-Mi lady despierte, ¡tiene que prepararse para su cita con el rey! abrí con los ojos al momento, los demonios no necesitamos dormir pero sí que nos da más energía hacerlo, e iba a necesitar estar en perfectas condiciones en aquel ambiente hostil, con criaturas que me consideran una aberración de la naturaleza. Me levanté de la cama y paseé la mirada por el cuarto; era de buen tamaño y elegante, con los baúles que me había dado Mariett con lo necesario para vestirme(estaban llenos de toda clase de trastos y accesorios inservibles) en una esquina y en el centro de la habitación estaba la cama, con un dosel de vaporosa seda blanca que la cubría de forma espectral.
-¿Cómo es eso? Explícate.
-Lady Mariett había pedido audiencia con el rey desde que supo que iba a venir a la corte; pidiendo presentar a su hija a su majestad. Aunque no sea una de las familias más influyentes de palacio la visita ha sido concedida.
-Menudo honor, repliqué con una mueca de desagrado. Estaba algo inquieta, pues mi misión comenzaría en el mismo instante en el que pisase el salón del trono para conocer al traidor, y la facilidad con la que llevase a cabo mi tarea dependía mucho de ese encuentro.
No tuve mucho tiempo para reflexionar del asunto pues Mariett entró como un terremoto haciendo aspavientos, con las mejillas coloradas de tanto gritar a las mil sirvientas que la seguían de cerca: -¡Ese no es el corsé que te dije! Gilda, trae los polvos que siempre se pone Lady Duncan que la dejan el cutis perfecto. ¡Corred, deprisa!
Me sentía mareada solo de ver el movimiento que se armaba en la estancia, y me dí cuenta de que aquel nunca sería mi lugar de descanso privado. Contemplé impotente la avalancha de personas entrando y saliendo a todo correr y suspiré.
-¿Puedo saber qué pasa?
-¿Qué que pasa? Mariett me miraba sin comprender, con las cejas alzadas en confusión. ¿No sabes que vas a ver a la familia real?
-Sí, pero eso no responde a mi pregunta. La vi poner los ojos en blanco y no pude evitar sonreír, eso no era para nada lo que haría una señorita. Pero sabía que si decía algo lo negaría todo. Me arrastró a una bañera ya llena de agua caliente y entre dos sirvientas me bañaron y lavaron el pelo. Creo que no me había sentido más estúpida en mi vida, pero me dejé hacer sin quejarme.
Llegado el momento de ponerme el corsé, la cosa cambió. Ese era un arma mortal que solo servía para que te cortase la respiración y se te clavase en las costillas. Intenté explicárselo amablemente a Mariett, pero como parecía a punto de que le saliese espumarajos por la boca cual perro rabioso, me resigné. Cuando acabaron de arreglarme me miré en el espejo de cuerpo entero, sin saber que esperarme.
El vestido como había temido, era monstruosamente grande, blanco con delicadas rosas rojas cosidas. Llevaba una tiara que para mi sorpresa no era una horterada, y quedaba bien en mi pelo recogido. Pero en lo que de verdad me fijé fue en mis ojos. Antes de salir hacia aquí un demonio de pesadilla había creado una ilusión para que no pareciesen rojos. Me había preguntado de qué color les quería, y yo le contesté sin dudar castaños. Siempre me habían parecido más cálidos y confiables que los claros, esa era la impresión que quería causar: ser una chica cálida y de confianza.
-Muy bien chicas, podéis salir, dijo Mariett rompiendo el silencio. Las chicas se fueron corriendo y solo quedamos ella y yo. Me percaté de que si fuera humana, tendría un gran miedo a quedarme a solas con semejante mujer. -Estás preciosa, susurró con una sonrisa. Iba a darla las gracias por su agradable cumplido cuando añadió: -a ver si no se fijan en tu impertinencia.
Iba a contestar que mi impertinencia era de lo que menos debía preocuparse cuando dio un respingo al mirar el reloj de pared. -Ya es la hora, vamos.
Me condujo sin resquicio de duda por los innumerables pasillos del palacio, que más que eso daba la impresión de ser un maldito laberinto; hasta llegar a una puerta custodiada por cuatro guardas. Debían conocer a Mariett porque simplemente se inclinaron a nuestro paso a la vez que un hombre anunciaba: -Lady Mariett y su hija Lady Naya.
Avancé con elegancia y paso firme, ignorando a los nobles que cuchicheaban entre sí sin ningún pudor, pensando seguramente que eran discretos. Paré a unos pocos pasos del estrado, en el que descansaba el trono del rey. Mientras Mariett realizaba una profunda reverencia y se quedó así mientras miraba al suelo, yo me incliné ligeramente y me erguí, para mirar a mi futura víctima.
No pude evitar contrariarme al ver que lo que se sentaba en el trono no era más que un culo gordo y decrépito, cuyas mejillas estaban enrojecidas por la bebida, como pude comprobar cuando un fuerte olor a alcohol inundó mis fosas nasales. Agaché la cabeza fingiendo respeto para que no viese mi cara de repugnancia aunque algo tarde.
-Me sorprende tu cara de decepción muchacha, ¿no soy lo que esperabas? preguntó el hombre con una sonrisa, que me asombró tanto que a duras penas pude mantener la compostura. Me imaginaba a un hombre de mirada calculadora y astuta, serio y menos...como un borrachuzo alegre que te podías encontrar en cualquier prostíbulo de mala muerte
-No, seguramente no soy como los caballeros de brillante armadura y bonita sonrisa que aparecen en tus libros, dijo con tono burlón mientras él y sus hombres estallaban en carcajadas. Enarqué una ceja al comprobar que se estaban riendo de mí, pero seguía pensando lo extraño que se me hacía todo. El rey pronto se puso serio y me di cuenta de que debía decir algo para excusar mi cara, y rápido.
-Por supuesto que no, su majestad, no he encontrado nada en usted decepcionante, excúseme si mi expresión pudo ser malinterpretada... Venía a presentar mis respetos y tengo que agradecer su gran amabilidad a la hora de concederme este maravilloso...
El rey me hizo callar con un movimiento del brazo y se lo agradecía, pues estaba segura de que toda aquella basura se la creía tanto como yo. Además, ya se me estaban acabando las tonterías que decir.
-Estoy seguro de que serás un interesante...dijo, repasándome de arriba abajo sin ningún disimulo, mientras yo me esforzaba por no hacerle quitar sus sucios ojos de mí. Aunque, puede que si estaba interesado en mí me beneficiase. -Aporte a la corte y de que disfrutará aquí, terminó.
No hubo nada mínimamente interesante en el diálogo que le precedió, yo haciendo esfuerzos por no quedarme dormida, la reina nos concedió el honor de unas pocas palabras. Era una mujer amargada aunque trataba de ocultarlo, pero para mí no pasaba desapercibida su mirada de asco a la gente en general o la indignación cuando su marido miraba de más a alguna doncella que pasaba por allí.
Sus palabras, que muchos podrían confundir de corteses, eran frías y sin interés. -¿Querido, por qué no te acercas a conocer a lady Naya? preguntó con afecto en la voz. Me maravillé de como esa bruja mostraba sentimientos por primera vez en todo el rato con ellas.
Un joven se acercó a la reina desde el otro lado del salón. No había reparado en él ni un segundo pero ahora centré toda mi atención. Aparentaba unos dieciocho años y tenía el pelo tan negro como la noche. Su rostro era de pura indiferencia cuando me miró y yo al ver sus ojos, no dudé en que fuera el príncipe brujo del que tanto había oído hablar. Sus ojos eran calculadores y fríos. Sentía el reto en su mirada y no aparté mi vista de él, sabiendo que estaba acostumbrado a que todos le tuvieran miedo. Pues yo no te tengo miedo. Aguanté la mirada de sus ojos claros hasta que la apartó frunciendo el ceño. Dirigió unas breves palabras a Mariett para volver a mirarme, esta vez con desdén. Se fue sin haberme dicho ni las palabras de rigor y aunque el resto de la sala creían que debía sentirme humillada por tal desprecio a duras penas pude esconder una sonrisa.
Me sentía triunfal y no iba a poder esperar mucho para ver la mirada en sus ojos...cuando le matara.
*hola a todos! espero que os haya gustado este capítulo, me hacia mucha ilu narrar el primer encuentro de nayisah con la familia real. Ya que ha llegado al castillo creo que voy a crear ya el casting de personajes. ¿Qué os parecido este primer encuentro? no se os olvide comentar y votar si os gusta, os quiero:)*
ESTÁS LEYENDO
Ojos de sangre
FantasyVaya a donde vaya, siempre dejo una estela de muerte, dolor y destrucción a mi paso. ¿Por qué? Porque soy un demonio vengador. He recibido multitud de nombres a lo largo de mi existencia: ladrona de vidas, viuda negra, hija de la muerte, y por el qu...