Capitulo VII - Un Golpe De Realidad

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Presente.

El último recuerdo de la noche anterior apenas se comenzaba a aclarar en mi mente.

-¿Tienes hambre? -le había preguntado mientras cenaba la sopa de miso que él había preparado.

-No, creo que es hora de que la deje descansar.

-Y tú... ¿Dónde irás?

-Alquilaré un dormitorio cerca -respondió.

-¿A esta hora?

El pareció reflexivo. La recepción, todo estaba cerrado a esa hora, a exepción de alguno que otro lugar de asistencia pública fuera.
 
‐No me molestaría si te quedas -bajé la mirada.

Él estaba sorprendido, observó la hora y finalmente decidió quedarse a descansar en el sofá de la sala.

-Que descanse -fue lo último que dijo- duerma lo suficiente para que pueda recuperarse.

. . .

Me estiré temprano, puse los pies en el suelo y tendí la cama. Sonreí al ver que la fiebre se había ido.

Había sido gracias a sus cuidados.

Al salir del dormitorio noté que el pelinegro no estaba.

Me percaté de una nota sobre la mesita y la tomé intrigada.

"Espero que haya dormido bien, estaré de regreso antes del mediodía."

Al leerla, una pequeña sonrisa se dibujó en mi rostro.

-¡Ah! Anoche tenía una herida fresca debajo de la rodilla. ¡Cómo fui capaz de olvidarlo! ¿Qué le habrá pasado? ¿Cómo estará?

Me dispuse a limpiar la habitación y a llevar la ropa sucia a la lavandería del hotel.

Después de acabar con los deberes decidí darme un largo y relajado baño de espuma.

Al terminar me senté en el pequeño escritorio que daba a la ventana y saqué mi libreta de bocetos, un lápiz y una goma de borrar.

Dibujar era de mis pasatiempos favoritos, a veces dibujaba en mis ratos de ocio, otras veces lo hacía cuando me llegaba la inspiración y otras tantas cuando me empujaba la necesidad de plasmar en papel las vivencias del corazón.

El carbón del lápiz era tan versátil, y a pesar de ser de un simple color gris, había una amplia gama de luces y sombras en el grafito.

Habían tantas figuras y texturas por crear.

Era increíble cómo un pedazo papel, madera o cualquier otro material, pudiera grabar tantos significados, tantos sentimientos y tanta complejidad a la vez.

Estaba convencida de que el arte dotaba de belleza y romanticismo a la vida.

El arte era una de las cosas por las cuales estar viva.

. . .

Me puse de pie tras escuchar los toques en la puerta.

Al abrir y ver su rostro frente a mí, esbocé una sonrisa.
 
-B-buenos días.

¿Por qué me sentía nerviosa a su lado? Es decir, era guapo, pero nada más. No había razón para titubear.

Sin embargo, era inevitable cuando me observaba con esa particular mirada.

-Buenos días -respondió- traje algo de comer. ¿Ha desayunado?

-Aún no -sonreí- pero no tenías qué.

Voy A Salvarte [Itachi y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora