde la fuerza de mi cuerpo era tan escasa, nada de mí quería continuar su función. Vi que la motivación que creía tener, eran miedos y agonías escondidos detrás de falsas máscaras.
Luego de terminar en el hospital, seguía ensimismado con mantener la figura que todos esperaban del apuesto Kim Taehyung, porque había dejado de recibir insultos y miradas desagradables por halagos demasiado plásticos, pero que eran reconfortantes para alguien que no podía ver más allá de su belleza. Los días de ver a aquellos monstruos hablarme con palabras desagradables finalmente habían acabado, porque ahora yo era uno de ellos. Algo que siempre odié fue quien estaba siendo con los que lucían como un antiguo Taehyung.
Entonces él apareció, alguien que al inicio tenía la apariencia perfecta para causarle molestias me estaba cautivando. Aquellos ojos derrochantes de inocencia, pero no por eso eran unos ojos que te dijeran "oye, soy muy feliz". El tono amargo, pero a la vez dulce de su voz. Su suave piel nivea que me recordaba al algodón. Su mala forma de responder sin esconderse detrás del muro de miedos que la gente a la cual causaba estragos con mis amigos solía tener, con sus preciosos labios cereza finamente tallados. Tan pronto los pequeños detalles de Jungkook fueron pintando mi mapa, se volvió una pieza en mi rompecabezas que, si no estaba sin importar la razón, automáticamente todo se estropeaba sin opción de arreglo.
El inicio de la línea que siempre debí seguir fue dibujada por una persona de la cual nunca pensé tomar en cuenta como mi tipo ideal. Su peso era alto, sus amenazas bastante aterradoras para alguien con rostro tan adorable, sus insultos desagradables; al conocerlo, finalmente me di cuenta que no era la forma en que debía verlo, sino en que debía sentir las cosas buenas que me causaba.
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¡Hey tú! gordito [Taekook - 태국]
RandomJeon Jungkook solo quería una cosa: vivir en paz. Siendo constantemente acosado por su poco atlética figura, las cosas empeoran aún más cuando se encuentra a Kim Taehyung, la más insoportable persona que conoció en su vida. Aunque bueno, era tiern...