Estas completamente loco -dijo Emilio con los ojos como platos mientras le mostraba la cera que había a preparado-
- ¿Por qué?
- ¿Por qué? -preguntó indignado- estas loco si piensas que voy a dejar que me depiles.
- ¡No es justo! -le dije conteniendo la risa- tú me hiciste conducir una moto ahora yo te tengo que depilar. Prometimos hacer las actividades del otro. Además, no duele tanto y va a ser solo en una pierna.
- ¿Solo en una pierna? -preguntó desconfiado-
Ladeé la cabeza.
- Solo si me dejas pintarte las uñas después.
- ¡¿Qué!?
- ¡Me lo debes por el castigo!
Emilio lo pensó por un momento y luego suspiró.
- ¿Voy a poder elegir el color?
Lancé una carcajada.
- ¿Eso es un si?
Él asintió con la cabeza.- ¡Si! -exclamé dando un saltito de alegría- ¿Primero depilación o uñas?
- Depilación -murmuró malhumorado- creí que nunca iba a decir eso.
- Vas a estar hermoso para el concierto -le aseguré bromeando.
Emilio había venido una hora antes a mi casa como habíamos acordado y ahora estábamos sentados en mi cama por empezar el proceso de depilación. Tenía que esforzarme para no reírme y mantener la calma pero la verdad era que nunca había depilado a alguien y estaba bastante seguro que no lo iba a hacer bien.
Le comencé a aplicar la cera con una espátula de madera en una parte de su pierna y él hizo una mueca de dolor. Rodeé los ojos.
- No seas dramático, es imposible que esto te duela.
- Mi orgullo duele, no puedo creer que estoy haciendo esto.
Espere un minuto para que la cera se secara y contuve la respiración.
- ¿Estás listo?
- No -me contestó él con los ojos muy abiertos-
- No te dolerá...
- Ya lo dijiste pero estoy muy seguro que so-- ¡MIERDA!
Eso fue todo, un rápido movimiento y había acabado. Y yo me había quedado sordo.
Diablos ¿tanto le había dolido? Estaba seguro que su grito le había llegado hasta Richard Camacho.
- ¡Dios santo Gress! -gritó- ¿Tú me quieres matar o qué? ¿Qué es esta tortura? -se quejó frotándose la pierna- si fuera tú dejaría de depilarme para siempre. ¿Y encima pagan por esto? ¡Que locura!
Me reí.
- Después de todo valió la pena -le dije mirando su pierna la cual tenía mitad pelo mitad no- ¿No vas a ser un poco sospechoso que tengas solo la mitad de una pierna depilada? ¿No quieres que te lo empareje?
Emilio me fulminó con la mirada.
- No te atrevas si quiera a poner otro dedo en estas piernas.
Negué con la cabeza, deje la cera a un lado y traje los esmaltes que tenía.
- Elige un color.
- El rosa -murmuró sin dejar de frotarse la pierna.
- ¿Qué rosa? -le pregunté señalándole los tres tonos de rosa que tenía.
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¡ᴇsᴛᴏ ᴇs ɢᴜᴇʀʀᴀ! -εмιℓιαcσ- ✓✓
Fiksi Penggemar¡EEG! |Emiliaco. - No querrás que actuemos como pareja ¿cierto?.-preguntó el ojos miel horrorizado. Emilio se río. - ¿Estás loco? - ¿Quién sabe? tal vez y terminas enamorado de mí.