5.- Cinco

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La chica se levantó con pesadez, necesitaba un descanso pero dormir no era opción, ya ni siquiera lo intentaría de nuevo.

Con algo de dificultad caminaba hacía la azotea, quería tomar aire, al menos por un rato.

Mientras se acercaba poco a poco, una suave melodía recorría los rincones del lugar, esparciéndose para deleitar sus oídos, era el violín de Vanya.

Un aura azul yacía a su alrededor, parecía tan tranquilo, se movía al compas de las notas, llevando la brisa consigo, causando algo de movimiento al rededor suyo.

No entendía del todo, ¿no se suponía que número siete no poseía don alguno?

Todo se detuvo cuando la contraria dejó de tocar, al parecer no se había dado cuenta, así que solamente dejó el tema de lado.

- ¿Beth? - no tardó mucho en acercarse a su compañera para tomarla entre sus brazos y entregarle la calidez que el frío del lugar les robaba - Te extrañé hoy, iba ir a verte pero Luther estaba ahí -

- También te extrañé, Vanya - decía dedicándole una sonrisa a la mencionada

Se separaron, sin saber que decir número ocho solo se sentó en el suelo, invitando a siete para imitar su acción.

— ¿Porqué no...sales de tu habitación últimamente? – intentó de decirlo de la manera más calma posible.

— Cosas de mis poderes, Vany – aclaró ella con tranquilidad, para después acariciar el cabello de la contraria.

— ¿Eso quiere decir que pronto volverás? –

La pregunta se quedó en el aire, hubo un minuto de silencio, se sintió como una eternidad para ambas, Iracebeth se limitó a asentir.

El lugar era tan callado y el cielo tan hermoso, estaban lejos de todo lo malo que había en las calles.

Le daba paz a ocho, no era un secreto que era su lugar preferido en la academia, a parte de su habitación y la sala de esta.

Número siete solo miraba el rostro de su amiga, intentando descifrar sus pensamientos, quería al menos una señal de que pronto todo estaría como antes.

— ¿Cómo funcionan tus poderes exactamente? – el tono inseguro en que lo preguntó era más que notorio pero fue ignorado por su compañía.

— Bueno, puedo ver el pasado, presente y futuro, tanto el lejano como el cercano, aunque uno es más complicado que el otro, los eventos más complejos suelo experimentarlos como si estuviera ahí, a veces puedo verlos de forma fácil y por mi cuenta, otras veces no, llegan de golpe y duelen – contestó con su mirada en la nada, su voz tenía un tono tan neutral que hacía que a Vanya le dieran más nervios.

— Leí en el diario de papá que no puedes cambiar acontecimientos grandes –

— Es justamente lo que intento, cambiar eventos grandes, al menos intentarlo – su mirada se posó en la de los ojos ajenos, viendo el rostro confuso de la inquieta chica - Tranquila, no va a pasar nada.

Vanya lo sentía como una gran mentira pero tal vez era solo la desconfianza que tenían por naturaleza, desearía poder ser tan serena como ocho a veces.

- Vanya...cuando estaba subiendo para acá, te vi...estabas usando tus...poderes - su voz bajó de volumen, miró atentamente a su acompañante, sus ojos estaban cristalizados.

¿Era una broma?

Iracebeth no hacía ese tipo de bromas, sabía que eran dolorosas para ella.

Cartas - Umbrella Academy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora