Parte 2: Plan

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2-Plan

**Soujun**

El roce de las puntas de mi cabello sobre mis pómulos sonrojados y sudorosos me hace resoplar mientras muevo las sartenes sobre los fogones de la cocina intentando que ninguna se me queme. El calor que empieza a hacer en este inicio de primavera es sofocante y no quiero ni pensar cuando llegue el verano, pero, aun así, estoy acostumbrado. Cocinar para tantos en casa es algo que se ha convertido en una rutina tan cotidiana que podría hacerlo con los ojos cerrados.

Me giro sobre mí mismo al oír unos gritos atolondrados bajando de la escalera y veo a mi hijo Keigo tirado en el suelo agarrándose un pie aullando de dolor mientras mi primogénito Ogido se ríe al inicio de la escalera de su hermano.

-¡¡Lo has hecho aposta Ogido!!! ¡¡queríais que me matara por las escaleras para quedarte la herencia!!!-

-No seas tan pardillo, nii-san, ya sabes que el heredero de padre soy yo-

-¡¡Arggggh!!! ¡te odio!!! ¡¡madre!!-

-Siempre estáis igual...- resoplo mientras me acerco a Keigo con un paño húmedo limpiándole la rozadura que se ha hecho en la cara al caerse. Ogido se pasa las manos por su corta melena aun un poco burlón, aunque cuando ve mi gesto de amonestación se inclina a ayudar a su hermano a levantarse.

-Vamos Keigo-nii, si en el fondo sabes que te quiero...- sonrío al ver que Ogido se comporta como un buen hermano mayor al final y recibo con un abrazo a mis otros dos pequeños cuando bajan la escalera reclamando mi atención.

-Buenos días, madre...- mi única y bonita hija, Hinamori, me sonríe con las mejillas sonrojadas mientras acaricio el cabello de mi hijo más pequeño, Yuichi que ríe animadamente. Les hago un gesto para que se sienten a la mesa todos y poder desayunar en familia como cada mañana.

-No os atragantéis comiendo que hay para todos...- Ogido muestra sus respetos antes de comer agradeciéndome por la comida igual que sus hermanos imitándole. Estoy muy orgulloso de mi primogénito, con veinte años ya es todo un hombre prácticamente y Keigo pese a tener dieciséis años, le sigue muy de cerca en cuanto a ir madurando, pero no tanto como Hinamori teniendo un año menos que él. A veces hasta Yuichi con solo cinco años me parece el más maduro de los cuatro, pero...verles así, todos con sus cabellos y ojos castaños...me hacen recordar cada día que son una calcomanía de su padre.

-Buenos días familia- sonrío al ver como mis hijos se muestran entusiasmados al ver a su padre, Aizen Sousuke, bajando por las escaleras abotonándose la camisa y atusándome el cabello antes de besar mi mejilla al pasar por mi lado sentándose en la mesa presidiéndola.

-Espero que hayáis agradecido a los dioses y a vuestra madre presente los alimentos que estáis recibiendo, hijos-

- ¡Siiiii!!!!- Sousuke me mira sonriente mientras retiro los platos una vez van terminando y cada uno va cogiendo sus cosas para ir a la escuela de la comunidad.

-Será mejor que los vigile que son capaces de quedarse en el camino jugando- mi esposo coge su maletín estirando los brazos cuando le pongo la chaqueta y se la abrocho mientras me mira. Después acaricia mi rostro con cariño y coge de la mano a nuestro hijo pequeño dejándome solo en la casa como de costumbre para que haga los quehaceres domésticos. Todos los días hay mucho trabajo y apenas tengo tiempo para aburrirme. Tengo que hacer la colada, ir al herbolario y al huerto del jardín a plantar más semillas.

- ¡Soujun!!- a mitad de mis quehaceres diarios a mediodía y pensando que preparar de comida para cuando venga mi familia a casa, abro los ojos al ver a mi padre en la valla del jardín esperándome a que me acerque para saludarle.

"Compartidos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora