Cap 3

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No podía parar de pensar. Runas así de fuertes... solo los brujos muy poderosos podrían prepararlas, y visto lo visto, no me tienen mucho cariño. Solté un grito de rabia. Si odiaba algo era que me subestimasen, aunque viniendo de un humano era hasta gracioso...¡Cómo no se me había ocurrido! La mayoría de las veces puedo decir con orgullo que mi mente es ágil, pero esa no era una de esas ocasiones. Los humanos corrientes seguro que estaban metidos en esto, en cuanto podían se aliaban con los brujos para alzarse en nuestra contra. Otra cosa no, pero persistentes sí eran, nunca ganaban.

Salí corriendo de la cueva, para encontrarme en un laberinto subterráneo. En el exterior todo parecía igual de inhóspito que un desierto. ¿Cuánto tiempo llevaba allí metida?. Intenté establecer una conexión mental con Ruagh, pero no me respondió. Cada vez estaba más convencida de que me había perdido algo gordo.

Después de varias llamadas a la Administración del Orden, sentí que Katcha me oía.La Aministración del Orden, como su nombre indicaba, existía para asegurar la armonía y el orden dentro de los demonios. Se encargaban de encomendar misiones, solucionar problemas... Como el defensor del pueblo humano, más o menos.

Pedí a Katcha que algún demonio alado me fuera a buscar y corté la comunicación. Lo malo de las conexiones mentales es que no pueden durar más de un par de minutos y solo las puedes establecer con alguien que conozcas.

No tuve que esperar mucho, enseguida vi descender a un demonio alado desde el cielo. Lo que daría yo por parecer tan aterradora a ojos humanos, lo único antinatural en mí que me señalaba como no humana eran mis colmillos y mis ojos de un intenso color burdeos. Inclinó la cabeza a modo de saludo y le imité. Me subí a su espalda e iniciamos el camino a Techkala, hogar de los demonios, mi casa.

Ojos de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora