𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 25

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La tarde se sentía más larga, observo a las personas a su alrededor mientras avanzaba de regreso, algunos ojos se posaron sobre el en el camino, las personas podían ser tan curiosas e ingenuas, pero a la vez llevar maldad en su interior, esto se lo recordaba cada instante, ver las cosas de esta forma le ayudaba a mantener un equilibrio en su ira.
En aquel instante sus pasos eran tranquilos y relajados, la brisa era suave al igual que su expresión, sus manos pasaban delicadamente el abrigo en su cuerpo.
Aquella sensación era bastante nueva, se permitió sentir el viento recorrer su rostro, no recordaba la última vez que se había relajado de esa forma.

Las habilidades de Jisung eran tan especiales que incluso una prenda suya rebosaba su Don.
Podía equilibrar sus emociones y permitirse ver las cosas de otra forma sin atormentarse con los recuerdos que tanto le han torturado desde hace siglos.

Quizás esa fue la razón por la que se volvió más blando, convivir con el castaño tanto tiempo lo desvío de su realidad, de su objetivo, pero de alguna forma no se sentía tan frustrado por ello, quizás le había abierto los ojos, quizás le dió la iniciativa de liberarse, por más loco que suene.

Cada paso más cerca era gratificante, como si su cuerpo comenzara a asimilar a Jisung.
Pero aún existía algo dentro de si que no permitía el paso de estos pensamientos y se negaba a aceptar que un humano lo había doblegado, el orgullo quizás.

Cruzo la puerta sin ser muy ruidoso, dentro se encontró con el rubio y Jisung apretujados en el sillón mientras el más bajo bebía un té caliente.

— ¿Lee? — consulto el rubio — Jisung me contó que lo salvaste está mañana.

Este observo con atención las manos del pecoso aferradas a la espalda del castaño, quien se giró para verlo después de haber escuchado su llegada.

— ¿Cómo está? — se dirigió al rubio por primera vez.

— E-esta mejor, le di algo caliente — explico parpadeando varias veces, Jisung no se había equivocado al decir que su voz era bastante intimidante.

El mayor asintió conforme y avanzo hasta ellos para tomar lugar al lado del castaño.

— Yo me haré cargo — aviso señalando la puerta con la mirada.
El pecoso formuló una "O" comprendiendo de inmediato y salió disparado de la sala, no sin antes recibir quejas del castaño quien rogaba por qué se quedase un poco más.

— Lix creé que lo odias — soltó el castaño con la vista en el suelo.

— lo hago, es molesto — admitió recibiendo una expresión de reproche del contrario.

— Entonces yo también lo soy, siempre me han dicho que Lix y yo somos iguales — aseguró.

— Tu eres diferente...

— ¿Por eso no te gusto? — se atrevió a preguntar.

Su reacción no fue favorable, no entendía por qué le molestaba tanto aquella pregunta.
Liberó un suspiro irritado seguido de un silencio sepulcral que solo logro inquietar aún mas al castaño.

— No necesitas responder — hablo finalmente — Tengo algo de sueño, iré a mi habitación — avisó con un tono apagado.

Su intención no era lastimarlo pero aún no podía responder esa pregunta, aunque eso no evitó que detuviera  al castaño antes de que se fuera.
Sostuvo su brazo con algo de fuerza y arrastro de este hasta tenerlo sentado entre sus piernas, el menor se sujeto de sus hombros debido al impulso con el que había caído.
Cuando comenzó a razonar sobre lo que estaba sucediendo este lo interrumpió con un beso apasionado dónde por obvias razones estaba dominando.
Está vez sus labios se movían con más agilidad, con la necesidad de probar con más plenitud los del menor.

Sus respiraciónes eran más irregulares debido a la intensidad, sus manos fueron a parar sobre la estrecha cintura del castaño, a estás alturas comenzaba a considerar que la necesidad de besar el menor se convertiría en una adicción.

Unos segundos más bastaron para que ambos se separaran pero el mayor estaba insatisfecho y busco la oportunidad de volver a unir su labios, sin embargo el castaño coloco una mano sobre su pecho para evitarlo.

— Solo estás confundiendo más las cosas, cuando tengas una respuesta háblame — solto cabizbajo y se levantó de su regazo para regresar a su habitación.

El mayor espero a que esté cerrara la puerta para golpear la mesa en frente suyo con frustración.

Por qué tenía que ser tan difícil.

(....)

— ¿Por qué estás siguiendome? — reclamó el pecoso desde su sala.

— Me descubriste, creí que me había escondido bien — sonrió el rubio mayor.

— Si estar parado en frente mío es un escondite para ti pues has de ser un fantasma muy estúpido — decreto.

— Cuidado con esas palabras — advirtió — Soy tu mayor ¿Lo sabías?.

— Ni siquiera existes, ¿por qué debería de respetarte?, además no das miedo, ¿Que clase de fantasma eres?, ¿Uno al que no le pagan? — se burló.

— Lamento decepcionarte chico de pecas, pero no soy un fantasma — aseguró — Y por si no lo notaste si existo — se inclinó hacia el pecoso — estoy aquí, en frente de ti — soltó con el tono más grueso y una expresión sería.

El rubio menor observo de cerca a la entidad, sus ojos brillaban con el reflejo de la luz y su cabellera se veía bastante sedosa, pero su cercanía le ponía demasiado incómodo.
El mayor hizo una sonrisa de lado y se enderezó satisfecho con la reacción tímida de su víctima.

— No se que cosa seas, pero mi amigo no eres — aseguró el menor — ahora ¿podrías regresar a tu averno cueva o donde sea que vivas?, tengo muchos cuadernos que organizar — sugirió.

— Está bien — aseguro sin importancia — pero me llevaré esto — alzo el pequeño llavero de la mesa.

— ¡Hey!, ¡Espera!, Son mis llaves, sin ellas no podré salir, regresalas — insistió.

— Te las devolveré cuando aprendas a respetar a tu mayores, no vemos luego chico de pecas — se despidió desvaneciendose en el aire.

— ¡Maldito fantasmin! mis padres no volverán hasta mañana — renegó.

Decidió no preocuparse tanto por ello y siguió organizando sus deberes, tarde o temprano regresaría el fantasma creído y le arrebataría sus llaves a como de lugar.

















Buenas noches, tardes, y días 😌
No podía dormirme sin subir este cap sjksksksk

𝗘𝗟 𝗣𝗥𝗔𝗞𝗟𝗢𝗢 . 𝑀𝒾𝓃𝓈𝓊𝓃𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora