𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 23

4.4K 781 202
                                    

El castaño se había encargado de evitar al Minho a toda costa, aquel beso lo tenía muy confundido, y aún no se sentía listo para enfrentarlo.

El pecoso había notado su distanciamiento, incluso pregunto varias veces la razón, pero este se negó a contarle, aunque moría por decírselo a alguien, sabia que Félix era un terrible consejero, y lo peor es que le haría caso sin dudarlo.

— Tarde o temprano tendrás que enfrentarlo, ¿por qué no me dices lo que sucedió entre ustedes? — se quejó el rubio.

— Por que no sucedió nada entre nosotros, ya deja de preguntar lo mismo — renegó.

— Está bien, dejaré de insistir — aseguro — pero sea lo que sea, ustedes tiene que hablarlo — sugirió suponiendo las razones de su notable distancia.

— ¿Vas a seguir con eso? — cuestionó irritado.

— Okey, ya entendí, no paso nada — levantó las manos en señal de rendición — por cierto, en unos días regresaremos a la escuela, tengo que buscar mi uniforme y algunos útiles escolares, así que iré a mi casa para no tener que preocuparme luego — notificó.

— Tienes razón, yo haré lo mismo — soltó el castaño — ¿Regresaras para cenar? — pregunto.

— Si, estaré temprano — afirmó.

— Saldré a comprar algunas cosas luego, nos vemos en la noche — aseguro.

(...)

El castaño tenía una pila de cuadernos antiguos en frente suyo, debía de seleccionar los que le servirían este año y desechar los que no, aunque puede que los recicle en alguna manualidad.

Su concentración se vio interrumpida por la llegada del mayor quien rápidamente le encontró con la mirada, parecía algo molesto, quizás por qué había estado evitandole todo el día.

Un sonrojo se apoderó de él, sin atreverse a mirarlo, aún no estaba listo para enfrentarlo, rápidamente tomo sus cuadernos sin importarle si algunos se le caían en el camino, lo único que quería era llegar a su habitación.

Por desgracia el cerrojo de la puerta no quería ceder, esto nunca le había pasado.

Escucho los pasos del mayor avanzar lentamente hacia el, inclino su frente en la dura madera después de varios intentos por abrir la bendita puerta, está vez no tenía escapatoria.

Se giró para encarar al azabache, este se mantenía aproximandose hacía el con lentitud provocando que agachara la mirada.

Inesperadamente el mayor coloco sus fuertes brazos a los costados de su cabeza, sus cuadernos cayeron al suelo después de esta acción debido a los nervios, pero a este no pareció importarle.
Si su objetivo era intimidarlo lo estaba consiguiendo, no comprendía desde cuándo tenía tanto poder sobre el.

— ¿Por qué huyes? — cuestionó con seriedad.

— No fue mi intención — confesó arrepentido — estaba muy avergonzado por lo de ayer, lo siento — admitió sin atreverse a mirarlo.

Al mayor no le agrado esto y se inclino levemente para buscar su mirada, el castaño cerro los ojos y se encogió en su sitio, estaba demasiado nervioso y eso era muy evidente.

— Jisung — llamó.

El castaño reacciono a su nombre espectante a lo que esté tuviese que decir.

— Voy a hacerlo otra vez — advirtió.
El menor no tuvo tiempo de procesar lo que quería decir cuando ya tenía al azabache sobre sus labios.

Las manos frías sujetaron con suavidad el mentón del cuerpo sonrojado en frente suyo, cada sensación nueva que descubría era la gloria.
Está vez el castaño no se quedó atrás y correspondió al beso con algo de torpeza mientras se cuestionaba dónde debía de poner sus manos y por qué le estaba gustando el beso.

La intensidad iba disminuyendo hasta separarse cuando creyeron adecuado, sus frentes estaban unidas y suspiraban ligeramente.

El menor finalmente se armó de valor para aclarar lo que estaban haciendo, estaba demasiado confundido aún.

— Minho yo....¿Yo te gustó? — consulto con suavidad, el mayor reacciono a la pregunta y separó sus frentes para poder observarlo a los ojos, su expresión era dudosa, como su estuviese debatiendo internamente para una respuesta.

— No — respondió sin más y libero al castaño para salir del lugar con notable molestia.

Este se quedó estático en la puerta, no comprendía las acciones de Minho y tampoco su molestia ante la pregunta, sin embargo su respuesta había provocado que sus ánimos cayeran por el suelo al igual que sus cuadernos.

(....)

La entidad avanzaba por la calles con velocidad sin darle importancia a la sombra que lo perseguía por detrás.

— No te entiendo Minho — hablo el rubio.

— ¡Deja de seguirme Chan! — advirtió enfurecido.

— ¿Qué es lo que quieres de ese chico? — continúo.

— ¡Nada!, ¡Lárgate! — ordenó sin dejar de avanzar.

— ¡Entonces matalo! — exclamó ya arto — Deja que yo me encargue y terminemos con todo esto — el pelinegro detuvo sus pasos y apretó sus puños — ¡¿Vez a lo que me refiero?!, Tu tienes serios problemas con ese chico — reclamó.

— Es un humano — recalcó más calmado.

— Y tu odias a los humanos — le recordó, el azabache volteó para enfrentar al rubio — pero el no es normal Minho, sus habilidades te persuadieron cuando intentaste matarlo, y ahora no quieres admitir que estas enamorado.

— ¡No lo estoy! — negó más irritado

— ¿Entonces por qué no puedes alejarte de él?, ¿por qué lo proteges tanto? — atacó con palabras — ¡incluso lo besaste!,  ¡Deja de negarlo!.

— Haz con el lo que quieras, no me importa — soltó finalmente y se volteó para continuar caminando y dejarlo atrás.

— ¡Bien! ¡Y Quiero que sepas que tu maldito orgullo fue lo que lo mató! — exclamó antes de irse.

El pelinegro lo ignoro y continúo avanzando sin rumbo, en un intento de convencerse con sus palabras mientras el cielo comenzaba a nublarse y algunas gotas regaban el camino.
Al frente visualizo el parque que el menor frecuentaba últimamente junto a el, su intención jamás fue llegar a este lugar, pero el hecho de estar ahí le ayudaba a ordenar sus pensamientos.

Inevitablemente el castaño llegó a sus pensamientos de forma alarmante junto a las últimas palabras de Chan.

"Quiero que sepas que tu maldito orgullo fue lo que lo mató"

Debería de sentirse aliviado, conocía perfectamente la satisfacción de culminar un trabajo, pero este en particular no le provocaba nada satisfactorio, solo un fuerte dolor en el pecho, cómo si algo estuviese estrujandolo con fuerza.

¿Por qué era tan difícil ignorarlo?.
Solo debía dejarlo pasar, continuar su paso, alejarse de todo ese remolino de emociones y no regresar más.

Suena bastante fácil.

















Aquí nuevo cap
Está tremenda la trama 😔.

𝗘𝗟 𝗣𝗥𝗔𝗞𝗟𝗢𝗢 . 𝑀𝒾𝓃𝓈𝓊𝓃𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora