20. Adiós lujos, ¡Bienvenida tú!

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Carolina

Luego de un par de incómodos minutos, Barbara le preguntó algo a Adam, lo cual no entendí ya que mi cuerpo y mente estaba concentrados en la comida, como debe ser. Al terminar el último bocado, limpié con una servilleta mi boca, relamiéndo mis labios, por sí algun resto de salsa rebelde había quedado allí. Miré el reloj que traía en mi muñeca, era bastante temprano, habían pasado solo quince malditos minutos de nuestra entrada triunfal.

- ¿Han terminado? - Preguntó Adam sacandome de mi cuenta regresiva.

Mi madre y yo soltamos un "Sí" al unísono, por lo que Adam rió y agarró los platos, formando una pila y desapereciendo en la cocina. Me estaba sorprendiendo bastante la falta de sus empleados, es decir, la única vez que vine en su presencia, gritaba sus nombres y estos aparecían corriendo, listos para la órden de su jefe. Barbara se paró suavemente de su asiento, acomodando la falda de su vestido.

- Iré al baño, no hagas estupideces - Dijo riéndose ante su frase, caminado orgullosa hacia las escaleras.

Rodé los ojos y reí para mis adentros. Debía admitir que mi curiosidad por entrar en la cocina era inmensa, pero como la buena chica que soy, me quedé sentada como una roca.

¡Nah! ¿Que se creen? ¿Que soportaría estae sentada sola? La intriga me llevó a pararme y acercarme a la cocina, apoyandome sobre el marco de la puerta. Estornudé para causar ruido y hacerme presente, por lo que Adam se voltió y suspiró.

- Gracias por escupir todo con tu saliva - Dijo en un tono jugetón, por lo que rodé los ojos y me acerqué un poco más.

Con un repasador en mano, se voltió completamente hacia mí y siguió en su tarea de secar el plato.

- ¿Estas solo? - Pregunté indirectamente, ya que quería saber si había matado a sus ayudantes o algo así. Bah, no se si tan exagerado, pero que había sucedido.

El levantó una ceja, sin comprender demasiado a lo que me refería.

- Déjame expresarme mejor: ¿Donde estan tus empleados? - Pregunté sin más rodeos.

El suspiró y dejó escapar una bonita sonrisa.

- En sus respectivas casas, supongo - Respondió sin sacar su vista del plato, (El cual obviamente estaba seco)

- ¿Que les has hecho a los pobres? - Pregunté riendome, lo que lo hizo rodar los ojos.

Dejó el plato y secó sus manos con el repasador.

- Los he dejado libres, ¿Tan mal esta eso? - Preguntó cruzándose de brazos.

Me encojí de hombros.

- Eso depende. ¿Los has echado? -

El rió socarronamente.

- Eso suena mal, simplemente les he dicho que ya no los necesito- Corrijió sonriente.

- Eso suena mucho peor. Pero..¿Por que no los necesitas? - Pregunté con curiosidad, interrogar a este tipo era bastante más divertido que estar sentada como una anti-social.

Ya sin nada en sus manos, se acercó un poco a mí, pero respetando mi espacio personal.

- ¿Porque eres tan cabezota? - Preguntó levantando una ceja, por lo que me encojí de hombros - Me dí cuenta que puedo hacer eso solo ¿Feliz? -

Me cruzé de brazos, con una amplia sonrisa en mis labios.

- No te creo en absoluto - Dictaminé jugetonamente - ¿Y que con tu ropa? ¿Donde estan tus camisas con corbata? - Pregunté golpeando amistosamente su hombro.

Adam se encojió de hombros.

- Lejos, supongo - Respondió sonriendo

Yo llevé un dedo a mi labio.

- ¿Eh? Simplemente no entiendo porque tantos cambios - Dije dudosa, este tipo me estaba mareando.

El rió por lo bajo y cruzó sus ojos verdes con los míos.

- ¿A caso eres tan idiota y no te das cuenta de nada? - Preguntó todavía riendose.

Yo me limité a asentir riendome de mi nivel de inocencia. El bufó pesadamente.

- ¿No era que odiabas a los inútiles que no hacían nada solos y vivían de la plata y la buena ropa? - Preguntó haciendome recordar nuestra "discución" por el inútil de mi padre.

Asentí todavía un poco confundida.

- ¡Y bueno! ¡Aquí estoy! Me había dolido un poco que me trataras de un ricachón de mierda, pero tenías un poco de razón, por lo que decidí intentar de ser una persona normal con..quizás un poco más de dinero - Soltó encojiendose de hombros.

Me sentía un poco conmovida, pero en realidad tenía razón en TODO lo que había dicho

- Pero..hiciste todo eso..¿Solo por mí? - Pregunté tímidamente.

El rió y asintió, mirando fijamente el suelo.

- Pero...¿Porque? - Interrogué, dubitativa, pero un poco menos que antes.

Adam siguió cabizbajo, pero antes de responder, levantó la vista y me observó con sus ojos averdolados.

- Porque te quiero mucho - Confesó sin sacar la mirada de mí, como esperando que haga algo.

Mis cachetes tomaron rápidamente color, y lo miré con una ceja levantada.

- N-No lo malinterpretes, eres la hija de mi novia, y me he encariñado contigo, es s-solo eso - Explicó rascando su nuca, con el nerviosismo en su voz.

Yo sacudí mi cabeza, y coloqué mi mano en su hombro.

- Mira Adam..me has claramente sorprendido. Pense que simplemente me detestabas - Confesé haciendo una mueca - Es muy bonito lo que has hecho..gracias. -

El sonrió mirando el suelo, estaba claramente avergonzado. Sonreí y besé rápidamente su mejilla, alejandome lentamente de la puerta, otra vez hacia el comedor.

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¡He aquí otro capítulo! Espero que les guste, sientanse libres de leer, comentar y votar. Capaz suba capítulo un poco mas lento ya que tengo otra historia, (Si quieres pasate) ahrre se hacía spam sola. Pero creanme que esta historia será mi prioridad. ¡LOS AMO!♥

PD: Puta bida quiero un Adam para mi shola (¿)

No mires a Levine » HumorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora