#32 |• UNA VERDAD Y UNA DESPEDIDA •|

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#32 |• UNA VERDAD Y UNA DESPEDIDA •|








—¡No!

—¡Si!

—¡Dije que no!

—¡Dije que sí!




Desdé la cocina podíamos escuchar la discusión de las "pequeñas de la casa", mamá negó con la cabeza al escuchar y yo reí.



—Esto es el pan de cada día, pronto te acostumbras. —señaló hacia la puerta y terminó de rellenar las charolas.

—Creo que es lo normal mamá. —le resté importancia y la ayude.

—No lo creo, mis hijas empeoran con la edad y sobre todo Samantha y Babi. Un día de estos acabarán matándome.

—No exageres mamá.

—No exagero, y mejor ayúdame a llevar esto a la mesa ok.



Asentí y tomé la charola para dirigirnos al comedor.
Al llegar al comedor nos encontramos con una batalla campal.



—¡Cállate! —casi caigo al escuchar a Babi gritar.

—¡Mamá mira a tu hija! —exclamó enojada Samantha mientras le lanzaba un pedazo de pan a Babi.

—¡Mamá la inmadura de Salamanca me lanzó un pedazo de pan! —se quejó Babi.

—¡No me llames así tarada!

—¡Mamá me llamó tarada!

—¡Basta! —intervino mi mamá con un grito y golpe en la mesa que dejaron a todos callados.



Tanto ellas dos como yo me quedé en shock.



—Dije que guarden silencio, su hermana vino a comer en familia y ustedes salen con sus gritos. ¿Ese es el ejemplo que les doy?... —ambas nos miraron como si quisieran decir algo pero antes de que abrieran la boca la gran Emily levantó la mano para hacerlas callar— Hoy están prohibidos los gritos; tus tíos Jack y Mérida vienen a cenar, también mi Luca, Vale y mi nieto. Y sin mencionar mis nietas a quién muero por verlas, así que quiero que se comporten ok.



Mamá las miró con el ceño fruncido y ambas terminaron asintiendo.



—Ok mis niñas, los invitados no tardan en venir y quiero que mi familia este perfecta así que Samantha lleva a Babi para que se cambie.

—¿Y yo porque mamá?...

—Por qué lo sigo yo Samantha y ahora ve.



Samantha y Babi se dirigieron a las escaleras con una cara de pocos amigos, yo tenía el presentimiento que terminarían matándose algún día.

El timbre sonó y yo corrí a abrir la puerta, al hacerlo me encontré a mis tíos con Sofía y a mis pequeñas princesas.




—Hola mis amores, las extrañé mucho. —me puse a su altura y las abracé para después llenarlas de besos.

—Nosotras también a ti mami —dijeron ambas al mismo tiempo.

—Hola hija. —mi tío me saludo y yo hice lo mismo.

—Lo siento me olvidé. Que tal tío, hola Mérida.

—Hola —respondió muy seca y entró a la casa sin decir nada más.

—No le hagas caso —susurró muy despacio para que no escucharán mis hijas.

—Tengo que hablar contigo pero más tarde —señalé a las niñas y él asintió.




Nunca sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora