#10 |• ESTOY AQUÍ •|

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ALEX



A veces intentas detenerte, borrar la línea de dolor que has dejado atrás. Intentas cerrar los ojos para que el dolor desaparezca, pero no es suficiente porque la verdad siempre te alcanza, por más dolorosa que sea.

-Azul intentó suicidarse y estuvo en una clínica psiquiátrica por 3 años, no puedes lastimarla más por favor detente. Ella no se lo merece.

Las palabras suelen doler más que los golpes, esas palabras terminaron por destruirme en un solo instante.

Mi Azul había tratado de suicidarse después de que la abandoné, ella había estado apunto de morir por mi culpa. Y no solo fue eso, sino también estuvo en una clínica psiquiátrica por 3 años. ¿Tres años en una clínica psiquiátrica?.

-¿Dime que todo lo que has dicho es mentira Mike? ¿Dime qué solo lo dijiste para lastimarme? -lo miré a los ojos y vi que no mentía -. Por favor dime qué mientes.

-Solo déjala en paz, solo déjala vivir Alex. -Se acercó a mí y puso una mano en mi hombro -Dime; ¿No ha sufrido lo suficiente para que la dejes en paz?

-Mike...

-No Alex, no voy a decirte nada más porque eso tienes que preguntárselo a ella. Yo no tengo derecho.

Mike se dio la vuelta y se fue.

El corazón me dolía, ahora sentía más asco y repudio hacia mí persona. La había destruido, había terminado con ella y eso jamás me lo perdonaría, jamás.

Entre a la casa con el corazón destrozado, no tenía cara para verla a los ojos. No podía hacerlo.

-¿Alex? ¿Que sucede? -Cristiano se acercó a mí con una copa en las mano -¿No me digas que pasó algo con ella?

-No pasa nada Cristiano, no pasa nada. -Mentí -Todo está perfecto.

Mentira, todo era una maldita mentira. Yo no estaba bien, ella no estaba bien; ambos estábamos rotos y teníamos un dolor interminable. Dolía demasiado.

Trate de no llorar, trate de mantenerme en pie. Era jodidamente difícil y más cuando vi a Azul, a mi Azul del brazo de mi padre.
Cuando la vi con aquel vestido amarillo que con tanto esmero le escogí para su cumpleaños número 18. La vi, se miraba hermosa como un bello ángel, baje la mirada porque no la pude sostener frente a ella porque me la imaginaba muerta tirada en piso. Me la imaginaba con una bata blanca en el psiquiátrico.

Era verdad lo que Mike había dicho, le había echo mucho daño y no merecía su perdón, ni merecía ni que dirigiera su mirada hacia mí. La había destruido, la había matado. Ya no podía más, era suficiente.

Me di la vuelta y salí del salón, creí aguantar, creí soportar verla sin caer de dolor. Pero no pude, jamás sería capaz de verla a los ojos, jamás la volvería a ver.

El aire me faltaba, caminé rumbo a la playa y en el trayecto me quite la corbata y el saco, me estaba ahogando, me faltaba el aire. Me acerqué a la arena mojada, retiré mis zapatos para poder sentir la humedad de la arena entre mis pies, cerré los ojos tratando de desaparecer el dolor pero fue inútil.

Este lugar me recordaba tanto a mí Azul y a mi madre, les había fallado a ambas.

-Mamá le fallé también a ella, mamá ayúdame ya no puedo mamá. Ya no puedo mamá, por favor.

Caí de rodillas y el agua del mar me mojó, un fuerte dolor se instaló en mi cabeza, un dolor tan horrible que parecía que se me partiría en 2. Cerré mis ojos pero esta vez no los pude abrir, está vez la oscuridad me venció.



Nunca sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora