Una historia distinta.
Era domingo al mediodía y yo estaba saliendo a encontrarme con Eduardo con mi mejor cara de dormido, esperaba que mi encuentro valiera la pena porque hacía mucho frío como para salir de mi casa por nada.
Justo cuando estaba cerrando la puerta mi casa con llave me sonó el celular. Miré la pantalla de mi celular y sonreí al leer "Azul".
- ¡Azul no sabes lo feliz que estoy! -le contesté emocionado-
- Ajá, me imagino -me contestó la voz enojada de Diego-
Fruncí el ceño.
- Buen día Diego...
- Uh, ya te acuestas con Emilio y quieres que todos tengamos un buen día, no todos quieren tener un buen día ¿Lo sabías? No te hagas la simpática conmigo Joaquín Gress, estoy muy decepcionado de ti.
Abrí los ojos como platos mientras me dirigía al café donde me tenía que encontrar con Eduardo.
¿Qué demonios le pasaba a Diego?
- ¡Yo estoy muy feliz por ti! -escuché la voz de Azul en el fondo- No me mires así, Diego ¡Es mi mejor amigo! Después quiero todos los detalles Joa.
- Bue, si es por eso yo también quiero los detalles, aunque se los voy a pedir a Emilio... para que no sea tan incomodo, ya sabes.. ¡Ese no es el punto! El punto es que tú no te tenías que acostar con él hasta dentro de un mes o dos. ¿Pero sabes qué? Es mi culpa por aliarme con Azul.
- ¡Diego! -protestó Azul- ¡Tu has dicho que Andrés se iba a aliar con Matteo y Ely y que era mejor que nos aliáramos!
Casí se me cae el celular del horror. Me di una palmada en la frente.
- No, no, no ¿Mi madre hizo una apuesta de nuevo? ¿Con ustedes? Péguenme un tiro ya mismo.
Ahora entendía porque mi mamá estaba tan sonriente ayer. Ya nada me podría sorprender de ella.
"Podría comenzar a salir con tu director" pensé y traté de sacar esa imagen asquerosa de mi cabeza.
- Si, si, si -contesto él- ahora entiendo de donde viene tu obsesión por los retos y las apuestas, a tu mamá le encantan esas cosas.
- ¡Yo no tengo ninguna obsesión con eso! -suspiré- Diego tengo que irme, estoy por encontrarme con Eduardo.
- ¿¡Con Eduardo!? -exclamaron los dos al unísono y luego Diego se entusiasmó- ¿Podemos hacer una apuesta sobre ustedes dos? ¿Tal vez cuanto tardan en sucumbir a su atracción sexual y cuánto tarda Emilio en destriparlos?
Me reí para no ponerme a llorar, ese chico tenía que dejar de comer tanta azúcar.1
- Nada de eso va a pasar, deja de hacerte la película. -visualicé a Eduardo sentado en la cafetería y me detuve- debo irme. Deséenme suerte.
- Suerte Joa, cuídate -me saludó Azul- no dejes que te meta mano.
- O si -murmuró Diego- todo depende de lo que apostemos...
Corté antes que me pusiera a meditar por qué diablos elegí a amigos tan raros.
Respiré hondo y entré a la cafetería. Eduardo estaba sentado en una mesa en el fondo, sosteniendo su bebida con las dos manos. Nunca lo había visto tan serio, aunque trató de sonreír cuando tomé asiento en frente de él.
- Pequeño Joaco, ya estaba pensando que no ibas a venir -me dijo mirándome fijamente-
- Te dije que lo haría.
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¡ᴇsᴛᴏ ᴇs ɢᴜᴇʀʀᴀ! -εмιℓιαcσ- ✓✓
Fanfiction¡EEG! |Emiliaco. - No querrás que actuemos como pareja ¿cierto?.-preguntó el ojos miel horrorizado. Emilio se río. - ¿Estás loco? - ¿Quién sabe? tal vez y terminas enamorado de mí.