Parte 18: Ayudas

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18-Ayudas

**Starrk**

Releo una vez más la última carta que mi padre me envió al centro para contarme novedades en la comunidad. No he vuelto a recibir cartas recientes y eso me preocupa un poco pero bueno, a saber, que estará pasando por allí. La verdad es que tampoco dice mucho, sé que me oculta muchas cosas y simplemente se centra en hablarme de lo que realmente quiero oír. Sobre mi hijo. Mi pequeño Rei que ha vivido con mi padre todos estos meses y al que cada minuto que pasa, siento que le echo más de menos. Me arrepiento. Joder, realmente me arrepiento de haber sido tan gilipollas y dejarme llevar por un trauma que casi me hunde por completo. No quiero volver a ser ese hombre loco y vengativo que no veía más allá de su odio ignorando todo el daño que estaba causando. En especial a él....

- ¿Cómo te encuentras, Starrk? - me termino de abotonar el cuello de la camisa frente al espejo del baño viendo en el reflejo a mi médico psiquiatra, Ishida Ryuken, que me mira tan serio como de costumbre tras sus lentes.

- ¿Preparado para volver a la civilización? - asiento seguro de mí mismo y él entrecierra los ojos –No me hagas arrepentirme de darte el alta tan pronto-

- ¿Pronto? Llevas meses torturándome con tu terapia, apiádate de mí- cojo la chaqueta de la percha para echármela sobre la camisa estirando las mangas mientras le miro. –Además, tú sabes que es inútil retenerme. Ya he perdido mucho tiempo-

-No ha sido tiempo perdido, sino requerido, Starrk. Reconozco que eres el paciente más fuerte que he tenido y tu recuperación ha sido más notable de lo que esperaba, pero, aun así, debes tener cuidado y seguir la pauta de mi tratamiento-

-Lo seguiré a rajatabla, lo juro- Ryuken me mira algo desconfiado haciéndome tragar saliva. No es un hombre al que le guste bromear y la verdad es que lo he pasado fatal en sus manos. Las terapias no han sido duras por los medicamentos, sino por las intensas conversaciones y técnicas de recuperación mental. Me agotaban muchísimo y sacaban muchos sentimientos de mí entremezclados, pero ahora sé cómo gestionar las emociones. O al menos lo intento.

- ¿Vas a volver a la comunidad a por tu hijo? -

-Primero tengo que disculparme. Es el principal objetivo de toda la terapia ¿no? - Ryuken sabe de la persona a la que hablo, del único hombre que, tras aclarar mi mente, me he dado cuenta el intenso daño que le he hecho. Soujun. Ryuken me contó no hace mucho que estaba ingresado en el hospital donde trabaja su padre, Ishida Souken y que atendió a Soujun durante su convalecencia. No sabía el motivo, simplemente su padre le había mencionado a ese paciente en una de sus conversaciones. Ya sé cuál es el primer sitio al que debo ir.

Apenas puedo respirar cuando nervioso los papeles del alta y los celadores me miran de arriba abajo tensándome.

-Menos mal que esta vez sales por la puerta grande y no escapándote, Coyote. Menuda guerra nos diste en el pasado-

-Ya no soy ese hombre y no pienso volver a serlo. Siento haberos molestado- veo cómo se sorprenden tras mi disculpa, pero ya que dejo esta etapa de mi vida atrás, lo hago como debe ser. Agradecido y fuerte por la lucha que tengo por delante, mucho más dura de lo que imagino. Aún me da la risa nerviosa y avergonzada cuando recuerdo la carta en que mi padre me confesó que Aizen le había dicho que Soujiro él y eran amantes y que el hijo que creía mío, era de él. Dios... pero ¿cómo pude ser tan imbécil? Tan...ciego...por un tío que no me quería, que jugó conmigo...aunque aún me duele saberlo, necesitaba ese golpe de realidad para salir de mi locura. Gracias a esa confesión, yo me he recuperado antes. Voy a tener que agradecérselo a ese cabrón y todo, que ironía de vida....

Trago saliva al rememorar el rostro desencajado de Soujun la última vez que nos vimos y aprieto los dientes con rabia. Dios...cada vez que le recuerdo, la culpa me mata...era un buen hombre y seguramente el único que ha tenido verdaderos sentimientos hacia mí pese a todo...más de los que pudo tener Soujiro alguna vez....

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