-Empezaremos por algo sencillo.¿Cuál es tu nombre?
-Me puedes llamar como más te guste muñeca,contestó lujuriosamente mientras se relamía los labios.
No vio venir mi mano hasta que le golpeé la mejilla con suavidad. Bueno,para él no creo que fuera con suavidad.Echó la cabeza hacia atrás,al tiempo que emitía sonidos extraños.
-Jodida zorra,¿quién te crees que eres?preguntó con el rostro desencajado de la ira.
-La jodida zorra que te va a matar en unas pocas horas si tienes suerte.
-¿Qué más te da saber cómo me llamo?preguntó furioso.Meneé la cabeza de un lado a otro a la vez que le tomé la mano-No lo entiendes,yo pregunto y tú me contestas,da igual la pregunta.
-¿Por qué?
-Porque yo tengo el poder,contesté al apretar su mano hasta oír un crujido.Se la había partido.Gimió sonoramente.Bufé triste,era demasiado débil para ser un rival digno.Me diría todo lo que supiera al momento sin poder degustar sus intentos de resistirse.
-Loras Villerald,dijo nada más notar que disminuía la presión sobre su mano.Finalmente me alejé un poco para que se calmase,al ver un charco en el suelo que se le había escapado del miedo.
-¿Qué nos hicieron?recuerda,dije con una voz dulce que no ocultaba una amenaza.Si me mientes o te niegas a hablar solo será peor para ti.Estaré encantada de encontrar la más mínima excusa para hacerte sufrir por lo que tu indigna raza de chamanes de poca monta ha provocado.
Esta vez ni el miedo que me guardaba consiguió aplacar su enfado.Para un mágico,ser llamado chamán era un insulto ya que se consideraba que estos eran simples humanos expertos en el cultivo de plantas con propiedades mágicas y hierbas curativas,sabios en leer señales ocultas en la naturaleza.A mí los chamanes no me causaban ningún sentimiento de repulsión ni me inspiraban una sensación de superioridad como les pasaba a los brujos.Yo había tenido la oportunidad gracias a mi multitud de años por este mundo de encontrarme con alguno.
La primera vez que conocí uno,me sorprendió lo mucho que me agradaban.En seguida te das cuenta de que son seres sabios y de naturaleza bondadosa,la cual les impulsa siempre a cuidar de los seres que necesitan de su ayuda y aprecian enormemente la tierra y lo que brota de ella.Aman la vida.
Me recuerdan mucho a los curoseys,casta de mi raza a la que respeto y cuyo amor por la vida me gusta tanto.Siempre les he envidiado en cierta manera,porque a pesar de que considere que un ser superior nos ha enviado a este planeta para que cumplamos la función de nuestra casta,desearía tener el don de curar allí donde la muerte y la enfermedad gobiernan,crear de la nada donde antes solo había oscuridad y vacío.Sentir una energía potente y brillante,que manase de mí,recorriendo mi piel en mitad de una corriente eléctrica,sabiendo que era pura vitalidad.
En lugar de eso por donde yo paso siembro un camino de destrucción,muerte y terror.Arrebato la energía luminosa a todo lo que toco,transformándolo en la nada,marchitando las cosas antes rebosantes de vida.Quisiera sentir esa vibración enérgica en vez de ese veneno que corre por mis venas cuando uso mi don del dolor,que fluye con una mortífera calma,letal como una serpiente agazapada para morder a su presa.
Una sensación de humedad en la mejilla me devolvió a la realidad.La palpé,realmente perpleja.Me había escupido.El muy desgraciado había tenido el valor de escupirme.Puede que pudiera desquitarme un poco aquella noche aunque me esperaban unos suculentos premios a los que atrapar.
- ¡Te pudrirás en el infierno,como la mayoría de tu especie lo hace ya!clamó totalmente fuera de control,como un perro rabioso.Mi risa resonó a lo largo de la amplia estancia,no se que notó en ella pero lo acalló de forma incluso más efectiva de lo que lo hubiese hecho un hacha en su pecho.
-¿Querido patán,se supone que venimos del infierno no?pregunté contra el lóbulo de su oreja con mi voz más dulce.-Si llego entonces estaré como en casa.Estaré en casa,acabé mientras le derribaba de un puntapié en el esternón.Cayó al suelo jadeando y agarrándose el abdomen y las costillas con las manos.Pensé en tenerle piedad pero recordé mi promesa en el jardín de los dioses,mi deseo de vengarme y la sensación de impotencia.
