Capítulo 4:Castigados.

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- ¡Voy a matarte! –le susurré a Emilio mientras ingresaba en la oficina del director-

- ¡Te dije que frenaras, no que aceleraras! –me contestó con el ceño fruncido-

Me callé al ver al director del instituto entrar en su oficina, tenía ojeras y sus labios formaban una fina línea, nos dirigió una mirada cansada, como si ya no soportara lidiar con adolescentes que rompen las normas.
 
- Joven Marcos y Joven Gress ¿Puede alguno explicarme por qué chocaron el auto de la profesora de matemática con su moto?

Cerré los ojos con fuerza mientras le explicaba lo sucedido.

——-
Una hora antes.

- Te odio –le dije a Emilio con los ojos entrecerrados-

- Tú aceptaste –me contestó y me lanzó el casco-

- Sigo arrepintiéndome por eso.

Estábamos en el estacionamiento del instituto luego de haber salido de clases. Había tratado de evitar a Emilio todo el día pero a la salida me había arrastrado hasta su moto para que me enseñara a usarla, como habíamos dicho el día anterior.

Me puse el casco en la cabeza y lo note muy pesado. Diablos ¿Cómo hacía Emilio para llevar esta cosa en la cabeza? Lo escuché riéndose por lo bajo.

- Te lo has puesto al revés –murmuró mientras se acercaba a mi-

Me saco lentamente el casco y lo giró para ponérmelo de la forma correcta. Tenía esa pequeña sonrisa en sus labios de la que ya me había acostumbrado, era del tipo "Mira lo que haces, Joaquín". Estaba tan cerca de mí que podía sentir su calor corporal.

- Así esta mejor –me dijo y me dio una mano para ayudarme a subir a la moto-

Alcé una ceja.

- ¿Qué? ¿Crees que no tengo modales?

- Yo no he dicho eso... Sólo que no te imaginaba tan.. caballero.

- Tú imaginas lo peor de mi.
 
- Eso no es cierto, solo te imagino según lo que muestras que eres –le contesté refiriéndome a todas las veces que lo vi en fiestas, rodeado de chicas y alcohol.

- A veces lo que demostramos no es lo que realmente somos, como a veces lo que demostramos en el exterior no es lo que realmente sentimos en el interior.

Pestañeé sorprendido ante lo que acababa de decir, pero no pude pensar mucho en ello ya que me agarró de la cintura y me alzo para ponerme encima del asiento de la moto, luego él se posicionó detrás de mi. 

- ¿Listo? –me preguntó-

- No –dije aterrorizado- ¿Cómo funciona esta cosa?

- Primero tienes que poner tus manos en los manubrios –me explicó agarrando mis manos y colocándolas en los manubrios- luego, asegúrate de que el espejo que tienes de costado este bien posicionado. Con el manubrio derecho aceleras, con el manubrio izquierdo frenas ¿Entiendes?
 
- Eso creo.

- Yo voy a estar ayudandote.
 
- Me quedo más tranquilo –le dije sarcásticamente-

Al principio Emilio comenzó a conducir y a hacer todo el trabajo mientras yo solo estaba rezando por no morirme.

- Vamos, hazlo tú –me dijo poniendo mis manos en los manubrios de nuevo y dejando las suyas a un lado- No es difícil ¿ves?

Agarraba los manubrios con fuerza mientras pasábamos el largo estacionamiento del colegio. Comencé a relajarme cuando me di cuenta que lo estaba haciendo bien. Antes de llegar a la salida Emilio me ayudó a dar la vuelta con la moto y seguimos así.

De repente un auto nos hizo luces para salir de donde estaba estacionado.

Pensé que las luces habían significado que nos dejaba a pasar a nosotros primero así que seguí avanzando.

- ¡Frena! –me gritó Emilio cuando se dio cuenta que el auto estaba avanzando y estábamos por chocarlo-
 
Traté de frenar pero en vez de presionar la manilla izquierda presione la derecha y cuando Emilio quiso frenar él mismo ya era demasiado tarde, habíamos chocado un auto negro.

Mi corazón latía muy rápido y no sabía que hacer. El conductor del auto se bajo y nos quedamos boquiabiertos... era nuestra profesora de matemática. Estábamos en serios problemas.

—————-

- ¿Y en que estaban pensando cuando decidieron comenzar con sus clases de manejo en el estacionamiento del instituto? –preguntó el director enojado-

- Es que el joven Gress estaba ansioso por comenzar ya mismo.

Lo fulminé con la mirada.

- ¡Eso es mentira!

- Y aunque así fuera –continuó el director- usted  señor Marcos tiene que percatarse de los daños que podía causar.

Emilio suspiró.

- Ya sabe señor director –dijo estirando sus largas piernas- es difícil decirle que no a una cara bonita.

Me quedé boquiabierto sin poder creerlo, este chico seguía burlándose de mi y yo iba a matarlo.

- Bueno alumnos como se imaginarán la profesora está muy enojada con ustedes y quiere que les de un merecido castigo.

Hice una mueca, nunca había sido castigado en el instituto. Mi madre iba a matarme. Muchas gracias, Emilio.

- ¿Y cuál va ser nuestro castigo? –le preguntó Emilio visiblemente aburrido-

- Dos semanas de detención.

-¿Qué? –pregunté indignado.

- ¿Prefieres eso o que los suspenda por una semana?
 
Me quedé callado. El hombre tenía un punto.

- Eso creía, entonces nada más que decir. Pueden irse. –finalizó el director-

Al salir Emilio puso un brazo sobre mi hombro.

- Eso fue divertido –dijo con una sonrisa de medio lado-

- Eso no fue para nada divertido –le contesté mirándolo mal- voy a devolvértela.

- Vamos, no fue tan malo. Acuérdate de que hoy iremos a ver a CNCO...

Sonreí al recordarlo y de repente se me ocurrió una idea brillante.

- Ahora me tocaría a mi obligarte a hacer algo que suela hacer yo ¿no? –pregunté entusiasmado-

- Si..

- ¡Genial! Ven a mi casa antes de ir al concierto.

- Tu emoción me da miedo ¿Sabes? ¿Va a ser muy malo?

Oh, ni se imaginaba.

¡ᴇsᴛᴏ ᴇs ɢᴜᴇʀʀᴀ! -εмιℓιαcσ- ✓✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora