Capítulo IX - Sentimientos

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Después de aquel incidente la vergüenza me había invadido por completo.
Apenas habíamos intercambiado unas palabras después de aquello, así que tampoco podía deducir nada. No obstante, temía que ese beso hubiera sido impulsado por nada más que la emoción momentánea del espectáculo en el cielo.

Ahora será incómodo vernos a la cara. 

Esa mañana decidí salir a despejar mi mente, muchas cosas me tenían preocupada, por lo que salí a respirar un poco.

No había rastro de Itachi esa mañana, por lo visto se había marchado muy temprano.

Es muy ocupado eso de ser miembro de una organización.

¿Será que seguirá quedándose a dormir en este hotel?  
Por lo que sé, él suele cambiar de estadía de forma constante, pues no tiene un lugar fijo para quedarse.
Supongo que así evita levantar sospechas acerca de sus asuntos.

Me puse un cardigan marrón encima, me ceñí la mochila y partí rumbo a Konohagakure.

Eran sólo treinta minutos a pie si iba a un paso decentemente rápido, pues no estaba dispuesta a pagar por un costoso cochero.
Además de que sabía lo enriquecedora que podía ser la aventura a pie.

Al alejarme del bullicio de la aldea, aspiré el aroma de los árboles y sonreí al sentir el suave viento del sur.
    
Crucé por el bosque de mañana, el olor y la frescura del rocío de los árboles tranquilizaron mi humor a medida que pasaba por el camino de tierra.

El bosque tenía un verdor hermoso.

Caminé hasta cruzar la entrada de la aldea, donde compré un periódico y una merienda local.

Rntonces me fuí a tomar mi desayuno en una de las bancas del parque, bajo la sombra de un árbol.

El revoloteo de los pajarillos entre el resto de los árboles, el trotar de los caballos y el ruido alborozado de los niños me hacían admirar una hermosa y pacífica mañana en la aldea de la hoja.

Me sorprendió leer en el periódico que Lady Tsunade, una de los tres legendarios sannin estaba de vuelta, y que en pocos días sería su proclamación como la Quinta Hokage.

Me alegro de que esta aldea se esté reconstruyendo después de la muerte del Tercero. 
  
Había conocido del anciano por los periódicos, decían que era un hombre amable y sabio, muy querido por su gente.

Desafortunadamente fué asesinado por uno de sus discípulos, Orochimaru, quien debería ser un shinobi realmente poderoso como para acabar con él. 

La noticia la muerte del Tercero, recorrió las cinco naciones. Sin duda fue impactante.

. . .

Me dí cuenta que no conocía muchas cosas de la aldea, las personas, los locales, las calles... Habían tantas cosas por ver que ni siquiera me había dado el tiempo de socializar. Encima de eso, no es que fuera muy extrovertida.
     
No tan lejos, observé a un pequeño grupo de niños, que a juzgar por su vestimenta, podía deducir eran un grupo de gennins; había un rubio extremadamente enérgico, una pelirrosa con el semblante irritado y un niño de pelo oscuro sin expresión.
  
Noté el símbolo del abanico rojo estampado en la playera azul de aquel niño.

Qué curioso. 

Era un Uchiha, y era la primera vez que veía a alguien de ese clan en la aldea. Me pareció extraño que los Uchiha no se mostraran a menudo.
Recordé que un libro de historia de clanes decía que el clan Uchiha era conocido por ser muy reservado y estricto, pero no pensé que demasiado como para ocultarse de la sociedad.

Voy A Salvarte [Itachi y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora