Capítulo XVI -Decepción

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—Uchiha Sasuke -musité para mí misma recordando el nombre que me dió Kakashi.

Estaba demasiado confundida. Itachi, el chico con el que estuve conviviendo era un criminal de rango S, alguien tan poderoso como peligroso.

Yo sabía que era un asesino, pero pensar que había exterminador a su familia era algo terriblemente difícil de digerir.

No quería aceptarlo, yo creía en Itachi, sin embargo mi estómago se revolvía con el mero hecho de pensar que lo que dijo Kakashi podía ser verdad.

Estaba nerviosa, la información que resolvería todas esas dudas estaba al alcance de ese árbol. Pero tenía miedo de lo que pudiese escuchar de ese niño.

Me subí al árbol lentamente, cuidándome de no resbalar.

Alcancé llegar a la rama más grande y mis ojos divisaron a aquel niño que había visto antes.

Era un chico de piel pálida y pelo negro, con los mismos rasgos de Itachi. No había duda de que era su hermano menor.

Así que éste es Sasuke.

-Hey -me apoyé en la enorme rama donde se encontraba sentado.

-¿Eh? -volteó el jovencito, quien acaba de ser interrumpido en su mirada hacia la nada.

Se veía muy molesto.

-Eres Sasuke Uchiha, ¿verdad? Quería hablar contigo, Kakashi me dijo que estarías aqui.

-¿Quién eres tú? -respondió con el filo de una voz fría.

-Mi nombre es _______, —me presenté— yo... Supe tú eras el último Uchiha en esta aldea y me gustaría saber sobre el motivo de ese incidente, lo que ocurrió con tu clan hace cinco años.

-¿Eso es por lo que viniste?

No estaba dispuesto a decirme nada, eso temía.

De verdad necesitaba saber, tendría que aferrarme a lo que acababa de escuchar de Kakashi.

-Eres hermano de Itachi Uchiha, ¿cierto?

Ví sus ojos irritarse apenas pronuncié ese nombre.

—Él fue quien ejecutó la masacre, ¿verdad? —mi rostro permanecía serio, sin embargo se me dificultaba tragar saliva.

Su rostro se tornó rígido.
—¿Qué pretendes?

—Sólo quiero que me digas que fue lo que pasó ese día. Eres la única persona que podría decirme la verdad, más que cualquiera en esta aldea.

—¿Por qué te interesa? Ni siquiera eres de aquí —observó mi vestimenta con desdén.

Apreté los puños.

No podía decirle nada sobre Itachi. Porque no sabía cual era la información que me esperaba. Pero si tenía la certeza de algo era ésto:

—Porque fué injusto —espeté— fué algo terrible, un clan entero asesinado de la nada, un chico que huyó y un niño que quedó solo, no podría ignorar algo así y mucho menos cuando toda la información que busqué había desaparecido.
 
Él levantó la mirada hacia arriba y tragó saliva.

—Te equivocas en algo —abrió la boca— mi clan no fue asesinado de la nada. Todo fue parte de un astuto y calculado plan... Todo fue plan de Itachi.

Mis boca se abrió y sentí cómo mis ojos se desorbitaron.

—Tenía siete años cuando ví los cadáveres de mis padres frente a él. Asesinó a todo lo que yo llamaba familia. 
      
Incrédula tragué en seco.
            
—Su objetivo no era más que reafirmar sus capacidades... Él odiaba al clan y eso le facilitó el trabajo, la única razón por la que me dejó vivo fue porque no creía que yo merecía ser asesinado. Me manipuló, me llamó tonto e ingenuo —empuñó las manos con fuerza— desde ese momento lo he odiado con todo mi ser.
                                
Interrumpí esa ira con un inesperado pero fuerte abrazo.
                     
-De verdad lo lamento, lo lamento tanto -susurré.

Me dolió haber escuchado todo, me dolió tanto oír esas palabras de la boca de un niño, me sentía tan impotente.
Se me había hecho un fuerte nudo en la garganta, y las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos.

Aún no podía creer lo que había escuchado, no podía soportar el hecho de que Itachi fuera capaz de tanta crueldad, mi estómago dolía.
Lo que alguna vez se sentía como un suave cosquilleo, ahora era un amargo e intenso dolor.

Estaba dolida, me sentía estúpida, había vivido con una venda sobre los ojos, me había mostrado amable y demasiado confiada, y ahora estaba pagando el precio por mi ingenuidad.

Él se había quedado inmóvil ante mi contacto.

—No lamentes nada —soltó apartándome— voy a vengarme, yo mismo lo mataré. Para eso es que estoy vivo.
  
—Sasuke...

No sabía qué decir, solo podía ver a un niño terriblemente herido que se aferraba a lo que único que le quedaba, la venganza.

Sentía como la decepción, angustia e impotencia se apoderaban de mi mente.

Itachi... ¿En verdad fuiste capaz? ¿¡Por qué!? ¿¡Por qué lo hiciste!? ¡Era sólo un niño! ¡Él no tenía ninguna culpa!

.  .  .

Me había bajado de ese gran árbol, no sin antes de haberle agradecido por permitirme escucharlo, le dije que volvería, sin embargo él no respondió.
 
Me fui con un gran dolor en el pecho, la amargura de haber escuchado todo lo que le había hecho a su hermano menor.

Itachi, ¿qué era lo que estabas pensando?

Aún no lograba procesar como el Itachi que conocí había sido capaz de cometer una atrocidad como esa.

Pasé aquella noche en Konoha, no quería volver a Yugakure. Pero no podía conciliar el sueño, pensaba y pensaba hasta sollozar, y lloré hasta que mis ojos se hincharon.

Horas después caí rendida ante el cansancio.

Itachi... ¿Por qué de todos tenías que ser tú? ¿Por qué tú?

.  .  .

A la mañana siguiente salí de Konoha, mi cerebro había dormido, pero mi mente estaba exhausta, decaída, y angustiada.

Dolía tanto saber que además de todo lo que hizo, me había ocultado la verdad pensando que nunca la descubriría.
Me sentía herida y traicionada, nunca me había dicho nada, siempre luchó por mantenerme alejada de sus asuntos. Se esforzó por mantenerme ignorante.

Había sido una estúpida.

Los sentimientos me ahogaban, en mi desesperación trataba de mantener la calma, pero sentía como el dolor en mi pecho incrementaba.

¡Basta! Necesito ser fuerte, necesito encontrarlo, necesito que me dé respuestas, necesito que me diga todo él mismo.

Después de escucharlo y de no tener más dudas en el corazón, no sabría que pasaría conmigo, con él o con ambos... No tenía la certeza de nada, pero de verdad necesitaba verlo.

Salí y caminé por el frondoso bosque que dividía las dos aldeas. El sol se había apagado y las nubes grises se apoderaban del cielo azul.

Había comenzado a llover, la lluvia parecía ligera, pero mientras caminaba comenzó a precipitarse.

No había traído nada conmigo más que mi mochila, y ésta no me cubriría del aguacero.

Aceleré el paso tratando vanamente de refugiarme bajo algún árbol frondoso.
 
Itachi ¿dónde estás? Agh ¡Maldición Itachi! me dueles, me dueles demasiado.

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Voy A Salvarte [Itachi y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora