Capítulo VI

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Narra Itachi

Ese día Kisame y yo, enviamos un reporte individual acerca del curso de nuestra misión a Akatsuki.

Por un momento la cara de esa chica cruzó por mi mente y recordé que debía volver.

Sin embargo estuve vagando entre las aldeas del país del fuego. Era muy de noche cuando terminé de realizar los deberes respecto a la organización; había dedicado horas de análisis y estudio a todos los mapas que englobaban las rutas, las vías terrestres y marítimas, los señores feudales y todo aquello indispensable para llevar a cabo en las misiones asignadas por duplas.


Había caído la noche y llovía con ímpetu cuando me dispuse a volver a Yugakure. Debía asegurarme de que esa chica se encontrara bien, aunque seguro que ya estaba por irse a dormir.

Esperaba no interrumpirla mucho, sólo debía asegurarme de su bienestar, pues le había dicho que volvería. Después de eso, buscaría reposo en una habitación cercana, aprovechando el hecho de que ese era un hotel. 
  
Me transporté al bosque y lo crucé dando rápidas pisadas en las ramas de los árboles.
 
. . .

Pero ésto no estaba en mis planes. Parte de los cazadores especiales Anbu habían seguido mi rastro luego de nuestra repentina aparición en Konoha.

Ellos dieron conmigo y me estuvieron siguiendo desde lejos, esperando el momento indicado para atacar: la tormenta en una noche lluviosa.

¿Cómo fue posible que me diera cuenta a último momento? Nunca había estado tan distraído como para dejar mi rastro al descuido.

¡¿En qué estaba pensando?! Aghh más bien, ¿en quien estaba pensando?

Ahora me encontraba lidiando con un escuadrón completo. Mordí mi labio, había usado mi sharingan hacía varias horas, y a pesar de ello mis ojos aún seguían cansados.

Esos tipos no eran muy fuertes para mí, pero tenían ventaja por cantidad, lo que era un inconveniente.

Esquivar tantos kunai me estaba comenzando a agitar. Había noqueado a algunos ninjas, pero mi vista se distorsionaba por la lluvia y no noté la dirección de ese kunai hasta que sentí el calor del arma rasgar mi pierna izquierda.

Me ví obligado a utilizar el sharingan, una sola mirada fué suficiente para derribarlos en el suelo.
Agitado, me marché lo más rápido posible tratando de contener el dolor en mi pierna, pero las heridas anteriores de mi abdomen no ayudaban. Rasgué la tela de mi pantalón y lo até a la herida para frenar la sangre. 
 
Me transporté rápidamente a Yugakure, ingresé al hotel y toqué la puerta, sin embargo nadie respondió. No percibí aquel débil chakra por ningún lugar detrás de la pared.

La desesperación me invadía, temía que algo le hubiera pasado después de todo ese altercado.

Inmediatamente noté que la puerta había sido cerrada sin llave, me detuve un momento.
Sabía que estaba irrumpiendo en su espacio, pero debía asegurar su bienestar primero.
  
Al entrar, rápidamente noté la ausencia de su mochila y de las cosas que había observado en la mañana, los rastros ahí eran evidencia de una partida espontánea y apresurada. Aquello me preocupó.
  
¿A dónde habrá salido a esta hora?

Ya era más de media noche y la lluvia había incrementado violentamente.

Si se diera el caso de que Anbu llevaba más tiempo persiguiéndome y la vieron conmigo...

¡Maldición!

No tenía tiempo de encargarme de mi lesión sabiendo que ella corría pelinegro allá afuera.

Había enviado cuervos tan pronto como pude a distintas rutas de la aldea, pero ella no estaba en ninguno de esos lugares.

Voy A Salvarte [Itachi y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora