El peso de la corona [✔️]

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Nada sabían Charlotte y Louis de su madre. Su abuelo había dicho que tomó las medidas de encarcela por otros motivos, así que tenían el pequeño consuelo de saber que en realidad no era culpable de los cargos que se le imputaban.

Louis entre más lo pensaba, menos podía creer lo inhumano que era ese hombre al que toda su vida había llamado abuelo. ¿Cómo podía la sangre de ese monstruo correr por sus venas? Sintió repugnancia de tener un parentesco familiar con él.

Al menos contaba con el resto de su familia, quienes al igual que él, le habían dado la espalda al hombre, pero temiendo de sus acciones, no hacían nada para tener sus diabólicos planes.

Charlotte llegó a la teoría de que si Satanás conociera a su abuelo, sería el demonio quien sentiría miedo, y quizás admiración a la vez. Louis en cambio ya pensaba que el Rey Arthur era el mismo diablo en persona, porque no tenía otra explicación para su crueldad.

Irene de Bristol visitaba la Casa Real de Hannowoor-Dankworth muy seguido para poder consolar a su futuro esposo de los temores que lo atormentaban y para que de a poco ambos se fueran familiarizando con la vida conyugal, con el vivir juntos.

Para Louis, todo parecía destruido. Así que, aunque sabía que probablemente su misión fracasara, decidió hacer un último intento en que esa hermosa chica de melena castaña y hermosas pecas a la que tanto amaba confiara en él una vez más. No haría nada, no llamaría a la prensa, no haría más amenazas, simplemente hablaría con ella, diciéndole toda la verdad.

( . . . )

La Academia, Cambridge, Nueva Inglaterra
10 de octubre, 2019

Solo faltaba un día para la boda. Al día siguiente, según los planes, Louis estaría casado con la Marquesa de Bristol y la relación de Louis y Daphne yacería seis metros bajo tierra.

Ninguno de los dos estaba listo para soltarse, aunque hubieran pasado todas esas semanas sin dirigirse la palabra, solo con sus miradas que delataban sus más profundos pensamientos, sabían que sus corazones seguían unidos. ¿Cómo era posible unirse tanto a alguien en tan poco tiempo? Porque a pesar de la distancia y la situación, Daphne y Louis seguían buscando, sus ojos siempre querían conectar con los del otro, buscaban excusas tontas para terminar en el mismo lugar aun si no fueran a decir nada.

Daphne estaba en su habitación, sola, y llorando. Mañana Louis, ese chico al que tanto quería, estaría casado, sería de otra mujer, otros labios besarían su boca, otras manos tocarían su piel. No habrían más conversaciones bajo las estrellas, ni más tardes bailando en la habitación, ni más libros de los que hablar ni más sueños que desear cumplir.

Mañana acabaría todo.

La chica estaba de rodillas, con el rostro escondido entre sus manos y su cama. Sollozó con fuerza. ¿Por qué el amor tenía que doler tanto?

Todos los recuerdos que tenía con Louis viajaban por su mente, el día en que le dijo que sus pecas eran tan hermosas como las estrellas, el día del baile en el Palacio, los días en la biblioteca, su primer beso y todos los que se dieron después, cuando terminaron bajo la lluvia.

Odiaba ese sentimiento. Se había vuelto tan devota a él.

Alguien tocó su puerta. Daphne respiró hondo varias veces intentando calmarse, se limpió las lágrimas con el dorso de la mano, y caminó hasta la entrada de su habitación.

—¿Quién es? —preguntó intentando que su voz no se escuchara rota.

—Soy yo, Daphne...

Daphne tragó saliva, tomó el pomo de la puerta e inhaló profundamente antes de girarlo.