1st Round

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Mei respiró profundamente intentando calmar los fuertes golpes que su corazón le daba a su pecho. Apenas hacía unos minutos terminaron habían terminado los juegos recreativos y ella se había retirado a buscar su uniforme después de animar un poco junto al resto de las chicas de su clase. De alguna manera, la chica prácticamente se había escondido entre los pasillos del enorme estadio.

La ronda de combate estaba a minutos de empezar, y su primer contrincante era su hermano, no podía ni verlo a la cara, ¿que iba a hacer?, no es que fuera imposible de vencer, es decir, ¿cuántas veces no lo había derribado? pero jamás en televisión nacional. Aparte tenía que lidiar con su conexión de gemelos y hasta donde sabía con su poder, ¿cuantas armas contra ella no podía crear Kyōya siendo un tecnopata?.

Aún tenía un par de ases bajo la manga pero ¿sería suficiente?. Se comenzó a sentir mareada.

Una mano se colocó en su hombro.

— Tranquila, lo harás muy bien —le aseguró Shōji extendiendo una barra de chocolate en su dirección. Mei suspiró, ¿cómo alguien podía saber lo que necesitas incluso antes que tú mismo?. Definitivamente no había un amigo como Mezō.

Mei picó el chocolate por la mitad y se lo extendió.

— Es una gran oportunidad para los dos...quiero que se luzca pero, tampoco quiero perder —admitió la chica mordiendo la barra. Sintió como su cabeza se llenaba de la dulce sensación de la endorfina relajando levemente sus músculos.

— Me alegra ver que por lo menos también piensas en ti misma —comentó el chico dándole una mordida a su mitad —. Un año atrás estarías pensando en cómo dejarle ganar sin que se dé cuenta y terminarás sintiéndote mal porque sabes que no puedes. Ambos tienen que dar lo mejor de ustedes, incluso si es uno contra el otro

Mei suspiró derrotada. Tenía razón, siempre había sido sobreprotectora con sus hermanos. El de miembros duplicables colocó una mano sobre su cabeza en un gesto reconfortante.

— Ser egoísta con lo que quieres no te hace una mala persona, y mucho menos una mala hermana. Lucha con todas tus fuerzas como el resto de nosotros.

Justo lo que necesitaba oír.

Mei abrazó a su altísimo amigo donde pequeños sollozos de culpa salieron de su garganta. Se sentía tan bien librarse de ese peso.

— Ay Mei, siempre eres tan sensible —murmuró el chico mientras le daba leves palmaditas en la espalda para calmar su hipo. Suspiró — No tienes remedio

— Soy un caso perdido — afirmó la chica con una sonrisa y el resto de su rostro enrojecido. El chico le ofreció un pañuelo. Definitivamente su amigo era uno de los pocos caballeros que aún quedaban en el mundo.

Los altavoces se activaron.

¡Hey everyone! ¡¿are you ready?! —Ambos se vieron preocupados. Los combates iban a comenzar. Ambos corrieron en dirección a las gradas, la mayoría de sus compañeros ya estaban ahí —. ¡Mucho sucedió, pero ahora se reduce a esto! ¡Una batalla seria! ¡Solo dependes de ti mismo! ¡Aunque no seas un héroe, enfrentaras muchas situaciones cómo está! ¿Lo entiendes, verdad? ¡Corazón, habilidad, cuerpo, sabiduría y conocimiento! ¡Usen todo para avanzar!

Era hora del primer combate Midoriya contra Shinsō.

El de cabellos malva comenzó a hablarle hasta provocarlo con los eventos del último juego donde había utilizado a Ojirō. Midoriya se molestó y pretendía abalanzarse sobre él.

Pero paró en seco.

— ¡Maldición!, ¡y eso que le advertí! — exclamó el rubio levantándose con expresión frustrada. Mei se palmeó la cara.

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