25. Un mal día (Kevin)

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La caminata hasta que llegamos al hangar se hizo eterna. Especialmente por los silencios incómodos entre Mindi y mi hermano. Puede que John tuviera que haber hablado con ella antes sobre lo de que era gay, pero en su defensa diré que en mi opinión se le notaba. Si cuando vimos la película de Thor no hacía más que mirar al actor y morderse el labio. Aunque bueno, bien pensado puede que no se le notara tanto, era normal que yo me lo hubiera olido después de tantos años viviendo y estando juntos, pero nuestros amigos eran bastante recientes aunque parecía que había pasado una eternidad.

Cambiando de tema, aquél cacharro era impresionante. El Skidbladnir se presentó ante nosotros imponente y gigante mientras ascendíamos por el ascensor.

-Solo es una vuelta de prueba – volvió a recordar la voz de Bred – por favor no seáis imprudentes. Solo quiero comprobar si Mindi puede desactivar las torres de las réplicas.

No sé por qué pero me daba la impresión de que lo decía más por mí que por los demás. De todas formas las reglas básicas que nos había dado eran claras: Solo Mindi podía soltar los Navskids desde la cabina de mando. Así que, poco podía hacer yo desde allí hasta que a Mindi no le apeteciera jugar.

-Vamos a repasar los mandos – propuso la voz de Mindi desde la cabina de mando.

-Está bastante claro – me quejé. Ya habíamos hecho esa prueba tres veces antes de salir del hangar. – Se controla la dirección con el volante. Lo inclinamos para adelante para descender, para atrás para ascender, botón derecho azul para sacar torpedos, apuntamos con el yostik y apretamos el botón de encima para disparar. AUNQUE "hoy no debemos usarlos porque no sabemos controlarlos" – concluí tratando de imitar la voz de Bred. Lo que causó bastante gracia en el submarino, aunque no tanto en Bred.

-Muy gracioso Kevin. ¿Aumentar y disminuir la energía del escudo del Navskid? ¿Comunicación con las demás? ¿Cómo funciona el radar? ¿Sabes al menos cómo se acelera?

-Pues... Esto... ¿Se acelera con el pedal izquierdo? – me había pillado, lo que también pareció levantar risas entre mis compañeros del submarino.

-Es con el derecho, con el izquierdo se frena. Me alegra saber que aunque me desobedecieras no llegarías muy lejos.

-Te ha pillado bien – se oyó la voz de Ashia entre las carcajadas de mis amigos.

No contesté a la pulla. No había acertado porque me había puesto nervioso. Seguro que en combate me salía todo instintivamente. Dicen que conducir se hace de manera automática, pues supongo que pilotar eso no sería muy diferente.

-Preparados para inmersión – se escuchó la voz de Mindi.

Noté por un momento el corazón en la garganta, si el Skid fallaba... El mar digital daba miedo, era terrorífico, mejor dicho. Mindi comenzó una cuenta atrás durante la cual mantuve la respiración inconscientemente. Como cuando vas a sumergirte en una piscina. 3, 2, 1... Cerré los ojos instintivamente y noté una gran sacudida dentro del Navskid. Ya está, habíamos muerto, se había desintegrado y estábamos muertos.

-¿Todo bien chicos? – la voz de Mindi resonó en mi cabina, lo cual me hizo abrir los ojos – Vamos a salir de Lyoko.

-Todo bien, Mindi – contestó la voz alegre de Ashia – ¡Qué pasada, estamos en el mar digital!

Una puerta gigante se abrió ante nosotros, y por delante todo era agua, hasta donde alcanzaba la vista. Según Bred encontraríamos alguna réplica, criaturas de XANA..., algo. Pero allí no se veía nada, salvo mar. Era precioso eso sí. ¿Quién iba a pensar que allí abajo se encontraría esa maravilla? Éramos afortunados de haber visto todo aquello.

Pasando el testigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora