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Solo había un tema de conversación a lo largo de todo el mundo: lo pasado el 11 de Octubre en la Catedral, el día en que suponía que el Rey Louis finalmente le daría a Nueva Inglaterra una Reina.

Había tantas cosas que comentar. El codiciado misterio de cómo sería el vestido de novia pasó a segundo plano cuando la Princesa Charlotte irrumpió en la iglesia gritando que la Marquesa de Bristol había matado a su padre, el Rey Charles.

La gente sacaba miles de teorías sobre lo ocurrido y las subía a diferentes sitios. Los más observadores y aficionados también hacían mención a cómo el novio parecía que no iba responder la pregunta que sellaría de una vez el matrimonio, o mejor dicho, que diría que no.

Algunos creían que la Princesa Charlotte decía la pura y santa verdad. Toda la verdad que pudiera decir una dulce y joven princesa cristiana que amaba a su hermano más que a su propia vida.

Otros dicen que la Princesa estaba hablando un montón de idioteces, ideas y acusaciones sin pies ni cabeza, aunque claro, no a propósito, lo culpaban a alguna especie de enfermedad mental que estuvo oculta y que sobrepasó las barreras que la medicina podía calmarla.

Había personas creían un poco de ambas teorías, que eran las más comunes en la sociedad. Se decía que la Princesa Charlotte decía la verdad, pero tras enterarse de esto quedó con un trauma severo que afectó su salud mental.

Y entre tantas más teorías que pasaban de boca en boca y se discutían sin censura en los almuerzos, pero eran pocos se acercaban a la verdad.

¿Quién decía la verdad? ¿A quién había de creerle? ¿A la aparente dulce e inofensiva Princesa Charlotte o a la supuesta enamorada y comprometida Marquesa Irene?

Cada persona tenía una opinión diferente acerca de lo sucedido y la respuesta que la Familia Real dio al respecto de todo esto.

Porque en Nueva Inglaterra había comenzado el caos.

El Rey Arthur se pronunció primero, diciéndole a la prensa que la Princesa Charlotte sufrió un desafortunado incidente de secuestro, y se avergonzaba en lo más profundo de la mala seguridad que estaba a cargo de la Casa Real de Hannowoor-Dankworth, y que debido a esto su nieta había sufrido un golpe en la cabeza, que sumado con las drogas que los secuestradores le dieron, comenzó a delirar con la muerte de su padre pues esto aun la tenia muy afectada.

Y Louis, por primera vez, no sé quedó de brazos cruzados viendo como su abuelo tomaba el control mintiéndole a todo el mundo. Salió a hablar junto a Athenea, dijeron que aún se desconocen los eventos vividos por la Princesa antes de llegar al lugar de la boda, y la veracidad de sus palabras, pues el estado de salud de Charlotte era delicado. Pero se comprometían a dar una explicación cuando las cosas estuvieran claras.

El acto hecho por Louis y Athena provocó la furia en Arthur, más de la que ya tenía a causa de que el matrimonio no pudiera concretarse. Planeaba con cautela su siguiente movimiento.

( . . . )

Hospital Real de Bethlem, Londres, Nueva Inglaterra
12 de Octubre, 2019

—Charlotte —murmuró Louis al ver a su hermana en tal deplorable estado.

Louis entró en la habitación de paredes blancas donde los médicos le indicaron que podría hablar con su hermana. Charlotte estaba sentada en la silla con los brazos amarrados en una camisa de fuerza.

Cuatro enfermeros resguardaban la puerta, más su psiquiatra, quien los veía desde una ventanilla polarizada.

Ya no la reconocía, hasta parecía que no era ella realmente; toda la vida la había visto con el cabello largo y bien cuidado, ahora su rubio cabello estaba enmarañado y terriblemente desordenado, tenía un moretón en la frente, estaba pálida y tenía la mirada perdida.

El peso de la corona [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora