Capítulo 5:Rosa Claro.

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Estas completamente loco -dijo Emilio con los ojos como platos mientras le mostraba la cera que había a preparado-

- ¿Por qué?

- ¿Por qué? -preguntó indignado- estas loco si piensas que voy a dejar que me depiles.

- ¡No es justo! -le dije conteniendo la risa- tú me hiciste conducir una moto ahora yo te tengo que depilar. Prometimos hacer las actividades del otro. Además, no duele tanto y va a ser solo en una pierna.

- ¿Solo en una pierna? -preguntó desconfiado-

Ladeé la cabeza.

- Solo si me dejas pintarte las uñas después.

- ¡¿Qué!?

- ¡Me lo debes por el castigo!

Emilio lo pensó por un momento y luego suspiró.

- ¿Voy a poder elegir el color?

Lancé una carcajada.

- ¿Eso es un si?

Él asintió con la cabeza.- ¡Si! -exclamé dando un saltito de alegría- ¿Primero depilación o uñas?

- Depilación -murmuró malhumorado- creí que nunca iba a decir eso.

- Vas a estar hermoso para el concierto -le aseguré bromeando.

Emilio había venido una hora antes a mi casa como habíamos acordado y ahora estábamos sentados en mi cama por empezar el proceso de depilación. Tenía que esforzarme para no reírme y mantener la calma pero la verdad era que nunca había depilado a alguien y estaba bastante seguro que no lo iba a hacer bien.

Le comencé a aplicar la cera con una espátula de madera en una parte de su pierna y él hizo una mueca de dolor. Rodeé los ojos.

- No seas dramático, es imposible que esto te duela.

- Mi orgullo duele, no puedo creer que estoy haciendo esto.

Espere un minuto para que la cera se secara y contuve la respiración.

- ¿Estás listo?

- No -me contestó él con los ojos muy abiertos-

- No te dolerá...

- Ya lo dijiste pero estoy muy seguro que so-- ¡MIERDA!

Eso fue todo, un rápido movimiento y había acabado. Y yo me había quedado sordo.

Diablos ¿tanto le había dolido? Estaba seguro que su grito le había llegado hasta Richard Camacho.

- ¡Dios santo Gress! -gritó- ¿Tú me quieres matar o qué? ¿Qué es esta tortura? -se quejó frotándose la pierna- si fuera tú dejaría de depilarme para siempre. ¿Y encima pagan por esto? ¡Que locura!

Me reí.

- Después de todo valió la pena -le dije mirando su pierna la cual tenía mitad pelo mitad no- ¿No vas a ser un poco sospechoso que tengas solo la mitad de una pierna depilada? ¿No quieres que te lo empareje?

Emilio me fulminó con la mirada.

- No te atrevas si quiera a poner otro dedo en estas piernas.

Negué con la cabeza, deje la cera a un lado y traje los esmaltes que tenía.

- Elige un color.

- El rosa -murmuró sin dejar de frotarse la pierna.

- ¿Qué rosa? -le pregunté señalándole los tres tonos de rosa que tenía.

¡ᴇsᴛᴏ ᴇs ɢᴜᴇʀʀᴀ! -εмιℓιαcσ- ✓✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora