Capítulo 17: Desconfianza

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—Entonces entré a casa, y allí estaba —relató con tono suspensivo, mientras los orbes pertenecientes a Jungkook lo observaban curiosos—. Mi madre realmente estaba haciendo sentadillas. Me dieron escalofríos y todo.

El menor soltó una de las muchísimas sonoras carcajadas que liberó estando en compañía de Taehyung, esperando sentados que el toque del timbre les anunciara el regreso a clases, aunque no deseaban separarse. Estaban teniendo un momento tan bello, que su calidez se volvió tan arrulladora como el brillante sol después de un día frío. Conservaban una confianza tan extensa que cada segundo juntos, crecía muchísimos metros más, y lo mejor: jamás se acortaba.

Ahora Taehyung pasaba los días contando anécdotas al menor, y Jungkook le relataba las nuevas cosas que estaban aprendiendo. Y claro, siempre se daban agradecimientos el uno al otro, porque si no se tuvieran mutuamente, Taehyung seguiría tratando de encajar entre la ola de estereotipos que flotaban como burbujas cristalinas, y Jungkook continuaría siendo un asocial con mal genio.

La causa de un gran cambio fueron ambos, porque separados, no sabrían en cuál punto del tiempo estarían saltando. Si recordando aquellos duros momentos del pasado que los empujaban a lastimarse más, viviendo un presente que arrastraban cual pesadas cadenas, o un futuro borroso como el desenfoque de una fotografía.

—Ah —suspiró otorgando su vista al cielo, siguiendo la dulce danza de nubes—, quisiera quedarme así para siempre —sonrió Taehyung.

Jungkook bajó la mirada, pero eso no lo detuvo a mirar al mayor de soslayo, pestañeando suavemente mientras sus ojos se encargaban de recorrer el café de su cabello liso, moviéndose con las pinceladas que el viento dibujaba. Descubrió lo hermoso de aquel día a través de Taehyung, porque aquel tallado rostro regalaba al día todo lo que necesitaba para ser perfecto.

Los ojos del mayor atraparon aquellos tan silenciosos, abrazandolo cariñosamente.

—Quiero quedarme así para siempre, pero contigo.

El menor se exaltó ante aquella confesión, con su rostro volviéndose caliente como el fuego, y sus mejillas carmesí como dos fresas.

—Mírate, eres un tomatito. Me siento morido.

—Muerto —corrigió entre risas el azabache.

—¡¿Dónde?! —exclamó sorprendido.

Jungkook rió con mayor fuerza, aferrándose al brazo del mayor.

La suavidad del brazo ajeno aplastando sus mejillas hizo de su cuerpo una pieza de hielo, pues sintió como el tiempo se congelaba tan repentinamente, dejándolo sin posibilidad de elegir sus acciones ni calcular la torpeza de sus palabras.

—¿Cómo es tan lindo? —masculló bajo, apretando con más fuerza el delgado brazo.

Restregó su rostro contra la larga extremidad, como si fuera un pequeño gato en busca de dulces caricias. Taehyung lo observó desde su posición extasiado de ternura, pues no podía contra aquel chico. Bajaba todas sus defensas de un solo golpe.

Una ancha sombra tapó la vista resplandeciente que el sol entregaba ese día tan agradable, obligando a ambos chicos a alzar la mirada para enterarse de qué trataba aquella desagradable interrupción.

SeokJin mantenía sus brazos cruzados, y a su lado, HyoJong se encargaba de fulminar a Jungkook con la mirada, sin despegarla ni un solo segundo.

—Tenemos que hablar, Taehyung. Es inaceptable lo que este mocoso hizo —inquirió SeokJin, señalando a Jungkook con su dedo índice.

El más joven de todos compartió mirada con Taehyung, mostrándose claramente confuso. ¿Qué se suponía que había hecho?

—¿Yo qué hice? Ni siquiera me acuerdo cómo te llamas o si tus papas te pusieron nombre.

SeokJin rió sin gracia llevando su visión de camino a otra dirección, consternado por la falta de respeto que había recibido.

—¡Wow! Él realmente es tan malcriado —rezongó el rubio—. Deja de jugar al desentendido.

—¡¿Pero qué hice?! Por un carajo.

HyoJong limpio una lágrima del rabillo de su ojo, siendo apoyando por SeokJin.

Y es que era tan bueno actuando, que sabía que nada saldría mal.

—¡Qué descarado! —exclamó SeokJin, llamando la atención de otros alumnos que pasaban por ahí.

Aquellos ojos ardían como las llamas del infierno, y Jungkook percibía el creciente enfado que contenían con el pasar de lo segundos. Cada "Tic toc" Del reloj significaba una llamarada de fuego más, a aquel infierno que se desplazaba a través de los ojos de SeokJin.

—¡Deja de acosar a Yugyeom! Mi hermano no merece eso —exclamó HyoJong entre lágrimas.

Jungkook se levantó inmediatamente, encarando ambos rostros, y claro, aquella noticia le había caído como una bomba encima de la cabeza. Se esperaba todos menos enterarse que Yugyeom y HyoJong eran hermanos, y es que el último era tan desagradable, que no se parecía en lo absoluto a Yugyeom

Taehyung también se puso de pie, sumamente confundido y asustado ante aquellas palabras.

—¡Hey! ¿Qué estás diciendo? Yo no estoy acosando a nadie —se defendió sin siquiera pensarlo—. Que forma tan descuidada de hablar.

—¡Claro que sí, mentiroso! —interrumpió SeokJin.

Taehyung tomó a Jungkook por los hombros, logrando que la espalda del menor terminará contra su pecho. Sus ojos saltaron repetidamente desde HyoJong, hasta SeokJin, y así aquella mirada cambiaba una y otra vez de objetivo, sin saber en quién debía detenerse.

—Jungkook jamás haría algo como eso —exclamó furioso.

—Tenemos una grabación con la voz de Yugyeom, ¿quieres escucharla? —retó SeokJin.

En ese momento, el agarre de Taehyung sobre los hombros de Jungkook se aflojó, volviéndose más débil y frágil. Con pruebas, todo cambiaba totalmente de dirección.

—¿Grabación? ¡Yo nunca lo he acosado! No tengo necesidad de hacer algo así.

—Sí claro, escúchate ser un descarado —sollozo HyoJong.

—Taehyung-ah, ven. Te daremos pruebas de este mocoso, y veremos si de esa manera dejas de defenderlo y pasar la vida detrás de él como un imbécil —refunfuñó—. Él jamás valdrá la pena.

Jungkook tomó el brazo de Taehyung desesperado, sin dejarse vencer tan fácil por aquella gran estupidez. Taehyung no podía creerles como si nada, esa prueba era absolutamente falsa. Ni siquiera tenía sentido la situación en sí.

—Tienes que creerme, yo no hice nada —confesó temblando de nervios.

Taehyung se vio obligado a deshacer el agarre, siguiendo a sus ex amigos y descubrir que estaba pasando.

—¡Taehyung, tienes que creerme! —gritó casi llorando, pues no podía creer que Taehyung no confiara lo suficiente en él—. Tienes que creerme a mí.

—Jungkook... —pronunció el nombre, más se detuvo rápidamente.

—¡Mierda! ¡¿No me creerás?! ¡¿No lo harás?! —exclamó con un grito desgarrador, cayendo débil al suelo.

Ni siquiera era capaz de procesar lo que estaba sucediendo.

HyoJong agarró el brazo de Taehyung llevándolo lejos para mostrarle la "prueba" acerca de quién era Jungkook. Y con cada paso que Taehyung daba, su mente se volvía más y más borrosa.

Su sentimiento se volvió real; estaba dudando de Jungkook, y era algo que no podía negar aunque lo quisiera.

Pero Jungkook comprobó algo gracias a esa trágica situación; puedes construir un castillo durante años, pero un segundo basta para derrumbarlo. Porque todo lleva esfuerzo, pero se desmoronaba tan fácil como una figura hecha de arena.

¡Hey tú! gordito [Taekook - 태국]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora