11. Vuelta al pasado (Ashia)

66 2 0
                                    


Me senté sobre la cama de la habitación sintiendo como se me hinchaba cada vez más el tobillo. Miré por la ventana sin levantarme. El espectro estaba en ese momento pasando por el jardín delantero de la ermita.

-Tal vez deberíamos de haber ido por los túneles de abajo en vez de subir aquí – dije mientras me apretaba el tobillo con ambas manos para intentar disminuir el dolor.

-Era demasiado arriesgado, no los conocemos a la perfección y la última vez que estuvimos fue hace tres años, el día de la pelea. Esos túneles son como un laberinto y es muy posible que nos perdiéramos. No hay cobertura allí abajo para pedir ayuda si eso pasara – me contestó Kevin

-Mejor perdidos que muertos – dije más para mí que para él - ¿De qué crees que nuestros padres conocían esta casa?

-Ni idea – me contestó.

Hubo un rato de silencio tenso. No por nosotros sino porque intentábamos escuchar el ruido chirriante que hacía la puerta al abrirse. Al ver que no se oía nada, Kevin volvió a hablar.

-Si no salimos bien de esta, quiero que sepas que siento todo eso del noviazgo con mi hermano y también lo de decirte que te gustaba y eso.

-Para empezar sí vamos a salir bien de esta, Mindi desactivará la torre y Jim volverá a ser nuestro viejo profesor de gimnasia – le dije seriamente.

Hubo otros segundos de silencio antes de que Kevin lo rompiera de nuevo.

-Hay algo a lo que le he estado dando vueltas – comenzó – Antes, cuando estábamos discutiendo justo después de que Leire y Mireya se fueran, me dijiste que no te gustaba que nos confundieran a John y a mí. Me estaba preguntando si... ¿Tú eres capaz de distinguirnos?

-Sí, claro.

-Me refiero a sin escuchar nuestra forma de hablar. Bred y Mindi no son del todo capaces, lo disimulan bien, pero se les nota.

-Al principio me costaba, pero ahora sí – contesté – tenéis diferente manera de moveros, de caminar, de coger el tenedor para comer... y... bueno, tú tienes un pequeño lunar al lado del ojo derecho que John no – añadí mientras me señalaba la zona.

Kevin estaba a punto de contestarme, pero de repente se oyó el fuerte chirriar de la puerta del chalé. El silencio entre nosotros apareció de forma inmediata. Kevin me ayudó a ponerme en pie y en silencio buscamos un sitio para escondernos. Señalé el armario sin hacer ruido mientras se escuchaban las pisadas de Jim Morales por las escaleras. Nos metimos los dos en ese reducido espacio en el que había ropas viejas llenas de polvo, todas de niña.

El espacio era reducido y algo claustrofóbico. Debido a la ropa apenas había más espacio que en uno de los escáneres solo que aquí estábamos dos personas metidas. Tenía la mirada clavada en el suelo y respiraba agitadamente. No pude evitar abrazar con fuerza a Kevin para poder descargar la tensión sin gritar. Estaba al borde del llanto por el miedo. Kevin me devolvió el abrazo mientras me pasaba una de las manos por la cabeza para intentar calmarme.

Se escuchó como la puerta de la habitación se abría lentamente y unos pasos. Tenía la cabeza apretada contra el pecho de Kevin y podía escuchar su corazón acelerado golpeando contra su pecho, igual que el mío. Unos segundos después, la puerta del armario se abrió de golpe y la cara llena de arrugas del profesor de gimnasia apareció ante nosotros. En lugar de pupilas tenía el característico símbolo de Lyoko.

Primero me cogió a mí y me lanzó contra la pared para sacarme del armario y después hizo lo mismo con Kevin, pero él llevó peor suerte. Su cabeza se golpeó con fuerza contra la esquina de la cama y calló inconsciente. Vi como un hilo de sangre comenzaba a manar a través de su pelo rubio. Intenté levantarme para acercarme a él, pero el dolor me lo impedía, ya no era solo el tobillo, sentía que apenas podía moverme, tenía todo el cuerpo magullado.

Pasando el testigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora