𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 22

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Una constante vibración en su cabeza no dejaba de molestarlo, se convencía a si mismo de que solo eran delirios suyos tal y como su psicóloga le recomendó.

Pero no podía evitar sentirse observado, el espejo reflejaba su imagen, cabello húmedo y revuelto, algunas gotas resbalaban por su rostro lleno de pecas.

Paso la secadora por toda su esponjosa cabellera con el fin de quitar la humedad, fue algo gracioso cuando su pelo se quedó estático en el aire, parecía haber recibido una descarga eléctrica.

Toda la gracia se le fue cuando escucho una pequeña risa siniestra detrás de sí.

El espejo solo mostraba su figura, pero el podía jurar que no estaba solo en ese baño.

Salió apresurado del lugar antes de que su mente comenzara a imaginar cosas sin sentido.

(....)

La noche llegó con normalidad, el castaño se encontraba disfrutando de una película junto a Félix, no había visto regresar al mayor todo el transcurso del día, estaba comenzando a preocuparse.

— Iré a ponerme un pijama, ya regreso — aviso el rubio.

El castaño continúo viendo la película cuando el sonido de la entrada llamo toda su atención.
El azabache había regresado, lucía bastante sereno y su mirada se mantenía sobre el.

— Llegaste — hablo sintiendose un tonto por decir algo tan obvio.

El mayor no esperó más en la puerta y avanzo hasta colocarse al lado de este sin despegar su mirada en ningún momento, tenía una inmensa curiosidad por entender las sensaciones que le provocaba con solo mirarle, y es que antes de llegar estaba demasiado relajado, pero en el primer segundo que conecto con este comenzo a sentirse mareado por todo el revoltijo de su cuerpo.

Le sorprendía la habilidad que tenía para llamar su atención, y quería descubrir hasta donde podía llegar con  aquellas emociones que tanto lo carcomían.

— ¿Te sucedió algo afuera? — pregunto el castaño con un tono preocupado, le confundía todas las acciones que esté estaba tomando.

El azabache sujeto la mano del menor con delicadeza, sintiendo aquella corriente recorrer toda la extensión de su cuerpo, pero el quería más.

Sin esperar agarró al castaño y se acercó hasta su cuello arrebatandole el espacio personal.

Sintió aquella frangancia que lo hacía crispar cada noche, suspiro con lentitud sin saber cómo reaccionar ante todo el revoltijo que sentía en ese instante.

— Minho, ¿t-te sientes bien? — pregunto el menor igual de afectado que este.

El nombrado coloco los dedos en su boca, impidiendole hablar de más, sus ojos ahora se concentraron en el rostro del castaño, especialmente en sus labios, deslizó suavemente su toque por estos, aquellos que lograron distraerlo de todo a su alrededor, disfruto con satisfacción la expresión confusa y nerviosa del castaño, aún mas cuando esté trago profundo inconscientemente.

Fue acercándose con lentitud, sonrió de lado al ver al castaño cerrar los ojos, aquello le pareció bastante tierno.
Lo tenía a unos pocos centímetros, sentía la sangre correr con velocidad por su cuerpo y la reacción de su pecho ante la cercanía.
Finalmente unió sus labios en un pequeño roce, el calor y la adrenalina se apoderaron de él, sin sentirse conforme con esto comenzó a mover sus labios capturando los del menor para sentirlo a plenitud.

Las chispas recorrían todo su estómago y su corazón bombeaba con más velocidad, era magnífico y totalmente nuevo para el.
Tomo al menor de la nuca para intensificar el beso, estaba muy concentrado en sentir la conexión que había formado, aquello era simplemente único y adictivo.

Por desgracia tuvieron que separarse luego de un rato, el menor tenía la cara completamente roja y la vista en el piso sin atreverse a cruzar la mirada.

— Y-yo....deje la estufa encendida — se excusó, prácticamente salió corriendo de la sala.

El mayor llevo la mano a sus labios sin saber explicar lo que estaba sintiendo en ese momento, definitivamente tenía que volver a intentarlo.

(....)

El rubio rebuscaba entre las cajas su pijama, juraba haberla dejado ahí en la mañana.

Su intensa búsqueda se vio interrumpida cuando volvió a sentir aquella vibración en la cabeza, su vista fue a parar al espejo del armario, dónde encontró su reflejo junto a otro hombre desconocido, llevaba una chaqueta oscura y el cabello rubio junto a una siniestra sonrisa.

Colocó la mano en su boca para evitar pegar un grito del susto, giro sobre sus talones para comprobar la existencia de este pero en su lugar se encontró con la habitación completamente vacía.

Aquí es donde comenzó a tomar en cuenta las señales que le mandaba su cuerpo, algo estaba observandolo, y estaba seguro de ello.

— ¿Quién está ahí? — se atrevió a preguntar sin obtener ninguna respuesta.
Su intuición le aviso que aquella entidad se encontraba frente a la ventana, se giró hacía está observando con detalle el movimiento de las cortinas — se que estás ahí — señalo.

La vibración en su cabeza se hizo más fuerte, ahora podía escuchar los pasos de alguien acercándose.

— ¡Aléjate! — amenazo tomando un colgador para defenderse.

La molestia en su cabeza comenzó a intensificarse convirtiéndose ahora en un pitido bastante incómodo.
Sin esperarlo una figura desconocida empezó a hacerse presente en frente suyo, era el mismo hombre del espejo.

— ¿Puedes escucharme? — entendió de este.

— P-puedo verte — admitió recibiendo una expresión confundida de la entidad.

— ¿Cómo es eso posible? — se pregunto el rubio mayor.

— ¿Qué eres? — cuestionó el pecoso.

— No es ovbio, soy un Demonio — aseguro — ¿no deberías de estar aterrado?.

— Lo estoy — admitió — tu intentaste matarme — intuyo.

— Te aseguro que ese no fui yo — admitió — pero creo que eso explica el porque puedes verme — confirmo.

— ¿Vas a matarme?.

— Depende — sonrió maliciosamente, el menor volvió a amenazar con su colgador provocando más risas de este — me caes bien, creo que te perdonaré la vida — declaró.

El pecoso suspiro aliviado y bajo su "arma letal" para comenzar su cuestionario.

— ¿Por qué estás aquí? — pregunto más tranquilo.

— No puedo decírtelo, pero quizás me veas más seguido, nos vemos chico de pecas — se despidió desapareciendo de la habitación.

El pequeño rubio acercó una mano a su pecho, aún estaba impactadot, ¿acaso era real lo que había sucedido?, ¿Debería preocuparse por su cordura?.

Quizás ya le faltaba un tornillo  y comenzaba a alucinar con chicos guapos que decían ser demonios, tenía que dejar de ver películas de terror por un tiempo.



















Suprais!! 🎉
Aquí el capítulo de hoy 😄.

𝗘𝗟 𝗣𝗥𝗔𝗞𝗟𝗢𝗢 . 𝑀𝒾𝓃𝓈𝓊𝓃𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora