—Recuerda, pórtate bien Jungkookie. Mamá vendrá por ti más rápido de lo que piensas— depositando un suave y tierno beso en la frente de su pequeño, la madre de perfecto peinado y pulcro traje gris lo miró con amor y pronto se fue.
Siendo una mujer soltera, debía trabajar para mantener a su pequeño, y cuando eran eventos especiales como el cumpleaños de Jungkook, pedía a su jefe trabajo extra en la empresa y así poder comprar a su niño regalos y hacerle un fiesta como la merecía. El gran empresario Lee tenía un gran aprecio por el pequeño Jungkook, por lo que en varias ocasiones llevaba al niño a pasear y compraba obsequios para él. Y no sólo porque lo apreciará, sino porque gustaba de su admirable madre.
Kinder
Cuando Jungkook dio el primer paso, se percató que la mirada de dos niños estaba encima suyo. Estos le sonrieron y él hizo lo mismo. Probablemente estaba a punto de conocer a sus dos primeros amigos, cosa que le hacía sentir emocionado.
Con saltos felices, y tomando su mochila con fuerza, se dirigió a los dos pequeños. Estos parecieron tensarse ante su acercamiento.
—¡Hola! Me llamó Jungkook.
Los niños compartieron miradas y pasaron a su lado como si nada. Confundido, el pequeño Jeon siguió su camino al salón ciertamente extrañado ante tan curioso comportamiento. Quizás estaba por empezar la clase y no querían llegar tarde.
Sí, quizás solo fue eso.
Pre-escolar
Iniciaba un nuevo año escolar, Jungkook esperando que su suerte cambiara y sus compañeros esta vez no lo miraran raro o se alejaran de él sin decirle por qué.
Despidiéndose como siempre de su madre, entró al salón de clases con pasos tímidos. Ya habían muchos niños dentro, aparentemente había llegado tarde.
—Buenos días— la profesora sonrió y lo saludo con una sonrisa y un ademán. Los demás niños solo lo miraban sorprendidos.
—Pasa Jungkookie. Hay un lugar para ti por aquí— señaló un asiento cerca de su escritorio.
El pelinegro sonrió y se dirigió a su lugar. Habían muchos niños nuevos, tendría que presentarse otra vez.
—Dile a tus nuevos compañeros quien eres, pequeño.
El menor se puso de pie y miró en dirección a sus compañeros.
—Mi nombre es Jungkook, espero este año tener amigos- por favor, solo uno.
Quinto grado
—¡Jungkook! ¿Quieres jugar fútbol con nosotros?
El menor que yacía comiendo una barra de chocolate debajo del árbol se levantó inmediatamente en cuanto escuchó la propuesta, asintiendo sin pensarlo. Por fin había conseguido que lo invitaran a jugar.
—¡Genial! Tú serás el balón. Espero no te desinfles rápido.
Los niños que iban en grupo rieron sonoramente, Jungkook bajó la mirada y se retiró del lugar. Siempre era lo mismo. Siempre hallaban la manera de humillarlo y hacerlo sentir inferior. Estaba empezando a resignarse y hacerse la idea de que jamás tendría amigos. Le provocaba asco a todos esos niños delgados y guapos.
Y aunque le molestara, jamás sería como ellos.
Otro maldito años más. ¿Acaso tendría que estudiar toda su vida? Estaba harto de ser el juguete de todos y ser transferido por lo mismo. Y ahora que cursaba el instituto, estaba seguro que nada le iría bien. Lo de siempre.
Al momento de entrar, una chica de cabello largo y castaño abrazaba con fuerza a un joven alto, delgado, hebras rubias y piel blanca. El típico ken de telenovela dramática, aquel que enamora hasta a Satanás.
La chica abrió los ojos de par en par al momento de ver a Jungkook pasar a su lado, pues no se acoplada para nada los estándares de belleza de Corea. Vamos, ni de broma.
—Amigo, ¿te comiste a toda tu familia?— preguntó el rubio sorprendido.
Jungkook apretó los puños y se detuvo bruscamente, respirando profundo. Debía contenerse, su madre siempre le dijo que la violencia no era la solución. Aunque a veces dudaba de sus palabras, seguiría creyendo que tenía razón.
—A su familia y hasta a la vecina— rió la castaña, contagiando de la melodía al más alto.
—Les pediría amablemente que se abstengan de comentar cosas tan desagradables.
—¡Seokjin!— una nueva voz se unió. Un joven igualmente alto y delgado, pero con piel canela y cabello castaño reacciono ante la presencia de Jungkook, exaltándose—. Wow, creí que era un hámster tamaño monstruo.
El joven Jungkook sonrió sarcásticamente, cruzándose de brazos.
—Y yo creí que eras un poste de luz parlante.
—Tranquilo hámster.
Seokjin rodó los ojos, tomó de la mano a su nueva conquista y se retiró. Taehyung por su lado se quejó ante la ida de su mejor amigo, que había osado dejarlo abandonado con el raro y poco agraciado pelinegro.
—¿Cómo te llamas, hámster humano?
—¿Para qué quieres saber mi nombre, jirafa desnutrida?
—Eres muy violento. Eso me asusta, porque estoy seguro que me podrías mandar a España con esa pancita de Winnie Pooh.
—¿Te parece si te mando de un puñetazo, baboso?
Taehyung rió observando el expresivo y esponjoso rostro de Jungkook contraerse, y por lo que estaba viendo, tenía un tic en el labio. Probablemente sucedía cuando se enojaba.
—Amigo, tu labio está haciendo movimientos raros. Así debe temblar la tierra cuando te acuestas a dormir.
—Escúchame bien, vaca traga pasto, he tenido muchos años de acoso por mi peso. Estoy decidido a arrancarte la cara si sigues diciendo estupideces.
Taehyung alzó las manos en son de paz, Jungkook por su lado dio media vuelta y empezó su camino al salón.
—¡Gordito, no te vayas a tropezar, que puede haber un terremoto y eso no está bueno!
Quienes llenaban el pasillo empezaron a reír, torturando a Jungkook con aquellas insoportables carcajadas. Si los años anteriores eran espantosos, estaba seguro que ese sería peor.
—¡Púdrete!
—Te cuidas, hámster.
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¡Hey tú! gordito [Taekook - 태국]
AléatoireJeon Jungkook solo quería una cosa: vivir en paz. Siendo constantemente acosado por su poco atlética figura, las cosas empeoran aún más cuando se encuentra a Kim Taehyung, la más insoportable persona que conoció en su vida. Aunque bueno, era tiern...