𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 14

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¿Qué es lo que había hecho?.
Romper las reglas, exactamente, eso es lo que estaba haciendo pero su mente solo podía concentrarse en las suaves manos del menor aferradas a sus hombros, su respiración tan lenta y relajada, algunas lágrimas aún recorrían su rostro y sus ojos se encontraban brillosos y húmedos.
No entendía muy bien lo que le estaba sucediendo y eso lo tenía frustrado pero justo ahora se sentía demasiado bien como para pensar en ello.

Sus nudillos estaban teñidos de rojo por lo que le fue difícil pasar desapercibido por el personal, aunque ahora lo único que le importaba era llegar al departamento de Jisung y sanar sus heridas.
Fue demasiado estúpido de su parte quedarse observando como aquellos hombres golpeaban sin piedad al menor, y es que una parte de si quiso convencerlo de que esto era lo mejor.

"Deja que ellos terminen con esto, debes dejar que el muera en sus manos y no en las tuyas".

Pero a pesar de todos sus intentos de ignorar al castaño podía sentir su miedo, su angustia, su dolor.
No pudo resistirlo, sin si quiera pensarlo más ya se encontraba en el interior del callejón desahogando todo esa ira retenida sin control.

Esta era su maldición, todo su poder y fuerza dependían de la irá, y está recorría cada rincón de su ser, por está inusual cualidad fue catalogado como el demonio preferido de Lucifer.

Nunca ha controlado aquello, no ha tenido la necesidad de hacerlo, pero cuando el menor lo rodeó con sus brazos hizo que su cuerpo se sintiera débil, como si todo a su alrededor careciera de sentido y lo único importante sea mantener aquella sensación tan placentera.

- ¡Tus manos! - se sorprendió el castaño, su vista había mejorado por lo que no le tomo tiempo notar la sangre en las manos del mayor - ¿Te lastimaste?.

Ni siquiera me tocaron

- No - declaró bajando al menor en el sofá de la sala - quédate ahí - ordeno caminando al tocador para traer un botiquín consigo - Quítatela - la mirada del menor era absoluta confusión - la camisa, Quítatela - repitió y el contrario se convirtió en un tómate.

- C-creo que puedo sanar mis heridas por mi cuenta - soltó algo inquieto.

El azabache suspiro impaciente y se acercó al menor para desprender los primeros botones de su atuendo, la reacción del contrario no se hizo esperar y sus manos se apresuraron en detener las suyas, ambos conectaron miradas, una nerviosa y la otra de confusión.
Nuevamente comenzaban a molestarle este montón de sensaciones, tan agradables y a la vez tan peligrosas.

- Quiero ayudarte - fue lo único que pudo articular.
El menor lentamente fue bajando sus manos comprendiendo las buenas intenciones de este.
Los botones fueron deslizandose con delicadeza dejando expuestas las marcas rojas esparcidas por todo su abdomen, a pesar de verse mal no eran lo suficientemente graves como para afectar su sanación.

Se veían demasiado dolorosas y lo confirmo con las quejas que hacía el castaño cada que le untaba la pomada, podía ver su timidez desde lejos y esto por alguna razón le gustaba.

- ¿Crees que los hombres estén bien? - soltó de repente.

Por como quedaron lo dudo

- No deberían de preocuparte - reclamó, ¿cómo es que podía estar preguntando por ellos cuando estuvieron a punto de matarlo?

- Ellos no me importan - añadió - me preocupa que tú te metas en problemas por mi culpa - admitió apenado - me preocupas tú.

El mayor se quedó en silencio por varios segundos, le había sorprendido las palabras del castaño, nunca nadie se había preocupado por el y esto se sentía muy extraño, demasiado nuevo para el, ¿Cómo debía de reaccionar?.

- No necesitas preocuparte - fue lo único que se le ocurrió, eran demasiadas emociones nuevas y se sentía agobiado.

- Se que no me incumbe pero, me gustaría que te quedarás conmigo más tiempo - admitió el menor sin la valentía de mirarlo a los ojos, en cuanto escucho el incómodo silencio que formo en la sala comenzó a redimirse atropellando sus palabras- claro que sí no quieres lo entenderé, vivir conmigo debe ser muy difícil para ti y debes tener asuntos por resolver, quizás solo estoy siendo un estorbo en tu vida y todo lo qu-

Se detuvo al ver cómo el mayor se levantaba de su sitio para caminar en dirección a la cocina.
¿Acaso lo había incomodado?

Si lo eres Jisung, eres un maldito estorbó que no puedo sacarme de la cabeza, pero no voy a irme, no ahora.

Todo esto solo le provocaba un remolino de emociones y cosas que no podía explicar pero poco podía hacer para sobrellevarlo, tenía cosas que resolver y Jisung solo estaba retrasando lo inevitable, aún podía hacerlo, aún estaba a tiempo.
O quizás ya era demasiado tarde.

(.....)

La luz comenzaba a iluminar la sala y con ella un castaño recién levantado salía de su habitación, parecía estar mejor aún después de la golpiza de ayer.

- ¿Cómo te sientes? - pregunto el mayor pero no recibió respuesta, en su lugar se encontró con un castaño observandolo mientras llevaba una sonrisa tonta en el rostro - ¿Por qué me miras así? - se quejó.

- Estás hablando - se sorprendió el menor, era la primera vez que Lee comenzaba la conversación y se sentía demasiado animado por eso.

El mayor rodó los ojos, ¿Cómo podía alegrarse con algo tan estúpido?, El no era mudo.

- Respondiendo a tu pregunta, si, me siento mejor, creí que dolería mucho al dia siguiente pero me dejaste como nuevo - bromeó a lo que el azabache soltó un pequeña risa - ¡No puede ser! - se alteró - ¡Sonreiste! - exclamó con emoción.

- Claro que no - se puso serio de inmediato.
¿En verdad había sonreído?, Ni siquiera se percató de ello.

- Si lo hiciste - molesto el menor - Deberías hacerlo más seguido, te hará bien - admitió, en realidad su sonrisa le había cautivado por completo, solo esperaba poder verla más seguido.

No está bien, no está bien

Se encontraba exponiendo en exceso, y aquello no era para nada adecuado, debía de eliminar sus distracciónes, sin embargo, le resultaba extremadamente complicado, tal vez incluso llegaba a considerarlo como una tarea casi imposible.
























Una de las primeras veces que actualizó temprano 😳


𝗘𝗟 𝗣𝗥𝗔𝗞𝗟𝗢𝗢 . 𝑀𝒾𝓃𝓈𝓊𝓃𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora