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No existían palabras suficientes en el diccionario para describir lo mal que se sentía Daphne.

No se había levantado de la cama en semanas. Luego del funeral, después de ver como las cinco tumbas bajaban con los inertes cuerpos de aquellos a los que más amaba para ser cubiertos de tierra y descomponerse hasta desaparecer completamente del mundo, no había salido de su habitación en la Academia. Sus compañeros la visitaban a diario, pero ella no decía ni una sola palabra.

Le negó nuevamente la palabra a Louis luego del entierro. Lo extrañaba, quería que la abrazara y que no la soltara nunca, quería sentirse segura y olvidar todo, sin embargo ella era orgullosa.

Se sentía perdida, como un alma que vagaba sola por los más grandes desiertos o nadando por las profundidades del océano pacifico, sin rumbo, sin compañía, sin amor, sin felicidad. Sin nada, sin nadie. Añorando el momento en que todo terminara, y descansará en ese paraíso que le prometían los rezos a lo largo de su vida había escuchado en las iglesias. ¿Es que acaso Dios la odiaba? Por que de a no ser así, ¿por que la sometía a tal desconsuelo? ¿Por qué se había llevado a su familia y la había dejado a ella en aquel reino mortal el cual la hacía sentir miserable? ¿Por qué la hizo amar a un hombre que tenía otro camino escrito? ¿Por qué Dios no podía reescribir las estrellas y devolverle la felicidad, o simplemente rescatarla de allí?

Repudio entonces a ese Dios, por hacerla sufrir. ¿Por qué, si decían que era su hija y que él era el ser más misericordioso en el mundo, le hizo eso? ¿Por qué se llevó a Pete cuando él tenía tantos sueños que hacer realidad? ¿Por qué se llevó a Lavander cuando las cosas en su vida parecían ir bien? ¿Por qué se llevó a Alexander sin dejarlo convertirse en ese soldado como él, con inocencia, soñaba ser? ¿Por qué hizo que los cuerpos de sus padres se volvieran irreconocibles haciéndole aún más tortuoso el llorarles sobre el ataúd? ¿Por qué Dios la había abandonado así?

Y Louis, oh, ese chico.

¿Por qué debía casarse con otra mujer? ¿Por qué ella no podía estar a su lado? ¿Por qué ella no podía ser feliz con él? ¿Por qué, Dios? ¿Por qué él la traicionó?

Por diecinueve largos años, Daphne amo su vida tal y como estaba, aun si sufría burlas denigrantes de sus compañeros, aun si el dinero le faltaba, aun si a algún días se quedaba sin comer, aún si tenía que trabajar en vez de disfrutar su adolescencia, aun si su familia era algo disfuncional, aun si le toco vivir donde nació. Pero ahora, todo se volvía gris, cada vez más oscuro. Su familia había muerto, y sus hermanos y su sobrino aun sin cumplir sus metas, sin llegar a probar el sabor de la felicidad, y a diario lloraba porque el hombre de cual estaba profundamente enamorada pronto se casaría y tras eso todo habría acabado.

—Si realmente existes, Dios —murmuró la muchacha sentada en su cama, mirando el piso —, tú tendrás que rogarme a mi para que yo te perdone —pensó en su querida amiga Victorie y agregó —: Y a muchos otros les has de rogar, por habernos abandonado cuando más te necesitábamos.

( . . . )

La Casa Real de Hannowoor-Dankworth, Cambridge, Nueva Inglaterra
2 de Octubre, 2019

—¿Cómo sigue Daphne? —le preguntó Lady Katherine a sus hijos mientras almorzaban, aunque nadie había tocado la comida, no tenían apetito.

—Mal —respondió Charlotte —, según Matthew. No habla con casi nadie, y se ve mucho más delgada. Estaba como yo cuando...

—Me siento tan impotente —comentó Louis —. No puedo hacer nada para que ella se sienta mejor, ni siquiera puedo abrazarla, no me deja acercarme a ella.

Lady Katherine estaba al tanto del catastrófico error que había cometido su hijo en su relación con Daphne. Sabía que no había estado bien, y se lo recrimino en el momento, pero sabía también que Louis tampoco no estaba bien psicológicamente, tenía un peso gigante en la espalda, y él siempre había sido manipulable cuando estaba bajo presión.

—Entiéndela, hijo —habló la mujer —. Se siente traicionada. Estoy muy segura de que ella te extraña y quiere que estés ahí con ella, solo debes darle un tiempo.

—Tiempo es lo que menos tenemos, mamá —objetó Louis —. En casi una semana se celebrará la boda.

—No puedes...

—¿Crees que no intente detenerlo? —preguntó Louis alterado sin dejar que su hermana terminara la oración —. ¿Por qué crees que la familia de Daphne sufrió ese accidente? ¡Están muertos por mi culpa, Charlotte! Intente... Intente detener todo esto, pensé que el abuelo quizás no... Fui ingenuo, y por eso ahora Daphne está sufriendo.

Ni Charlotte ni Lady Katherine estaban al tanto de aquello, así que por un minuto se quedaron calladas pensando en lo que el chico les había dicho.

—Louis, cariño, escúchame —habló la mujer con voz aprensiva —. Eso jamás será culpa tuya. Tú solo hiciste un intento desesperado por romper ese compromiso para poder estar con la mujer a la que amas. Es ese monstruo —dijo refiriéndose al Rey Arthur —quien tiene la culpa del desafortunado destino que sufrió la familia de Daphne, no tú.

Antes de que Louis o Charlotte pudiera decir algo un grupo de hombres armados irrumpieron en el salón mientras Josh Ajax intentaba inútilmente negarles el paso.

—Katherine Dankworth, queda detenida por el delito de asesinato contra el Rey Charles.

—¿Qué? —preguntó Louis sin entender nada —. ¿Cómo que está detenida? ¿Quién demonios les dio orden de esto? ¿Tienen pruebas acaso?

—Majestad, los detalles de la investigación son privados —respondió con seriedad un hombre de uniforme.

—¡Pues soy el Rey de este país así que a menos que me digas porque se están llevando a mi madre me encargaré personalmente de que seas tú el que acabe en la cárcel! —exclamó Louis.

En ese punto de su vida, él ya había entendido que las cosas no se conseguían por las buenas. Charlotte abrazaba a su madre, mientras la mujer miraba todo con los ojos muy abiertos sin entender porque la acusaban de algo como eso.

—Procedan —ordenó el mismo hombre que había hablado con anterioridad.

Tras que el hombre diera la orden, otros uniformados se acercaron a Lady Katherine, sacaron unas esposas e hicieron ademán de ponérselas.

—¡Mamá! —gritó Charlotte aferraba con todas sus fuerzas al cuerpo de su madre, en un intento de que los hombres no se la llevaran.

—¡Alto! —gritó Louis, pero nadie se detuvo —. ¡Dije que alto! ¡Como Rey de este país ordenó que se detenga, de inmediato!

—¡No! ¿Qué hacen? ¡Soy inocente! —exclamó la mujer mientras intentaba zafarse de los oficiales.

—¡Louis, haz algo, por amor a Dios! —gritó su hermana con desesperación —. ¡Mamá! ¡No se la lleven! ¡No! ¡Louis!

( . . . )

Palacio Real, Londres, Nueva Inglaterra
24 de Julio, 2019

—¡¿Estás también tras esto?! —le preguntó Louis a su abuelo entrando sin permiso a su despacho.

El hombre bajó el diario que estaba leyendo y miró a su nieto cruzando las manos sobre el escritorio.

—Ah, veo que ya se llevaron a la bruta esa de Katherine —comentó el hombre como si nada, con ese toque de arrogancia en la voz —. Que bien. No quería que se atreviera a hacer algo en la boda.

—¡¿Qué demonios es lo que quieres?! —le gritó —. ¡Me obligas a casarme en contra de mi voluntad, mataste a toda la familia de la mujer a la que amo, encarcelas a mi madre! ¿Qué esperas conseguir con esto, eh?

—¡Quiero que seas un Rey! ¡Y un Rey no tiene tiempo para ser un maricon sentimentalista! ¡Y si es necesario acabar con todos aquellos a los amas para que de una vez te conviertas en un hombre, lo haré, no lo dudes!

Se miraron a los ojos, ambos respiraban de manera agitada. El ruido del reloj perturba el silencio.

—Mira, Louis, quite a Katherine del juego por motivos que nunca sabrás, así no intentes descubrirlo. Te estoy dando una oportunidad muy valiosa. El próximo sábado cásate con la Marquesa de Bristol sin protestar, y Daphne Loughty no sufrirá ningún daño. Por el contrario, ya verás que sucederá.

—Eres un bastardo.

El peso de la corona [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora