𝗧𝗲𝗮𝗿𝘀 © Yeonbin

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En la mañana siguiente, antes de que Soobin despertara, Yeonjun decidió levantarse de la cama que terminó compartiendo anoche, tras consolar a Soobin, quien se encontraba todavía debajo de las sábanas.

Era la primera vez que compartía una cama de esa manera, abrazando a alguien. En el momento no le resulto incómodo para nada, pero una vez ya despierto, no pudo evitar sentir pena.

Aprovecho que Soobin seguía durmiendo y tomó una toalla para dirigirse a tomar una ducha al baño.

Hoy empezaban con las guías para el primer examen que iban a tener en la universidad. Yeonjun estaba un poco más relajado, pues él creía dominar todo los temas. Estudia comunicación, y a pesar de que aún no tiene claro en qué quiere trabajar en su futuro, le gustaría terminar en el mundo de la actuación.

Por otro lado, esta Soobin, quien estudia ingeniería informática, y ya tenía bien planeado cuál sería su futuro trabajo. Quería ser contratado por una gran empresa en tecnologías, como una que se enfocará en desarrollar videojuegos, y pasar el resto de sus días codificando en las computadoras.

Podrá sonar feo para algunos, pero a Soobin le encantaba lo que hacía.

Tras una ducha corta, Yeonjun cierra la llave para que el agua deje de caer. Toma la toalla y se seca antes de poner un pie fuera de la ducha. Enrolla la toalla alrededor de sus caderas, cubriendo de esta hasta sus rodillas.

Se posa frente al espejo del lavabo, admirando su propio cuerpo mojado. Saca un poco de crema y se la pasa por el cabello, peinándolo.

Pequeños flashbacks de anoche no dejaban de irrumpir en su cabeza.

—Yeonjun... —Soobin habló debajo de las sábanas.

—¿Mhm? —preguntó Yeonjun, quien estaba casi dormido.

—¿Por qué me dejaste de abrazar? —Soobin preguntó con timidez.

Al principio le había tomado por sorpresa el hecho de que Yeonjun llegara y lo abrazara, pero ahora quería volver a sentir el consuelo que los abrazos del chico le daban.

—¿Mhm? —musitó el mayor, confundido. Estaba algo perdido en su sueño que lo costó reaccionar.

—Nada. —le contestó el peliazul —. Nada, es una tontería.

Yeonjun no se había percatado en qué momento dejó de abrazarlo, quizás fue porque de poco en poco se iba quedando dormido. Pero al escuchar las palabras de Soobin, su corazón latió con rapidez, y el no entendía por qué, pero volvió a posar sus brazos por encima de las sábanas, abrazándolo.

Sacudió su cabeza, dejando de lado esos pequeños fragmentos de la noche anterior. Continuó arreglando su cabello, y nuevamente admirando su cuerpo en el espejo.

Cuando había terminado, abrió la puerta del baño listo para salir. Dio un paso fuera y sus ojos se encontraron con los de Soobin, quien aún tenía una cara de somnoliento y estaba sentado en la orilla de la cama.

Los ojos del menor recorrieron indiscretamente por el torso mojado de Yeonjun. El no tardo en darse cuenta de que Soobin veía su cuerpo, por alguna razón, no le molesto pero hizo que su cara se pusiera roja.

—Buenos días. —el pelirosa habló cabizbajo y caminó hasta donde estaba su pequeño armario.

Ya que no había suficiente espacio para dos armarios grandes, ambos tenían uno pequeño. Para Soobin era decente pero para Yeonjun, alguien que amaba la moda, no era lo mejor.

—Buenos días. —dijo Soobin después de tragar en seco.

—¿Dormiste bien?

—Sí...gracias. —se rascó la nuca.