Donde un enigmático mito, de esos que suelen contarse a los traviesos niños, se revela más tangible y verídico que la propia existencia de los majestuosos dinosaurios que poblaron la antigüedad.
En el centro de esta trama se encuentra una reliquia d...
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Jisung despertó de mal humor debido al tintineo de su celular, no habían dejado de marcarlo desde la madrugada. Con pereza se levantó de la litera para finalmente atender la llamada, se sorprendió un poco al ver un número desconocido.
— ¿Hola?, ¿Con quién hablo?.
— Sungie, soy yo, la señora Lee — contesto con la voz preocupada — Es Félix, está internado en el hospital, anoche sufrió un accidente.
— ¡¿Que?!.
(.....)
El pasillo parecía ser eterno, el ambiente en un hospital era muy frío y desolado. A unos metros pudo encontrar al señor Lee consolando a su esposa, parecían no haber dormido lo suficiente debido a la preocupación.
— ¿Cómo está Félix? — fue lo primero que pregunto al llegar hasta el sitio.
— Está inconsciente, el doctor nos dijo que se pondrá bien y que podremos verlo cuando despierte — avisó el mayor.
El castaño suspiró aliviado, su amigo se pondría bien, tenía que recuperarse y el estaría para ayudarle, lo necesitaba, dependía mucho de él, era prácticamente un hermano, que sería de Jisung sin sus bromas y regaños, cómo afrontaría la escuela sin su protección y ayuda, ambos eran inseparables y eso no cambiaría.
Una enfermera apareció después de varios minutos de espera, los padres prácticamente corrieron a interrogarla, necesitaban urgentemente información de su hijo.
— Su hijo ha despertado, pueden pasar a verlo, pero no pueden entrar todos juntos.
— Nosotros entraremos primero — avisaron los padres y Jisung asintió conforme, después de todo era lo justo.
Pasaron varios minutos en el que el castaño se movía en círculos por el pasillo, finalmente los padres salieron con un montón de lágrimas en los ojos, fue casi inevitable que Jisung no se empezará a preocupar.
— Ya puedes pasar — le aviso la enfermera.
El castaño observo la habitación, el rubio tenía vendada la cabeza y la mirada perdida, era una imagen triste de ver.
— Lixie — avisó después de acomodarse al lado del pecoso.
— el está aquí — habló con un tono temeroso.
— ¿quién? — pregunto el castaño confundido, ¿a qué se refería su amigo?
— ese monstruo quiere matarme — volvió a decir, su mirada seguía perdida en un punto de la habitación.
— Lix, no hay nadie aquí, tranquilo — intento calmar.
— Tienes que ayudarme Hannie — suplico finalmente observandolo, sus manos se aferraron fuertemente a las de Jisung.
— Lix, relájate, necesitas descansar, vendré a verte nuevamente, ¿Si? — aviso poniendose de pie.
— ¡NO! — grito — ¡No me dejes solo! — se podía ver la desesperación en sus palabras, sus manos se negaban a soltarlo.
