9.- El acuerdo

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La petición de Klaus era sencilla, pasar todo un día como si fuera cualquier otro, asistir al desayuno, comida y cena, también al entrenamiento y al final del día dormir juntos.

Esta fue aceptada por la fémina que solo deseaba ver a su mejor amigo feliz, podía hacerlo, solo puso una condición.

En todo el día número cuatro tenía totalmente prohibido ingerir alcohol o cualquier tipo de droga.

A pesar de poner algo de resistencia al inicio, este cedió, de igual forma después de eso podría meterse lo que quisiera.

Y ahí estaba un sonriente número cuatro sentando en la cama de ocho, esperando a que esta terminara de acomodar su saco y corbata para bajar juntos al desayuno.

— Si sigues sonriendo así dolerán las mejillas – mencionó la chica volteando a verlo.

— Me emociona mucho – este se levantó tomándola de la mano para salir de la habitación, cuando al prestar un poco de atención notaron que un chico bastante familiar los esperaba ahí.

— Entonces si vendrás – susurró seis más para si mismo que para los otros con los ojos más brillantes que podría haber tenido en la semana.

— Claro que lo haré, hermanito – respondió con una sonrisa que contagió al mencionado.

Los tres caminaron hasta el comedor de la Academia con alegría en el ambiente o al menos eso decían sus luminosos rostros.

Hacían preguntas habituales y compartían una que otra cosa sobre los días anteriores.

Estaban felices por que ella también se veía feliz.

— Buenos días, chicos – saludó la castaña en la mesa, quien iluminó su rostro al ver a su compañera.

Pronto los miembros comenzaron llegar tomando lugar en sus asientos.

Todos notando la presencia en aquella silla que estuvo vacía por tantos días.

Estaban gustosos de tener al fin la tan pacífica presencia de la castaña, recibía a todos con una sonrisa plena y preguntando por como habían dormido, esos pequeños detalles eran los que hacían que se ganara el cariño de todos.

— Comiencen a comer, niños – sugirió Grace con total amabilidad a espaldas de número dos.

Hicieron caso, aunque la vidente se notaba sutilmente inquieta, cosa que solo el ojiverde a su lado notó.

La castaña levantó su cabeza al sentir el tacto ajeno en su hombro.
Encontrándose con los ojos verdes que tanto comfort le brindaban.

— Beth, vendrás al entrenamiento? – preguntó dudoso Diego, observando a la chica.

— ¡Lo hará, también se quedará a –

— Estará con nosotros el resto del día – respondió Ben tranquilo después de interrumpir a Klaus, quien hizo un puchero debido a aquella acción.

Cinco y Allison se mostraron bastante sorprendidos, ambos enfocando sus miradas en la menor, esta solo esbozó una sonrisa tímida y asintió con naturaleza.

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