El peso de la corona [✔️]

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La Academia, Cambridge, Nueva Inglaterra
15 de febrero, 2019

—La último tema de la reunión de hoy —habló Miss Evans en la sala de reuniones —, el Príncipe Louis y la Princesa Charlotte junto a Lady Katherine se acercaron a mi hoy por la mañana para invitarnos a la ceremonia de inauguración del orfanato que abrirán en los distritos sur la próxima semana, el Príncipe Louis sobre todo se mostró particularmente interesado en contar con nuestra presencia.

—Estoy harta de todos estos eventos —se quejó Victorie reclinándose en la silla —. Tan solo en esta semana hemos tenido que ir a un hogar de ancianos, a plantar árboles, a una cena con los vizcondes de no sé donde y a cenar a Londres con la Familia Real. Es como si en Nueva Inglaterra solo viviera gente de más de setenta años, son todos tan anticuados. ¡Aburridos!

—Eres libre de renunciar si lo deseas, Victorie —dijo Miss Evans, ella hizo un gesto de desagrado por la respuesta —. Iremos. El mismísimo Príncipe Heredero nos pido que asistamos, así que aun yo misma no quisiera ir, cosa que no es el caso, no podemos faltar.

—¿Y cuando es este evento, Miss Evans? —preguntó Ophelia sonriente, ella siempre sonreía, era impresionante que no le doliera la cara de tanto hacer ese gesto.

—El martes de la próxima semana —respondió la mujer.

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Distritos Sur, Nueva Inglaterra
19 de febrero, 2019

Los diez chicos, vestidos con su pulcro uniforme, junto a Miss Evans estaban parados derechos a un costado de la Familia Real. En ese cuadro ellos no destacaban. Cuando asistían solamente ellos a los eventos, las cámaras siempre estaban sobre ellos. Los periodistas ansiaban encontrar algo en su contra, algo que hiciera cuestionar a la gente con quienes se relacionaban los hijos del Rey. Pero ese día era la mismísima Familia Real la que estaba presente, así que ellos eran prácticamente invisibles.

Louis, vestido elegante, sostenía las tijeras ceremoniales, listo para cortar el lazo de color rojo que le daría inauguración al nuevo orfanato. El edificio había quedado mejor de lo que él y Athenea esperaban, al menos eso fue lo que Louis le comentó a Daphne. Era un edificio viejo, que a pesar de sus reparaciones, seguía manteniendo su aspecto antiguo característico de Nueva Inglaterra. Dentro contaban con camas y elementos básicos, además de salas de estar y lugares recreativos.

—Antes de inaugurar por fin este orfanato, que espero pueda ayudar a muchos niños y niñas, quiero decir unas palabras —habló Louis con voz fuerte y clara, muy elocuente —. Alguien me dio una lección una vez; me dijo que si tenía la intención y determinación podría realizar un cambio. Yo soy el futuro rey de este país, y cuando llegue mi momento de gobernar, espero poder dejar mi marca, y ayudar a gran parte de los habitantes. Mi prima, la Princesa Athenea, duquesa de Kent, y yo trabajamos mucho tiempo por este proyecto y para que el mismo se llevará a cabo, y espero que con esto esté marcando de a poco mi camino hacia el surgir de Nueva Inglaterra. Prometo, con todos aquí como testigos, que trabajaré siempre para crear un país más próspero para todos.

Todos aplaudieron en respuesta, algunos soltaron gritos de aclamación. Lady Katherine le sonrió a su hijo con dulzura, el Rey Charles por su lado disimuló su molestia; ese no era el discurso que los hombres que trabajaban para ellos habían escrito.

Tras esto Louis corto el gran lazo rojo con las tijeras oficializando así la inauguración. Todos aplaudieron una vez más. Los periodistas tomaron muchas fotos esperando que una fuera lo suficientemente buena para ser portada. Louis sonrió ampliamente.

Los niños, guiados por las parvularias que los cuidaran de ese día en adelante, se acercaron a las puertas del edificio, algunos con más timidez que otros, y observaron todo a su alrededor con los ojos muy abiertos, delatando su curiosidad.