Mei aspiró de aquel dulce aroma primaveral que el viento había traído en su dirección.
Tras finalizar el festival deportivo, la academia les había permitido un par de días libres para que los participantes se recuperasen de sus heridas tanto mentales cómo físicas. Esos dos días habían pasado en un abrir y cerrar de ojos y ahora la chica era capaz de volver a levantarse de la silla de ruedas lo que alivió al resto de sus familiares.
Suspiró cerrando los ojos, todos habían estado muy preocupados por su estado, pero al mismo tiempo orgullosos de que llegara a casa con aquella medalla de cobre sobre su cuello, su abuelo Otto incluso había abierto una botella para celebrar. Claro que, a los menores no les dejaron probar, al menos en la presencia de sus abuelos japoneses.
Pero eso no era lo único que rondaba por su cabeza.
Pocas horas después de que se hubiera acabado el festival y que Aizawa los hubiera enviado a casa tras informarles de sus breves vacaciones, Todoroki-kun se había ofrecido a empujar su silla hasta la entrada pero Shōji y Tokoyami se le adelantaron, impidiéndole a la chica siquiera despedirse apropiadamente.
El de extremidades múltiples estacionó a la chica en el jardín principal.
—Kyōya nos dijo que te recogería aquí —le informó Tokoyami entregándole su mochila y recibiendo un abrazo a modo de despedida. Ambos chicos sacudieron sus manos en señal de despedida mientras abandonaban la institución.
Varios estudiantes de diversos cursos se acercaron a felicitarla durante la salida, lo cual era algo tan emocionante como embarazoso para la chica. Definitivamente no estaba tan acostumbrada a recibir atención. Aún así, le sorprendió verlo a él.
—¡Shinsō-kun! —exclamó la castaña a modo de saludo dedicándole una brillante sonrisa al muchacho de cabellos violáceos que se había acercado a la escena. No había hablado con el chico directamente desde la noche que le escribió —. Que bueno volver a verte
—E-eh si, hola de nuevo Nanami — El de cabello malva enrojeció levemente ante sus palabras. Suspiró pesadamente antes de volver a hablarle —. Felicidades por tu victoria, peleaste muy bien.
—Gracias, tú también lo hiciste increíble. No creo que hubiera tenido oportunidad contra tí, tu quirk es genial
El ojeroso volvió a sonrojarse, ¿de verdad pensaba eso de él?
—Nah, no es un buen quirk para ser un héroe —rascó su cabeza apesadumbrado al repetir esas palabras que le habían acompañado durante su crecimiento —. Muchos piensan que haría un gran trabajo como villano
La chica se cruzó de brazos antes de dirigirle una mirada reprobatoria. Shinsō lo veía venir, iba a dejar de hablarle como muchos ya lo habían hecho.
—¿¡Es una broma!? —levantó la cabeza sorprendido al escucharla—. ¡Tu quirk es increíble, literalmente podrías derrotar villanos casi al instante! ¡serías un héroe impresionante!
El corazón del joven aficionado a los gatos dio un vuelco. Ella, la medalla de bronce del festival le había dicho que sería un gran héroe, no podía ser ¿se había lavado el cerebro a sí mismo?
—Aunque... —La emoción se le bajó de golpe. La morena había llevado una mano a su mentón en un gesto pensativo. Ya está, le había encontrado algo malo—. Vas a necesitar entrenamiento.
—¿Eh?
—Necesitas entrenamiento, no puedes depender solo de tu particularidad —declaró la chica con convicción pero sin abandonar su gesto pensativo —. Shinsō-kun ¿qué clase de héroe te gustaría ser?
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Venom
General FictionLa meta era sencilla, dejar el pasado atrás y convertirse en una heroína en la que todos pudieran confiar. Solo había que concentrarse en eso ¿no? pero tenían que existir los sentimientos, muy, muy confusos sentimientos.