XXVII

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Al día siguiente Deidara se levantó temprano ya que quería ver cómo había pasado la noche Óbito, se cambió de ropa poniéndose la bata de Akatsuki tomo una pomada que le ayudaría a Óbito sanar sus heridas busco entre sus cosas unas vendas se las daría para que el las estuviera usando, al tener todo listo salió de su habitación para ir a la habitación de Óbito.

Tocó la puerta ligeramente pero no resivio respuesta alguna, así que abrió la puerta y miro a Óbito acostado en su cama sin la bata puesta ya que eso le generaba mucha incomodidad en sus heridas, Deidara entro y dejo entre cerrada la puerta u se acercó a Óbito.

Al estar cerca de su cama se sentó en la orilla esperando a que se levantara, pero al ver qué el enmascarado no pensaba despertar tomo su mano para checar su pulso, pero el enmascarado al sentir que alguien tomaba su mano se despertó bruscamente tomando con fuerza la mano de Deidara haciendo que está se asustara un poco .

D: tranquilo soy yo... Vine solo a curarte las heridas antes de que me vaya *decía susurrando le*

O: gracias *fue la corta respuesta que le dio y soltó su mano*

Deidara con mucho cuidado le quitó las vendas, por suerte la pomada hizo que no se pegaran las vendas a sus heridas así que no costo tanto trabajo quitarle las vendas, destapó la pomada y con mucho cuidado la aplicó por todo el cuerpo del enmascarado.

Si seguía curandose al igual como lo hacía Deidara, en unos días el estaría mejor, termino de curarlo y vendo sus heridas se levanto de la cama y salió de la habitación sin decirle nada a Óbito, tenía algo de hambre así que camino a la cocina a prepararse algo de comer.

Aunque al pasar por el pasillo que daba a la entrada de la cueva pudo distinguir a lo lejos que había una chica pelinegra, se le pareció extraño ya que nadie venía por estos rumbos así que preparando algo de arcilla camino hacia la entrada principal de la guarida.

Al estar cerca de la chica se sorprendió por qué aquella chica era de la Aldea de las rocas, pensó un poco y en algo estaba cayendo en cuenta recordó que Zetsu había dicho que Óbito había pasado la noche con una chica de la Aldea de las rocas.

D: quien eres tú? Se te ofrece algo? *Miraba a la chica pero su rostro no reflejaba ninguna expresión*

Ku: jeje claro, perdonen de que yo venga e invada su guarida pero el otro día un chico enmascarado me dijo que por estos rumbos vivía y pues lo ando buscando *le miraba con una leve sonrisa*

D: am...... Hablas de Óbito Uchiha?

Ku: claro el mismo el está aquí?

D: si, el está aquí solamente que el no puede resivir visitas ya que ayer lo torturaron por culpa de una ramera que lo sedujo solo para pasar la noche con él, solo por qué una estúpida ramera lo sedujo aprovechándose de su situación

Ku: oh..... Vaya como lo siento, creo que mejor volveré en otra ocasión *se había dado la vuelta para irse pero Deidara la sujeto del hombro*

D: tu no te largas de aquí, tu condenaste a Óbito a sufrir y tú sufrirás con él *la tomo con fuerza del brazo* tu te quedarás cuidando a Óbito, y si no lo haces me encargaré de que tu vida se haga imposible hasta que vuelvas arrastrándote pidiendo piedad

Kutsuri solo la miraba con mucho miedo y algunos de los Akatsuki incluyendo a Madara estaban parados mirando aquella escena, Kutsuri solo asintió aceptando que cuidaría de Óbito, Deidara la llevo del brazo a la habitación de Óbito abrio la puerta y la aventó adentro volviendo a cerrar la puerta.

Después hablaría de eso con Konan de que tuvieran vigilada aquella chica, ya que si le daba cierto miedo de que dejara a Óbito solo no tenía confíanza en qué los Akatsuki lo cuidarían, se dio la vuelta para ir a la cocina pero Madara la detuvo arrinconandola en la pared, se notaba que estaba muy molesto algo había descubierto.

M: desde ahora te lo digo, dejaré que ese mocoso nazca pero después lo abandonarás o verás a dónde lo llevas, por qué yo no me haré cargo de los hijos de otro hombre si a esa cosa se le puede llamar Hombre *dijo en un tono super molesto*

D: tu aceptaste el trato y lo debes cumplir sin importar que es lo que lleve en mi, además yo no puedo simplemente abandonar a mi hijo es mi sangre también

M: ya dije no quiero cuidar hijos de una escoria como Óbito, así que tú decides lo abandonas o se rompe el pacto y en este mismo momento mato a Óbito

D: Madara no seas cruel, el será un bebé si lo abandono quien me garantizará que lo cuidarán, Madara hagamos otro trato por favor......

M: *suspiro con pesar pero al final tuvo que aceptar* te escucho

D: deja que mi bebé este conmigo hasta que cumpla su primer año, yo después le buscaré una familia en mi Aldea 

Madara lo pensó un poco pero a final de cuentas no estaba tan mal la idea, así que termino por aceptar Deidara pensaba que tal vez en ese tiempo se acostumbraria Madara al bebé y después lo terminaria aceptando.

Tenía la leve esperanza de que eso ocurriera, el problema ahora estaba en Óbito aunque era mejor no decirle que estaba embarazada y esperando un bebé de él, ya que se armaría una pelea y tal vez Madara ahora sí lo mataría.

La bella y la bestia {TobiDei}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora