Parte 4: Humillación

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4-Humillación

**Soujun**

Entrecierro los ojos sumido en mi ensimismamiento sin llegar a oler la comida que se me está quemando en la sartén hasta que la voz de Sousuke me sorprende sobresaltándome.

-Soujun, eso se está quemando- aparto la sartén del fuego siseando de dolor al haberme quemado un poco y Sousuke viene hacia mí para meter mi mano en un barreño de agua fría aliviando el escozor antes de que se me forme ampolla.

-Ya está...solo es un pequeño roce, menos mal...- trago saliva mientras le miro con ojos brillantes y él me sonríe acariciando mi cabello. - ¿Estás bien? te noto algo distraído-

-Estoy bien, gracias...no tardaré en terminar el desayuno, te guardaré tu parte para que te la lleves al templo-

-Te lo agradezco porque tenemos mucho trabajo atrasado. Encima con el regreso de ese Coyote desgraciado, tenemos que meditar en el consejo que castigo proporcionarle- sigo cocinando mientras escucho a mi esposo viendo cómo se acaricia la barba gruñendo.

-Yo por mí le echaría a patadas. Un hombre que lleva tanto tiempo en el mundo exterior puede traernos muchos problemas, estará corrompido hasta las cejas-

-Sí...puede ser la mejor solución...-

- ¿Ves? Sabía que coincidirías conmigo ¿Qué va a hacer aquí? No tiene esposo ni hijos, es un vividor errado que no tiene donde caerse muerto si no fuera por el beneplácito de su padre-

-Un padre siempre quiere lo mejor para sus hijos ¿no? -

-No si tu hijo echa por tierra toda nuestra crianza y enseñanza- Sousuke besa mi frente haciéndome suspirar y sonríe cuando le doy el almuerzo en una caja de madera. –Menos mal que nosotros tenemos unos hijos increíbles que no nos darán disgustos-

-Que los dioses te oigan querido...- Sousuke sale de la casa mirándome con devoción y resoplo intentando no pensar en la conversación mientras atiendo a mis hijos como todos los días en mi rutina cotidiana.

-Keigo deja en paz a tu hermano por favor- consuelo a Yuichi que empieza a sollozar cuando su hermano mayor se mete con él para divertirse un rato. –Ogido hijo, ocúpate de ellos mientras os termino los almuerzos para la escuela-

-Madre, se me ha roto la manga del vestido...- suspiro mientras me acerco a mi hija con la caja de costura sacando hilo y aguja para coserle la tela rasgada viendo cómo queda decente para hacerla sonreír.

-Gracias madre...- beso a mi hija en la mejilla dándole su caja con comida y los cuatro se despiden de mí antes de dejarme la casa para mí solo como siempre. Dioses...el ajetreo de las mañanas es demasiado frenético, casi me quita la energía para todo el día, pero aún tengo que hacer muchas cosas....

Voy recogiendo la ropa sucia de las habitaciones echándolas en una cesta junto a las sábanas metiéndome una pastilla de jabón en el delantal que llevo puesto sobre la ropa antes de salir. Me recojo el pelo bajo el gorro intentando no dejar a la vista ningún mechón rebelde y salgo de casa en dirección al río para ir a hacer la colada más grande que no puedo hacer en casa. Tendría que cargar con varios cubos del pozo para poder lavar toda la ropa y con el agua del río fluyendo constantemente terminaré antes.

Sonrío aliviado al ver que aún es muy pronto para juntarme con otros donceles que suelen venir también a lavar la ropa y dejo mi cesto entre unas rocas acercándome al agua con la pastilla de jabón para hacer espuma cuando veo que una zona del agua empieza a hacer burbujas y ondas demasiado grandes hasta que una cabeza seguida de un cuerpo desnudo emerge tirándome de culo al suelo por el susto.

"Compartidos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora