16

287 35 8
                                    

Algunos días más tarde, Jean se junto con un amigo nuestro que era abogado. Había estado ocupado organizando todo y llevando el caso ante las autoridades. Quería que el proceso fuera lo más rápido posible, el bienestar de Nataly se había vuelto algo mucho más importante que cualquier cosa.

La niña se había acostumbrado demasiado a nosotros, no preguntaba por su mamá y en algún momento empezó a llamar a Jean "papá" a todas partes donde íbamos. Jugaban juntos y convivían como padre e hija lo hacían, aprendimos muchas cosas sobre ella, algunas no muy buenas pero, eso ya estaba en el pasado. Iba a protegerla con todas mis fuerzas.

Jean había salido a ver al abogado, así que me había quedado solo con la pequeña Nataly. Habíamos hecho una pequeña "casa" alrededor de la sala, ella estaba emocionada y la había llenado de juguetes y comida.

Llamaron a la puerta así que tuve que salir del pequeño escondite mientras ella se quejaba. Le prometí volver rápido, antes de que comenzará a llorar.

–¿Dígame?– Pregunté al abrir la puerta

La sonrisa de Erwin fue lo primero que vi, haciendo que la mía desapareciera. Vestía un traje azul, y en sus manos un ramo de flores blancas.

–¿Ahora eres mensajero?– Pregunté cruzando los brazos

–Por ti sería cualquier cosa– Dijo guiñandome un ojo– ¿Puedo pasar?

–¿Qué quieres Erwin?– Pregunté sin moverme

–Solo vine a ver a un viejo amigo, ¿Algún problema?

–Sabes que lo es, habías dicho que eras un profesional– Dije con un suspiro– No lo estás siendo para nada

–Bien, admito que no– Dijo sin vergüenza– Pero tengo una buena razón para eso, ¿Puedes escucharme?

Quise decirle que no, golpearlo y hacer que se fuera, pero no podía. No cuando Erwin me sonreía con tanta inocencia. No lo odiaba, y realmente me agradaba, así que solo negué con la cabeza y lo hice pasar.

Nataly salió de su escondite y al vernos, puso una mirada extraña.

–Cariño, ¿Podrías dejarnos hablar un momento?– Pedí suavemente, ella me miró, en sus ojos se veía que no quería hacerlo pero termino asintiendo

–No tardes– Dijo ella, mirando a Erwin por un momento y luego subió las escaleras

–No le agrado mucho– Dijo Erwin riendo

–Es sensible a personas malas– Dije burlándome un poco– Ahora dime qué quieres Erwin

–Directo al grano, tan hermoso– Dijo tomando asiento en el sillón

–Erwin...

–Me gustas– Dijo entonces, sin dejar de sonreír– No puedo dejar de pensar en ti, desde esa noche

–No es así Erwin, solo es un capricho– Dije sonriendo suavemente– No pudiste tenerme, cómo estás acostumbrado

–Admito que quería hacerlo y me obsesionó la idea de tenerte debajo de mi...– Empezó a decir con voz seductora– Pero no es solo eso, no puedo sacarte de mi mente, tu mirada llena de tristeza me hace estremecerme. Cada vez que recuerdo tu sonrisa, mi corazón se acelera... No creo que sea solo un capricho Marco

Camine para sentarme a su lado, esto era complicado pero yo no iba a corresponder sus sentimientos, aunque estuviera enamorado de mi.

–Yo me equivoqué pensando que podía estar con alguien más y siento mucho haberte involucrado. Como dijiste, me sentía mal y me dolía el corazón pero, aún después de todo lo que hizo Jean y lo que hice yo, lo amo y no está en mis planes separarme de él

Nuestro Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora