Nuestro Amor

6

Estuve despierto toda la noche, llamando a los padres de Jean y a cualquier conocido que tuviéramos para preguntar si lo habían visto.

Todos me dijeron lo mismo, nadie había hablado o escuchado de él desde que salí del hospital. Había estado únicamente yendo a trabajar y cuidandome, ni si quiera había hablado con sus padres correctamente

Su madre me dijo que solo les enviaba mensajes hablándoles de mi condición, pero no habían podido verlo. Ella no me recriminó por mis acciones, solo me consoló y me dijo que todo estaría bien, que el volvería. Que no entendía mi dolor, pero iba a ayudarme a sentirme mejor.

Cuando colgué la llamada, llore de nuevo. Empecé a recibir mensajes de Eren y Armin diciendo que llamarían a los hospitales preguntando por el y se ofrecieron a venir a mi casa a acompañarme. A pesar de estar agradecido, rechace su ayuda. Ya habían hecho suficiente por mi

Me di cuenta que todos a mi alrededor estaban tratando de ayudarme, de hacerme sentir mejor. Que a pesar de mi actitud, seguían al pendiente de lo que sucedía conmigo.

Estaba agradecido, pero sobre todo avergonzado, por centrarme tanto en mi dolor que ignore a las personas que amaba. Sobre todo a Jean, era el que más había soportado, todos mis enojos, rechazos, yo fui el único que se alejo de el. No lo permiti estar a mi lado, y sufrir juntos la perdida de nuestro bebé.

A él también le dolía, el también lloraba.

Tome una desición por mi dolor, que de alguna forma lo afecto a el. Éramos un equipo, debíamos estar juntos, y yo lo arruine.

Suspire lleno de pesar, mientras me quedaba sentado en la sala, esperando que regresará.

Eran las 10:00 de la mañana, no había dormido nada mientras seguía esperando por el. Mis ojos me pesaban y debía verme horrible, pero necesitaba saber que estaba bien.

Lo había llamado cientos de veces a su teléfono pero en algun momento de la noche, dejaron de entrar las llamadas. Eso me había preocupado aún más.

Me levanté del sillón y camine a la cocina, buscando algo que pudiera comer. Al revisar los cajones, encontré una bolsa de café era la que siempre bebía Jean.

Estaba casi llena, pero no parecía que la hubieran tocado en semanas. Al abrirla, pude ver rastros de suciedad... Y eso fue suficiente para hacerme llorar de nuevo, porque Jean había dejado de beber su café favorito por mi culpa, era un terrible recuerdo de lo que perdimos.

Ni si quiera estaba la cafetera que usábamos, al buscarla la encontré arrumbada en el fondo de la alacena, debajo de todo.

Fue entonces que la puerta se abrió y Jean entro, había una gasa sobre su frente, donde lo había golpeado. Camine hacia el deprisa, pero el olor a alcohol me hizo detener mis pasos frente a el. El me miraba nervioso, sin decir nada.

–¿Dónde estabas?– Pregunté suavemente

–Dormi en un motel– Dijo con media sonrisa– No recuerdo mucho

–Bebiste demasiado– Dije empezando a jugar con mis dedos– ¿Fuiste al hospital?

–Si, aunque no fue muy grave– Tocó su frente, justo donde estaba la gasa– No necesite puntos...

–Lo siento tanto– Dije interrumpiendo sus palabras– D-De verdad... L-Lo siento...– Dije llorando, con la respiración entrecortada y soltando fuertes sollozos– Te lastime, no quería hacerlo, p-pero estaba molesto

–Marco...

–Te deje solo, era nuestro bebé... N-No debí hacerlo...– Sus manos rodearon mi cuerpo, me envolvió como siempre hacía– N-Nuestro bebé...