Hajimari / Beginning

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El día era precioso. Los sakuras habían florecido y sus pétalos volaban por todos lados haciendo que Sirius, su perro, saltara de un lado al otro tratando de atraparlos.

—¿Están seguros de no olvidar nada?

Mei terminó de amarrar sus cordones antes ir a besar la frente de su abuela a modo de despedida.

—Por última vez nana, ya estamos listos —Respondió Kyōya al levantar su bolso. Ambos mellizos portaban el uniforme de la prestigiosa academia U.A. aunque claro, uno estaba más nervioso que el otro—. Además vas a hacer que Mei se ponga más nerviosa.

Yue sonrió, sabía muy bien que su nieto estaba tan o incluso más preocupado que su melliza.

—Estoy muy orgullosa de ustedes. Se que harán un gran trabajo.

Sus palabras amainaron el torbellino de emociones y le brindó a ambos el ánimo que necesitaban. Mei sonrió a su abuela al abrir la puerta. Hoy era el primer día de los próximos tres años que recorrería para alcanzar su meta de ser una heroína.

—¿Nerviosa? —preguntó una voz en su interior.

—Ni un poco.

Llegaron con relativa facilidad, considerando lo rudo que puede ser entrar y salir del tren en las horas pico de japón.

—Clase 1A... —mordió su labio mientras recorría con prisa el pasillo—. ¿Por qué este lugar tiene que ser tan grande?.

—¿Y te quejas? después de ti yo tengo que encontrar la 1H —murmuró Kyōya con fastidio.

— Kyōya, no es necesario que me acompañes y lo sabes.

—¿Qué clase de hermano sería si no lo hiciera? además, no somos los únicos perdidos por aquí  —el chico se encogió de hombros haciendo un gesto hacia un grupo de estudiantes que al igual que ellos solo daban vueltas. Mei quiso sentirse mal, pero honestamente le tranquilizaba saber que no eran los únicos desorientados.

Finalmente la encontraron. Kyōya revolvió su cabello y se fue sin decir una palabra más, no era como que las necesitaran, pero así era suficiente. La puerta era enorme y no estaba segura de cuánta fuerza necesitaría para abrirla.

¿No quieres que la abra?

—¿Cómo sé que no vas a romperla? —murmuró en respuesta. Esa vocecita rió entre dientes.

—Disculpa ¿vas a pasar? —interrumpió una voz que la sacó de sus pensamientos. Un joven de cabellos rojos sonreía amistosamente mientras señalaba la puerta.

—Am, si disculpa, es solo que se ve ve enorme y bueno...

«Muy bien Mei, no llevas ni 1 hora y ya estás balbuceando» se regañó mentalmente antes de hacerse a un lado

—Tienes razón, permíteme —Deslizó la puerta con fuerza provocando un fuerte ruido que alertó a los presentes. La castaña trató de no inmutarse—. ¡Buenos días!

Mei sonrió levemente antes de pasar detrás de él murmurando un suave "buenos días" antes de elegir un asiento al inicio y al centro del salón. Necesitaba poder ver al pizarrón lo mejor posible si quería utilizar el 100% de su visión.

—No hay forma de que me libre de ti, ¿verdad? —habló una conocida voz a sus espaldas

Mei rió al sentir el brazo de Shōji sobre su cabeza y levantó la mirada. ¿Cómo era posible que el chico fuera tan alto? ¡Ella era mayor!

—Nope, no tienes escapatoria

Sus asientos no estaban muy lejos, lo que les permitía hablar con comodidad, y en pocos minutos se pusieron al día mientras el resto del aula se iba llenando. Desafortunadamente, el agradable clima del salón se vio interrumpido cuando un alto joven de lentes comenzó a regañar a un rubio bastante maleducado que tenía los pies sobre la mesa y posteriormente cuando se dirigió a un pecoso peliverde que acababa de entrar. Si así de agitadas serían las mañanas no sabría si podría llevar el ritmo, sobretodo cuando el curioso hombre dentro de una bolsa de dormir los llamó para irse a otro lugar.

VenomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora