Fue suficiente bajar un pie del auto para que una prominente lluvia de burlas cayera sobre el menor, quien confundido apretó los libros a su pecho y continuó siendo cada vez más veloz. Los alumnos en el pasillo murmuraban cosas, otros imitaban sonidos desagradables de cerdos, y otros muchos lo miraban con asco y daban un paso atrás. Y claro, no faltaba HyoJong, quien con cada paso que el menor daba, fingía que temblaba, SeokJin a su lado reía bajo.
El menor ni siquiera se detuvo a investigar porque de repente la gente se burlaba tan cruelmente de él, así que solo siguió su camino.
Detrás suyo, Taehyung miraba el video con gran furia hacia su evidentemente autor, alzó la mirada observando a Jungkook desaparecer avergonzado entre la multitud.
Sin pensarlo, se dirigió a HyoJong, no podía dejar las cosas así y que Jungkook se hundiera solo.
—¿Qué diablos hiciste imbécil? ¿Acaso no tienes empatía? —reclamó al rubio, quien ignoró sus palabras y continuó hablando con SeokJin—. Eres un bastardo, y los bastardos son los últimos en ser algo bueno en la vida.
Sin decir nada más, se dirigió a la cafetería veloz, tenía que hablar con Jungkook antes que las clases empezarán. Tampoco quería que la gente aplastara más su autoestima, que siguieran haciendo con Jungkook lo que alguna vez hicieron con él. Y estaba dispuesto a jamás volverle a faltar el respeto, porque como el menor alguna vez dijo, era patético que se burlara de él cuando pasó por la misma situación.
Taehyung llevaba un rato buscando a Jungkook, inclusive las clases habían comenzado ya, pero ni siquiera se dio cuenta por buscarlo. Estuvo en todos lados, pero no lo hallaba, supuso que quizás estaba en clases y tendría que esperar al recreo para buscarlo de nuevo.
Entró al baño para remojar su rostro, estaba cansado y sudado. Se tuvo que escabullir muchas veces del director para no ser castigado. La pequeña caja de cinco chocolates que llevaba en la mano ya estaban derritiendose debido al calor de ese día. Exhaló cansado, y cuando el silencio total inundó el lugar, un apenas audible sollozo llamó su atención, por lo que revisó cada cabina, hasta llegar a la última.
—¿Hamstercito? Soy yo, Taehyung. ¿Puedo abrir?
El menor ni siquiera se dio el tiempo de pensar, así que Taehyung abrió la puerta y lo observó sentando frente al inodoro, mantenía abrazadas sus piernas y su rostro hundido en el hueco que éstas hacían.
—Hamstercito —pronunció con gran pena. Le hacía tan mal verlo así—. Te traje esto —estiró la pequeña caja de chocolates.
—No los quiero —lloró con más fuerza—. Nunca más los comeré. Desde ahora, rebajaré y así ellos no podrás burlarse de mí. No me insultaran más, no me dirán que soy un monstruo. Ya no me lastimaran.
Taehyung rió dulcemente y lo ayudó a levantarse.
—Ay hamstercito —sonrió limpiando sus lágrimas—. No eres un monstruo, no digas boberias. Eres precioso.
Los ojos de Jungkook se abrieron de par en par haciendo explotar un tierno brillo que conmovió al mayor, quien inmediatamente lo abrazó.
—Que sus burlas no te hagan sentir menos ni un fenómeno. Eres muy adorable, un hamstercito muy tierno —confesó tocando la punta de la nariz ajena con gran afecto.
Jungkook bajó la mirada tontamente sonrojado, dejándose abrazar nuevamente.
—Gracias —susurró al oído del mayor, quien lo abrazó con más fuerza.
—Soy tu amigo hamstercito, y me quedaré siempre contigo. ¿Te comeras los chocolates o los devoro yo?
—Compartamos —sugirió más tranquilo.
—Trato hecho, hamstercito.
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¡Hey tú! gordito [Taekook - 태국]
RandomJeon Jungkook solo quería una cosa: vivir en paz. Siendo constantemente acosado por su poco atlética figura, las cosas empeoran aún más cuando se encuentra a Kim Taehyung, la más insoportable persona que conoció en su vida. Aunque bueno, era tiern...