Me agaché para agarrar su larga melena fuertemente al mismo tiempo que le propiné un golpe con el antebrazo que le rompió la nariz,de la que brotaba sangre en abundancia.Con el reverso de la mano hice contacto con sus sinuosos labios,esos que se habían permitido el lujo de hablar con una seguridad y una arrogancia de las que no tenía el derecho a hacer gala.
Pateé su estómago segura de haberle partido al menos unas cuantas costillas.Respiré hondo al notar como emitía sollozos estridentes y suplicaba que parase.El problema era que no quería hacerlo.El frenesí se apoderaba de mí a momentos y sabía que si continuaba no sacaría nada en claro.Le mataría.Mi interior hervía deseoso de continuar destrozándole hasta que no quedase más que un amasijo ensangrentado y yo entera estuviera cubierta de su sangre.Pero no era un ser irracional y violento,era fría y calculadora,una astuta estratega.
-Habla,dije con áspera voz antes de arrepentirme de abandonar la acometida.Percibí mucha humildad en él,seguro de que definitivamente,era un monstruo al que no convenía hacer enfadar.
-No sé mucho,mi señora,solo los brujos del círculo interno tienen toda la información.Los que en aquel entonces vivían encontraron un libro antiguo.Era antiquísimo,de aquellos tiempos en que nuestra especie no era lo suficientemente fuerte para ejecutarlos.
Para hacer el hechizo que les durmió se necesitaba un nivel de magia tan avanzado que estaba claro que no se había intentado anteriormente,por miedo a matar al propio mago.Pero eran más fuertes que nunca y se arriesgaron.No tengo la más mínima idea de cualquiera de las preguntas que te puedan surgir a través de mi relato pues te he dicho todo lo que sé.
Anduve de un lado a otro meditabunda,pensando en la poquísima información útil obtenida.La única era que visto lo visto,el círculo interno era el grupo que lideraba a los brujos,formado por lo que realmente importaba.Mis verdaderos objetivos.Los que recibirían mis visitas de cortesía.Les daba un gran honor que no apreciarían con total seguridad.Solo tenía que enterarme de quiénes lo conformaban y de que reyes con familia real incluida debía ocuparme.
Así de sencillo.¿Por qué que es una raza humana sin sus líderes?corderillos perdidos y abandonados.
Me sentí feliz al pensar que me aguardaba un largo y sangriento camino de venganza y justicia.
Pensé en preguntarle quiénes tendrían la suerte de formar parte de mi lista de terneros con una cita para el matadero,pero realmente no quería ver esos ojos de terror y crispación ni su voz temblorosa.
Me sentí compasiva y decidí no recurrir a mi don ni hacer larga su muerte como prometí.-Os destruiré,le dije con voz solemne.Él simplemente me observó con una mirada cansada de derrota,tantas veces contemplada en la cara de tantas personas distintas.
-¿Por qué me amenazas cuando estás a punto de matarme?No tiene sentido.
Ese era el problema.Nunca nadie me ha entendido,por mucho que me conozcan.Aunque supongo que es porque nunca nadie de verdad ha descifrado el código que guardamos cada uno de nosotros,aquel que nos hace razonables.O puede que nadie lo haya intentado jamás.
-No es una amenaza.Es una promesa,rebatí con una sonrisa cuando cogí su cabeza entre mis manos y la hice girar en un ángulo imposible,rompiéndole el cuello.
-Por cierto,nunca me ha gustado el pelo largo en los hombres,murmuré para mi misma al dejar de tocar uno de sus mechones.
Estaba ansiosa por conocer el nombre de aquellas personas de las que me haría su peor pesadilla.Aunque antes debía tomar un baño.Estaba empapada en sangre,muerte y dolor.Lo que yo era.
hola!he intentado que este capítulo fuese un poco más largo ya que llevaba un tiempo sin escribir,espero que os guste ya que le dí muchas vueltas hasta que me gustase del todo.Si os ha gustado,no os olvideis de votar y comentar.Besos:)
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Ojos de sangre
FantasyVaya a donde vaya, siempre dejo una estela de muerte, dolor y destrucción a mi paso. ¿Por qué? Porque soy un demonio vengador. He recibido multitud de nombres a lo largo de mi existencia: ladrona de vidas, viuda negra, hija de la muerte, y por el qu...