𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 1

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En la Actualidad

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En la Actualidad

Cansado era la palabra que podía describir en este momento a Han Jisung.

El agotamiento se apoderaba de su cuerpo tras un largo y arduo viaje que parecía haber durado una eternidad. Con anhelo, ansiaba llegar a su acogedor departamento y dejarse caer sobre la cama para sumirse en un profundo sueño reparador que durara tres días completos. Sin embargo, la cruel ironía del destino le jugaba una mala pasada, ya que aún se encontraba varado en el aeropuerto. Para empeorar las cosas, debía cargar consigo dos enormes maletas, convirtiendo el simple acto de llegar a un taxi en una tarea titánica.

Su jornada se detuvo por un instante al verse interrumpido por el tintineo de su celular, siendo una llamada la causa y su mejor amigo el causante.

- Lix, Ya regresé a Corea - anuncio antes del contrario.

- ¡¿Hablas enserio?! - Grito emocionado.

- Si, aún estoy en el aeropuerto pero dentro de unos minutos estaré en mi depart- su oración se vio interrumpida al colisionar fortuitamente  con otro hombre en pleno pasillo, ocasionando un estrépito ensordecedor que capturó la atención de los presentes - ¡Lo siento!, Perdóneme - se apresuró a remediar poniéndose erguido para cargar las valijas de hombre al tiempo que hacía innumerables reverencias cómo señal de un profundo arrepentimiento arrepentimiento.

- ¡¿Eres Idiota niño?!, ¡Fíjate por dónde caminas! - preso de nerviosismo palpable por la atención de todos los transeúntes y hasta los vigilantes de seguridad circulantes, recogió sus valijas y continuo su camino acelerado.

- Jisung, ¿Sigues ahí? - insistió el rubio desde la llamada.

- ¿Eh?, Si, lo siento, es que choque con alguien - comento retomando su camino.

A los pocos minutos ya se encontraba en su departamento con un pecoso esperándolo en la puerta y un par de globos de helio pegados en la entrada.

— ¡Bienvenido! — Anuncio el rubio.

— Solo me fui dos semanas — explicó rodeando con sus brazos a su amigo.

— Fue como un mes para mí, no vuelvas a irte por tanto tiempo — añadió en medio del abrazo — Entremos, tienes que contarme todo lo que pasó mientras estabas en Australia.

Ambos entraron al departamento para ponerse cómodos y platicar todo lo acontecido en las últimas semanas.

Inicialmente, se había concebido que Félix acompañaría a Jisung en su travesía, dado que sus padres estaban también en Australia, al igual que la madre de Jisung. Sin embargo, lamentablemente, este año tal armoniosa planificación no pudo concretarse, pues los progenitores de Félix optaron por viajar hasta Corea para compartir el tiempo con su hijo. Así pues, Jisung se vio obligado a emprender el viaje en solitario.

— ¿Se quedará en Australia? — Pregunto el rubio.

— Así es, he insistido de todas las formas pero ella está decidida a quedarse allí, es imposible hacerla cambiar de opinión.

— Trata de entenderla, su vida está allí, nosotros crecimos en Australia y sabes lo que se siente dejar tu hogar, solo ponte en su lugar — explicó.

— Lo se, pero no me gusta vivir sin ella, es mi madre, aún no me acostumbro a estar solo.

— Jisung, solo nos queda un año en la escuela, luego tendremos que iniciar nuestra vida solos, creo que es una buena forma de adaptarte, recuerda que me tienes a mi, yo siempre estaré contigo — intento consolar.

— Gracias Lix, y ya que comentaste que estarás para mí, ¿puedes ayudarme a desempacar mis maletas? — preguntó.

— Eres tonto pero astuto — se burló el rubio tomando las enormes valijas para llevarlas a la habitación de su amigo.

— Por eso te quiero — continúo el castaño siguiendo al pecoso.

— Comencemos con la gris — decidieron tomando la maleta para arrojarla a la cama — ¿Qué llevas aquí?, ¿Un muerto?.

— Solo ropa y calcetines, lo juro — intento explicar.

— Pues yo no creo que está sea tu ropa — admitió el pecoso desdoblando algunas prendas que jamás había visto en el menor — ¿Tu madre te las compro?.

— Claro que no, eso no es mío — agregó asombrado, nada del contenido en esa valija era suyo — Creo qué esa maleta no es mía — explicó comenzando a revisar si había algún número o indicio para contactar al dueño.

— Olvídalo Jisung, solo hay ropa — habló — y de muy mal gusto — admitió admirando algunas prendas — de todas formas, si dices que solo llevabas ropa y calcetines no creo que te afecte mucho, ¿No es así?, Es decir, podemos pasar por un supermercado para comprarte ropa nueva.

— Lo se, pero puede que para el dueño sea una gran perdida, tengo que encontrarlo — insistió.

— Solo es ropa, ni siquiera se va a molestar en buscarte, créeme — admitió a lo que el castaño se sintió más relajado — ¿Quieres probártela? — ofreció con una sonrisa divertida.

— Estaba esperando a que lo dijeras — después de esta respuesta ambos adolescentes comenzaron un desfile muy a la moda ochentera con las prendas del interior, llegando a entrar fácilmente ambos en un pantalón por lo anchas que eran.

— O el dueño es enorme o nosotros muy pequeños.

— Creo que ambos — admitió el pecoso tomando la última prenda de la valija.

Justo antes de desdoblarla algo de esta cayó en la cama asustando a ambos menores.

— ¿Qué es eso? — pregunto el castaño tomando el artefacto con sus manos.

— Es una cerámica para decoración supongo, pero no entiendo sus dibujos — supuso revisando con detalle el artefacto.

— Se ve muy costosa, ¿crees que debamos devolverla? — Opinó.

— Yo creo que deberías ponerla en tu sala — señaló — olvida al dueño, no vamos a encontrarlo ni recorriendo toda la ciudad.

— Tienes razón, además, me aseguraré de devolverla si algún día lo encuentro — aseguró y el rubio rodó los ojos, a veces Jisung actuaba demasiado correcto.

Ambos amigos caminaron hacia la sala, para finalmente colocar la reliquia en una de las mesas menos decoradas.

— No es estable — admitió el menor al percibir el tambaleó de esta.

— Es por qué está al revés genio, ¿de verdad eres el mejor de la clase? — se burló

— Oh, si cierto — se corrigió y volvió a colocar el artefacto.

Luego de haber terminado de acomodar las valijas el rubio pensó que sería buena idea regresar a su casa.

— Se hace tarde, creo que debo regresar.

— Está bien, te veo luego, gracias por ayudarme — añadió y el pecoso abandono la habitación dejando al castaño solo en aquel departamento.

𝗘𝗟 𝗣𝗥𝗔𝗞𝗟𝗢𝗢 . 𝑀𝒾𝓃𝓈𝓊𝓃𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora